El proceso de producción del discurso en los medios, como decíamos antes, atrajo mi atención en los últimos tiempos. Por un lado, la construcción de personajes ya no pretende sólo mostrar casos concretos que "acerquen" la crónica al observador, sino que constituyan mecanismos a través de los cuales asignar el bien y el mal en la historia narrada. Pero, por otro lado, los días del "paro histórico" (para usar la jerga de algunos medios) sacaron a relucir muchas más cosas que sería una banalidad o las más pura ingenuidad sociológica atribuir a la perfidia intrínseca de uno o varios medios.
Tal como podemos observar en este trabajo de Nueva Mayoría (relevamiento que la consultora/ong/whatever de Rosendo Fraga realiza regularmente desde hace varios años) la cantidad de cortes de rutas, calles y avenidas y demás arterias de circulación ha presentado una amplia oscilación a lo largo de la última década.
Tal como podemos observar en este trabajo de Nueva Mayoría (relevamiento que la consultora/ong/whatever de Rosendo Fraga realiza regularmente desde hace varios años) la cantidad de cortes de rutas, calles y avenidas y demás arterias de circulación ha presentado una amplia oscilación a lo largo de la última década.
Nota: Los datos de 2008 corresponden al período 1-ene a 18-may.
Fuente: Elaboración propia en base a datos de NM
Fuente: Elaboración propia en base a datos de NM
Tal como se observa en el gráfico anterior (click acá para ver más grande) el promedio diario de cortes del presente año triplica al registro del muy conflictivo 2002, cuando la crisis política, económica y social registraba niveles históricos y la sociedad argentina se asomaba a las puertas del averno.
Sin embargo, el tratamiento del tema en los medios no pudo ser más desigual. Mientras que durante el turbulento 2002 los sectores de la prensa más preocupados por las instituciones, el respeto de la ley y el derecho a la libre circulación, durante el reciente lockout patronal expresaron un tratamiento amable y legitimaron las medidas de protesta. ¿Cómo explicar esta variación?
Una primera hipótesis fue pensar el problema en términos de centro-periferia. De acuerdo a este argumento, la proximidad de los cortes al centro (léase, Buenos Aires respecto al Interior; y el centro de la Capital respecto al Conurbano) indicarían un discurso más conservador, mientras que la distancia permitiría un discurso más tolerante. Pero el argumento no parece suficiente, primero por la dificultad de establecer qué es el "centro" y cómo considerar la "distancia" con alguna precisión; pero, más importante aún, porque la evidencia empírica es muy conflictiva: para poner un ejemplo, si el FTV o la CCC corta el Puente Pueyrredon, genera básicamente la misma reacción (negativa) que si corta Av. Alem frente al Ministerio de Trabajo.
En realidad, tal como se sugiere acá, la relación centro-periferia acerca una explicación al tamaño de la noticia antes que al contenido, al tiempo de la nota televisiva o radial antes que a la editorialización; un corte en Tartagal ocupará 40 palabras y el corte del Puente Pueyrredón una página, pero ambos contendrán un reclamo del respeto de las leyes equivalente.
La hipótesis alternativa fue pensar el problema en términos de amenaza. Este argumento, que pienso a partir de una vieja hipótesis de O'Donnell, sugiere que los reclamos de ley y orden serán crecientes cuanto más disruptivos sean los reclamos y demandas movilizadas. No se trata sólo del incordio (ya sé, Farolera, este término tampoco es muy teen) generado por la manifestación, sino antes bien del grado de violencia simbólica del hecho en sí y, principalmente, del tipo de demandas expresado. Es decir, reclamar transferencias de arriba-abajo (sea mediante planes sociales, gravámenes a los sectores dinámicos y/o concentrados u otras) será más disruptivo que abogar por el desmonte de la potestad tributaria o de intervención del Estado.
