miércoles, mayo 28, 2008

Parar la pelota, levantar la cabeza



La puja entre gobierno y productores rurales por la distribución de la renta agrícola parece haber entrado en un impasse de incierta duración. Aprovecho entonces para hacer una breve recapitulación de cómo, creo, están dadas las cosas.

Tal como argumenta el más gorila de nuestros amigos (que, paradójicamente, no es el Criador), es útil recurrir a modelizaciones de juegos para entender el marco en el cual se lleva adelante la puja. Dice: Aunque hasta el miércoles [14.05] uno podía pensar en esta negociación como un juego del gallina, hoy [16.05] podemos volver a modelizarla como un juego del prisionero. Sin embargo, aquí creemos que nunca dejó de ser un juego del gallina, donde ambas partes se dedicaron a escalar una y otra vez, esperando que el contendiente no soportara la presión y se "saliera del camino". En el medio sólo hubo movimientos tácticos, manos tendidas para sentarse en mesas de diálogo que no tenían margen real para llegar a un acuerdo.

El error de Zabalita, creemos, fue suponer que se podía pasar de un juego a otro sin ningún cambio de fondo, como si la modelo de juegos no fuera un marco dado sino una opción de los jugadores. Por el contrario, para cambiar la lógica del juego es necesario modificar la estructura de preferencias de los jugadores, cosa que no parece haber ocurrido, ni tampoco parece probable en el corto plazo.

Ahora bien, el segundo problema que tiene su modelización es que supone dos actores contrapuestos (lo que, hay que decirlo, está también implícito tanto en el discurso oficial como en el opositor, aunque con diferentes jergas) cuando a todas luces son más de dos; porque es un tipo sofisticado, Zabalita reconoce dos niveles, que interactúan en forma cruzada, pero siguen siendo dos actores. Sin embargo, bajo el muy monono "el campo" se esconde una diversidad bastante amplia de actores, con preferencias e intereses muy diversos. Esto sería un dato anecdótico si no fuera por el nimio detalle de condicionar todo el proceso de negociación.

Tal como muestra Andy Tow acá y acá, la protesta alcanzó su mayor intensidad allí donde el nivel de concentración de la tierra es más bajo y donde son más numerosas los explotaciones de menor escala. Tal como el propio Tow concluye, esto echa por tierra la visión de un movimiento encabezado por la oligarquía terrateniente. Sin embargo, esto no significa (y, aclaro, Tow no dice que ese sea el caso) que no existan núcleos de propiedad agrícola concetrada ni que ellos estén ausentes en la mesa de negociación.

Por el contrario, aquí creemos que la propiedad concentrada juega sus cartas sacando provecho de la movilización de los productores pequeños y medianos. Y, hete aquí, el más grave error del gobierno, tal como se señaló en otra oportunidad: reunir en el mismo frente, por mérito propio, al capital rural concentrado y a pequeños productores y arrendatarios es un error que permite a los grandes estar confortablemente escondidos tras bambalinas, esperando para capitalizar los eventuales réditos de la protesta, sin ponerle el cuerpo a los costos.

En efecto, esta situación tiene dos efectos concretos. Primero, los grandes actores sacan provecho de su poder posicional, al presentar por un lado a los pequeños como bases difíciles de controlar y construir por el otro su perfil de actores moderados y dialoguistas, creando así el escenario de que la única salida pasa por acceder a sus demandas. Digamos, cualquier peronista sabe cómo opera esta lógica. Segundo, como los intereses de unos y otros son muy disímiles, las respuestas que esperan encontrar en la mesa de negociación son también diferentes. Dado el grado de intransigencia en que está dada la negociación (y haber llegado a este nivel de crispación es principalmente producto de la impericia del gobierno), el acuerdo sólo parece viable en el caso de llegar a un punto de equilibrio que satisfaga a todas las partes simultáneamente y eso no es seguro que sea políticamente posible, al menos en el corto plazo. ¿Cómo se sale entonces? Fracturar el frente opositor parecía una respuesta hace una semana o diez días; hoy se ve mucho más lejos. Veremos.

Para terminar digamos que, entre tanto, tal como anticipamos hace unos días, la ausencia de una oposición realmente existente, lleva la puja al interior del propio universo peronista, que se debate entre declaraciones de apoyo al gobierno y críticas que intentan posicionar liderazgos alternativos. Todo esto es prueba de muchas cosas, pero muy en especial de que en el propio terreno oficialista también se observa, a simple vista, una multiplicidad de actores. Porque en el fondo, somos mucho más que dos.

Up-date: Acá Novaro propone una mirada alternativa sobre el uso del juego del gallina para analizar el conflicto gobierno-ruralistas.

[Foto, acá]

1 comentario:

El criador de gorilas dijo...

Y yo agregaría que las acciones de ambos, en buena medida, están influidas por lo que pasa en otras arenas (ej, la opinión pública).