Dicen por acá: Si el paso por la Cámara se convierte en un mero trámite, en donde no se escuchan y rebaten los argumentos de la oposición, y no se dan razones públicamente aceptables acerca de lo que se hace, volveremos, a pedir la inconstitucionalidad. Pero confiamos en que habrá debate y no una ficción de debate.
¿Qué idea tienen algunos de lo que efectivamente es una sesión legislativa? ¿A partir de qué hechos concretos construyen su idea de debate parlamentario? ¿Acaso imaginan una discusión filosófica entre Agustín de Hipona y Ambrosio de Milán?
Tal como argumentamos ayer, en un post de última hora, la salida al bloqueo político no radica en girar el asunto al Congreso, sino aprovechar el nuevo escenario para reconstruir los puentes de negociación con la dirigencia rural movilizada y con la oposición política. Parafraseando a Ceratti, diríamos que el gobierno debe usar al Congreso (no al amor) como un puente.
Pensar la escena legislativa como un ámbito de debate vs. ficción de debate es partir de premisas ilusorias. Antes bien se trata de intercambios políticos capaces (o no) de alcanzar equilibrios sustentables en el tiempo. No se trata de pura deliberación porque la política no son claustros; sino que se trata de intereses en conflicto que recurren a argumentos como un medio de ganar el terreno ideológico-simbólico de la contienda.
¿Qué idea tienen algunos de lo que efectivamente es una sesión legislativa? ¿A partir de qué hechos concretos construyen su idea de debate parlamentario? ¿Acaso imaginan una discusión filosófica entre Agustín de Hipona y Ambrosio de Milán?
Tal como argumentamos ayer, en un post de última hora, la salida al bloqueo político no radica en girar el asunto al Congreso, sino aprovechar el nuevo escenario para reconstruir los puentes de negociación con la dirigencia rural movilizada y con la oposición política. Parafraseando a Ceratti, diríamos que el gobierno debe usar al Congreso (no al amor) como un puente.
Pensar la escena legislativa como un ámbito de debate vs. ficción de debate es partir de premisas ilusorias. Antes bien se trata de intercambios políticos capaces (o no) de alcanzar equilibrios sustentables en el tiempo. No se trata de pura deliberación porque la política no son claustros; sino que se trata de intereses en conflicto que recurren a argumentos como un medio de ganar el terreno ideológico-simbólico de la contienda.
9 comentarios:
Pense lo mismo ayer cuando leia comentarios sobre la decision de llevar la resolucion 125 al parlamento todos giraban alrededor de "si se va a debatir en serio". Lo entiendo en personas que en su vida pisaron el congreso, pero cualquier periodista con 2 meses cubriendo diputados o senadores aprende como funciona, y puede explicarlo.
Acuerdo con usted. Pero sorprende más aún cuando proviene de personas educadas e informadas como quien firma ese párrafo.
Bueno, si la carta del Congreso no sirve para legitimar las retenciones móviles, a los Kirchner siempre les queda como último recurso hacer lo que les viene sugiriendo Binner desde hace un tiempo y convocar al Consejo Federal Agropecuario.
Saludos
Creo, Martín, que es un error ver la salida en el Congreso como si se tratara de un conflicto sobre la legitimidad de la medida. Para alguien puede serlo, no lo dudo, pero el nudo está en otro lado.
Se trata de un conflicto de intereses por lo cual, sin una negociación (real) en la que existan concesiones mutuas, que permitan ampliar el abanico de ganadores, no sólo no se llegará a una salida, sino que se seguirán liquidando sucesivas posibles arenas donde alcanzar tal resolución.
aaaaa, otra vez con la perorata de que deliberar es hacer de los partidos grupos de reflexión académica, en fin, quien no quiere escuchar, no escucha. Estudiante, vos que la tenes clara, explicanos como funciona el congreso.
deliberar es hablar para buscar equilibrios sustentables, decir cuáles son los intereses en juego y coómo pueden se puede llegar a acomodar de la mejor forma los intereses contrapuestos. Deliberar no es juntar al obispo de hipona con santo tomas de aquino o aristoteles a hablar del sexo de los angeles.