Acá las cosas comienzan a ensamblar mejor: si un corte en San Pedro o Tartagal deberían generar igual interés para la prensa, el primero debería ser calificado de patriada y el segundo de una violación de las leyes que clama al cielo justicia.
Una tercera hipótesis, que creemos que el Criador podría ver con buenos ojos, sugiere que la reacción estará mediada por cierto tamiz de cultura política. En este sentido, la movilización de "lo grasa" debería motivar preocupados editoriales mientras que la protesta de "lo cool" no debería hacerlo. Y si bien es tentadora esta explicación, porque si uno observa las coberturas de las manifestaciónes en Congreso y Palermo notará un sustantivo contraste; sería difícil de entender con ella las dignísimas consideraciones para la "negrada" que acompañó la protesta rural: no importó tanto que sean grasas, siempre que acompañaran al reclamo troncal.
No caben dudas que estos dos últimos elementos puedan potenciarse mutuamente, pero resulta difícil explicar la reacción de los medios a los cortes sólo manteniendo ceteris paribus la variable "negritud".
Parafraseando a Orwell, todos los cortes de ruta son iguales, pero algunos son más iguales que otros.
Sin embargo, el tratamiento del tema en los medios no pudo ser más desigual. Mientras que durante el turbulento 2002 los sectores de la prensa más preocupados por las instituciones, el respeto de la ley y el derecho a la libre circulación, durante el reciente lockout patronal expresaron un tratamiento amable y legitimaron las medidas de protesta. ¿Cómo explicar esta variación?
Una primera hipótesis fue pensar el problema en términos de centro-periferia. De acuerdo a este argumento, la proximidad de los cortes al centro (léase, Buenos Aires respecto al Interior; y el centro de la Capital respecto al Conurbano) indicarían un discurso más conservador, mientras que la distancia permitiría un discurso más tolerante. Pero el argumento no parece suficiente, primero por la dificultad de establecer qué es el "centro" y cómo considerar la "distancia" con alguna precisión; pero, más importante aún, porque la evidencia empírica es muy conflictiva: para poner un ejemplo, si el FTV o la CCC corta el Puente Pueyrredon, genera básicamente la misma reacción (negativa) que si corta Av. Alem frente al Ministerio de Trabajo.
En realidad, tal como se sugiere acá, la relación centro-periferia acerca una explicación al tamaño de la noticia antes que al contenido, al tiempo de la nota televisiva o radial antes que a la editorialización; un corte en Tartagal ocupará 40 palabras y el corte del Puente Pueyrredón una página, pero ambos contendrán un reclamo del respeto de las leyes equivalente.
La hipótesis alternativa fue pensar el problema en términos de amenaza. Este argumento, que pienso a partir de una vieja hipótesis de O'Donnell, sugiere que los reclamos de ley y orden serán crecientes cuanto más disruptivos sean los reclamos y demandas movilizadas. No se trata sólo del incordio (ya sé, Farolera, este término tampoco es muy teen) generado por la manifestación, sino antes bien del grado de violencia simbólica del hecho en sí y, principalmente, del tipo de demandas expresado. Es decir, reclamar transferencias de arriba-abajo (sea mediante planes sociales, gravámenes a los sectores dinámicos y/o concentrados u otras) será más disruptivo que abogar por el desmonte de la potestad tributaria o de intervención del Estado.
Acá las cosas comienzan a ensamblar mejor: si un corte en San Pedro o Tartagal deberían generar igual interés para la prensa, el primero debería ser calificado de patriada y el segundo de una violación de las leyes que clama al cielo justicia.
Una tercera hipótesis, que creemos que el Criador podría ver con buenos ojos, sugiere que la reacción estará mediada por cierto tamiz de cultura política. En este sentido, la movilización de "lo grasa" debería motivar preocupados editoriales mientras que la protesta de "lo cool" no debería hacerlo. Y si bien es tentadora esta explicación, porque si uno observa las coberturas de las manifestaciónes en Congreso y Palermo notará un sustantivo contraste; sería difícil de entender con ella las dignísimas consideraciones para la "negrada" que acompañó la protesta rural: no importó tanto que sean grasas, siempre que acompañaran al reclamo troncal.
