Hace algún tiempo, el Criador reflexionaba sobre la tortura, en un posteo polémico. La provocadora pregunta del Criador fue, básicamente, si la tortura era un hecho injustificable en cualquier lugar y circunstancia. La respuesta que aquí damos a esa pregunta, mi respuesta, es afirmativa: es un hecho aberrante aún cuando en la decisión de torturar (o no) se jugara la suerte de todo la humanidad.
En esta respuesta se reúnen motivos normativos, cognitivos y prácticos. En términos normativos, torturar está mal, es un hecho atroz, indigno a la condición humana; creo que no hace falta argumentar demasiado en este punto, porque aún sus defensores no argumentan en este plano.
Segundo, en términos cognitivos, creo que el recurso a situaciones hipotéticas extremas es un instrumento falaz de argumentación: en este caso, ante tales circunstancias todo parece estar permitido; y, recurriendo a una estructura argumental inversa, también podría justificarse cualquier prohibición. ¿Permitiríamos abortar a la última mujer aún cuando significara el fin de la especie? En esta pregunta se esconde un elemento falaz, porque desde ese extremo hipotético quien argumenta se deslizará suavemente hacia circunstancias más cotidianas, para sostener una posición pro-life sobre un argumento basado en extremos. Inversamente, en el caso de los tormentos, realizará ese deslizamiento para defender su legitimidad.
Tercero, en términos prácticos, el acto de juzgar lo extraordinario de la circunstancia recaerá siempre en actores concretos, históricamente situados, que decidirán sobre la vida y la muerte sin control alguno. Aún cuando se pretendiera un control post facto, la información vital para evaluar los hechos caerá en la zona gris del poder estatal por motivos de seguridad. En este sentido, tal como argumentaba Bobbio, el poder invisible constituye una tensión inherente en la democracia porque Quis custodiet custodes? Ante la dificultad (en ocasiones lisa imposibilidad) de vigilar a los que ejercen el poder, relajar prohibiciones absolutas no parece ser una buena solución al problema del poder.
¿A cuento de qué viene esto? Amnesty International ha difundido un video en el cual muestra, en primer plano, qué es el famoso waterboarding. Lo reproducimos aquí porque, como argumentaron (recuperando a Dworkin) algunos comentaristas en el debate propuesto por el Criador, creemos que el mundo necesita de un tabú contra la tortura. Y el tabú se sostienen manteniendo permanentemente presente y vivia la imagen de lo que efectivamente son los tormentos.
En esta respuesta se reúnen motivos normativos, cognitivos y prácticos. En términos normativos, torturar está mal, es un hecho atroz, indigno a la condición humana; creo que no hace falta argumentar demasiado en este punto, porque aún sus defensores no argumentan en este plano.
Segundo, en términos cognitivos, creo que el recurso a situaciones hipotéticas extremas es un instrumento falaz de argumentación: en este caso, ante tales circunstancias todo parece estar permitido; y, recurriendo a una estructura argumental inversa, también podría justificarse cualquier prohibición. ¿Permitiríamos abortar a la última mujer aún cuando significara el fin de la especie? En esta pregunta se esconde un elemento falaz, porque desde ese extremo hipotético quien argumenta se deslizará suavemente hacia circunstancias más cotidianas, para sostener una posición pro-life sobre un argumento basado en extremos. Inversamente, en el caso de los tormentos, realizará ese deslizamiento para defender su legitimidad.
Tercero, en términos prácticos, el acto de juzgar lo extraordinario de la circunstancia recaerá siempre en actores concretos, históricamente situados, que decidirán sobre la vida y la muerte sin control alguno. Aún cuando se pretendiera un control post facto, la información vital para evaluar los hechos caerá en la zona gris del poder estatal por motivos de seguridad. En este sentido, tal como argumentaba Bobbio, el poder invisible constituye una tensión inherente en la democracia porque Quis custodiet custodes? Ante la dificultad (en ocasiones lisa imposibilidad) de vigilar a los que ejercen el poder, relajar prohibiciones absolutas no parece ser una buena solución al problema del poder.
¿A cuento de qué viene esto? Amnesty International ha difundido un video en el cual muestra, en primer plano, qué es el famoso waterboarding. Lo reproducimos aquí porque, como argumentaron (recuperando a Dworkin) algunos comentaristas en el debate propuesto por el Criador, creemos que el mundo necesita de un tabú contra la tortura. Y el tabú se sostienen manteniendo permanentemente presente y vivia la imagen de lo que efectivamente son los tormentos.
1 comentario:
Las campañas de Amnesty son excelentes. Excelentes.
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