Las cosas no podían funcionar, era muy evidente, básicamente porque hasta en la política argentina, capaz de las más sorprendentes alquimias, todo tiene un límite. Y el Coronel cree que es bueno que las cosas tengan, cada tanto, algún límite: sólo imaginar a Carrió, López Murphy, Maffei, Macri, Macaluse, Giustiniani, Stolbizer, y siguen las firmas, todos juntos en una coalición, produce las más lisérgicas imágenes. A esa banda sólo le faltaba un baterista.
Pero la novedad (o no tanto) es la letanía que se despacha el columnista de un diario centenario, lamentando que "la oposición no lee los labios de la sociedad". Primero, la afirmación supone que tamaña entelequia (la sociedad) se trata de un solo actor homogeneo, cuando en realidad el conjunto reúne personas con intereses de los más diversos. Segundo, da por sobre entendido que la sociedad pudiera tener un solo mensaje en los labios, lo cual es consecuente con pensarla como un bloque monolítico, pero choca de frente con con la más obvia realidad. Y, tercero, y más importante, supone que hubiera alguna demanda generalizada de armar tamaño cocoliche con tal de voltear a CFK, porque en una de esas, quién te dice, quizás pasa algo muy malo y se cae. Uno entiende las operaciones, pero parece que algunos se creen sus propias operaciones.
El Coronel comparte con los dos protagonistas de esta historia muchas cosas, como con todos los demás dirigentes políticos que abrevan en un espacio liberal-progresista (y, por ese motivo, al Coronel le gustaría que LM fuera un poco menos lo primero, en beneficio de un poco más de lo segundo), pero juntar cosas porque sí no parece un medio para construir alternativas políticas sostenibles. Como he dicho en ocasiones anteriores: el dilema de los armados políticos es que tienen que ser capaces tanto del éxito electoral como políticamente viables el día después.
Y, bue, entretanto, los representantes de la conservadora centro-derecha del diario centenario siguen llorando lo que nunca fue.
Pd. Había pensado titular el post como "Lamento boliviano", pero ante la posibilidad de que alguno no capte la referencia y lo interprete en sentido xenófobo, me incliné por un título más conservador. Mi abuelita decía que más vale prevenir que curar.
Pero la novedad (o no tanto) es la letanía que se despacha el columnista de un diario centenario, lamentando que "la oposición no lee los labios de la sociedad". Primero, la afirmación supone que tamaña entelequia (la sociedad) se trata de un solo actor homogeneo, cuando en realidad el conjunto reúne personas con intereses de los más diversos. Segundo, da por sobre entendido que la sociedad pudiera tener un solo mensaje en los labios, lo cual es consecuente con pensarla como un bloque monolítico, pero choca de frente con con la más obvia realidad. Y, tercero, y más importante, supone que hubiera alguna demanda generalizada de armar tamaño cocoliche con tal de voltear a CFK, porque en una de esas, quién te dice, quizás pasa algo muy malo y se cae. Uno entiende las operaciones, pero parece que algunos se creen sus propias operaciones.
El Coronel comparte con los dos protagonistas de esta historia muchas cosas, como con todos los demás dirigentes políticos que abrevan en un espacio liberal-progresista (y, por ese motivo, al Coronel le gustaría que LM fuera un poco menos lo primero, en beneficio de un poco más de lo segundo), pero juntar cosas porque sí no parece un medio para construir alternativas políticas sostenibles. Como he dicho en ocasiones anteriores: el dilema de los armados políticos es que tienen que ser capaces tanto del éxito electoral como políticamente viables el día después.
Y, bue, entretanto, los representantes de la conservadora centro-derecha del diario centenario siguen llorando lo que nunca fue.
Pd. Había pensado titular el post como "Lamento boliviano", pero ante la posibilidad de que alguno no capte la referencia y lo interprete en sentido xenófobo, me incliné por un título más conservador. Mi abuelita decía que más vale prevenir que curar.