No caben dudas que estos dos últimos elementos puedan potenciarse mutuamente, pero resulta difícil explicar la reacción de los medios a los cortes sólo manteniendo ceteris paribus la variable "negritud".
Parafraseando a Orwell, todos los cortes de ruta son iguales, pero algunos son más iguales que otros.
7 comentarios:
Coronel, yo creería que la hipótesis de Ostiguy se sostiene. Durante el conflicto del campo, "lo grasa" era lo que estaba del lado del gobierno... Castells y Barrionuevo eran aliados tácticos contra las retenciones, así que había que bancárselos.
Coronel, "incordio" es atemporal. "Tocazo" ya no tanto... :) En definitiva, debe cuidarse únicamente con los modismos. Si nuestros teens desconocen el significado de "incordio", no será por temporalidad sino por ignorancia...
Ahora, fíjese que justamente hace unos días la acusaban a Cristina de hacer hincapié en este fenómeno para victimizarse ante la sociedad argentina. "A mí me hacen muchos más paros porque soy mujer" --jaja no, pero decía algo como "ven lo que me hacen por plantarme valientemente ante el estáblishmen oligárquico??"
La construcción de discursos corre both ways, mi amigo. Y fíjese sino el uso que le ha dado nuestra presidente a la cadena nacional. Fíjese qué pasa con las pauta gubernamental; la puja por la ley de radiodifusión, etcétera etcétera.
Dígame, Coronel, alguna vez vio el noticiero de Canal 7?
Creo, de todos modos, que este doble standard frente a los piquetes lo expresó, más claramente que nadie, Cristina: "los piquetes de la abundancia".
Bueno, no lo quiero aburrir, pero en mi blog -y en el GJ- me he cansado de discurrir sobre el asunto.
Maq: Le juro que empecé a escribir el post pensando en ese argumento: si controlamos la "negritud" del bloqueador, el discurso crítico será una función lineal de la cantidad de cortes. Pero mientras lo escribía empecé a notar que la evidencia sugería que la relación clave ocurre entre discurso disruptivo y "lo grasa".
Fíjese que este elemento de cultura política se subordina a la posición en el conflicto sin mayores dificultades: son aliados tácticos, por supuesto, pero por ese motivo están dispuestos a mirar para otro lado.
Yo tiendo a pensar que "lo grasa" potencia las reacciones sobre lo disruptivo.
Farolera: Puede ser que tenga toda la razón, pero me está cambiando de objeto a explicar; ese es otro debate.
A todo esto, ¿usted participa de esos encuentros del GJ? Mire usted.
Sí; y no entiendo por qué usted no participa de tales encuentros. Con lo que le gusta revolver el avispero... ¿no será por no competir con Zabalita, nocierto?
Por lo demás, no es otro objeto de estudio sino la otra cara del que usted propone. O, en todo caso, una posible tesis para su hipótesis... como sea, estoy intentando ampliar el panorama, porque así como está, su análisis parece bastante biased.
De todas formas, sería bueno que empiece a comentar antes estas cosas, no? No da que venga una semana después a continuar un debate mientras usté ya procedió a postear señoritas desnudas y cuestiones relativas a Cromañón.
Nop. Más bien es por no pintarle la cara a Zabalita en público. Pero si hubiera sabido que usted asistía, quizás me acercaba alguna vez...
Y sí, para seguir el debate no hay que dejar pasar tantos días, sino se pierde el hilo conductor.
(no postee ninguna chica desnuda; no ande difundiendo rumores falsos, hágame el favor)
besos
Pero venga, hombre, acerquesé! El GJ le dará la bienvenida, se lo garantizo (sé lo que disfrutan los rumores, falsos o ciertos da igual :D).
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