El problema es que se ha socavado la credibilidad de una de las partes en pugna. A partir del silogismo falaz:
1) los legisladores deben responder a los intereses de sus provincias
2)Los intereses del agro son los intereses de las provincias
Luego: Los legisladores deben tomar las banderas de los ruralistas en conflicto. Si no es así, no será democracia ni habrá representatividad.
El discurso unívoco de la mass media deslegitima absolutamente a una fracción y enaltece a la otra. La batalla simbólica, argumentativa, está casi perdida de antemano: para un sector solo existe la clave de una victoria rotunda y absoluta, en beneficio del sector sojero.
En el fondo es un conflicto por plata, coincido, pero los empresarios sojeros lo presentaron como un problema de legitimidad de la medida. Discursivamente no lo hicieron la base de su argumentación, pero tuvo peso que lloraran porque no se convocó al Congreso y entonaran la cantinela de que "nosotros les pagamos a los legisladores para que nos representen pero ellos dejan que el Ejecutivo tome todas las decisiones, qué barbaridad". Ahora el Ejecutivo los consulta. ¿Qué van a decir cuando el Congreso confirme las retenciones móviles? Que esto no tiene legitimidad porque el Legislativo se ha convertido en una "escribanía" del Ejecutivo (¿alguna vez, en mayor o menor medida, no lo fue?). Es más, ya lo están diciendo. Pero cuando el coro empiece a entonar al unísono esa nueva melodía, las contradicciones del kempo van a quedar todavía más expuestas ante la "gente" (entendida como clase media cacerolera).
sl: Si como usted dice deliberar es hablar para buscar equilibrios sustentables, decir cuáles son los intereses en juego y coómo pueden se puede llegar a acomodar de la mejor forma los intereses contrapuestos no veo dónde está la innovación del concepto. El arte de la negociación está en el corazón de la política en Occidente más o menos desde la época de Heródoto.
En cualquier caso, aún en la deliberación más productiva, el desbalance de recursos (políticos, económicos, sociales, simbólicos, culturales) entre los participantes va a establecer los límites dentro de lo cual se va deliberar. El debate deliberativo (que reconozco no frecuento, no se puede saber sobre todo en esta vida) no parece recoger este punto más que como intereses espurios que distorsionan lo que la arena política debía ser.
Como respondía en otro posteo, quizás sea sesgo profesional, pero aquellos que provenimos de las ciencias sociales necesitamos de prueba empírica para hacer afirmaciones. ¿Cómo se determina Si el paso por la Cámara se convierte en un mero trámite? ¿Cuántas horas de debate permiten decir que no se escuchan [ni] rebaten los argumentos de la oposición? ¿Qué son las razones públicamente aceptables y quién tiene la autoridad para determinar que ellas eran tal cosa? Si esto no es discutir sobre el sexo de los ángeles...
Nanolefou: Los medios son, para decirlo en palabras de Bourdieu, actores del campo político. No veo porqué sorprenderse ni escandalizarse ni (como quiere el gobierno) intentar controlarlos. En todo caso el gobierno o sus eventuales aliados políticos deberán dar pelea en ese terreno simbólico. Pero esa opción se reduce cuando durante cinco años el kirchnerismo ha despreciado esas "batallas culturales".
(sobre este asunto, acá una interesante columna de Novaro)
Martín: No me convenciste mucho. Creo que, en el mejor de los casos, hubo un debate/pugna por la legitimidad de la intervención del Estado sobre el campo de la economía, pero no sobre a quién corresponde la decisión. Por ese motivo creo que la eventual salida no pasa por decir "querían Congreso, tienen Congreso, ahora no rompan más...".
(eso de "el kempo", que ya había leído por ahí antes, puede ser gracioso pero creo que es una descalificación que no ayuda al análisis)
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