Al final, más tarde de lo que aquí creímos, se fue el bueno de Martín Lousteau. Nadie daba dos mangos por el pibe, lo ningunearon a más no poder y, aún en estas circunstancias, creía que tenía margen para hacer política económica. Pobre, jamás entendió el rol que le cabía. Ahora viene otro, que ya veremos si se adapta a lo que le toca.
Aún cuando resulte soprendente afirmarlo en un país en el que la economía crece a tasas como las argentinas actuales, todo sugiere que esta es la anteúltima bala. Cuando fracase este otro Fernández, cosa que indudablemente ocurrirá si el timón de la economía sigue en las manos actuales, al gobierno le quedará sólo una chance antes del crepúsculo. Entonces no sabemos si tendrá margen (político y económico) para hacer las correcciones necesarias.
-Pibe, portate bien, que sino la semana que viene tenemos un reemplazante...
¿Quién lo dice? Mire la foto, casi puede leerse en los labios del sheriff.
Aún cuando resulte soprendente afirmarlo en un país en el que la economía crece a tasas como las argentinas actuales, todo sugiere que esta es la anteúltima bala. Cuando fracase este otro Fernández, cosa que indudablemente ocurrirá si el timón de la economía sigue en las manos actuales, al gobierno le quedará sólo una chance antes del crepúsculo. Entonces no sabemos si tendrá margen (político y económico) para hacer las correcciones necesarias.
-Pibe, portate bien, que sino la semana que viene tenemos un reemplazante...
¿Quién lo dice? Mire la foto, casi puede leerse en los labios del sheriff.
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