viernes, febrero 29, 2008

Táctica y bielsismo



En estos días tuve el gusto de leer posteos como este y este. Son posteos que a cualquiera le hubiera gustado haber escrito. Son posteos que uno lee y dice qué claro que ven el panorama. Una pena que no lo haya pensado yo primero.

Las enseñanzas del Sr. Lousteau

Semana de enfrentamientos, de rumores. Que se va, que se queda, que renuncia, que le dicen que se quede.

Moreno es tan odiado como temido. Por ese motivo, algunos han intentado interpretar la disputa como dos formas en conflicto de entender la estrategia económica; tal como se dice acá, nosotros tenemos muchas dudas que tenga auténticas implicancias económicas. El choque, que no dudamos que ha ocurrido y tampoco dudamos que se repetirá, se debe a cuestiones no económicas.

Los Kirchner han tenido tres ministros de Economía desde que Lavagna fue despedido a fines de 2005. Estos tres ministros han tenido perfiles y expectativas diferentes. Sin embargo, en la medida que intentaron modificar su rol en el gobierno, invariablemente chocaron con sus límites políticos. Peirano duró los pocos meses que separaron el escándalo de la bolsa del recambio gubernamental de diciembre pasado. Lousteau podría durar menos aún. Sin embargo, Felisa Miceli duró mucho más que sus sucesores y pudo hacerlo más aún si no hubiera sido, ay, porque a.) a un bombero se le ocurrió revisar el placard equivocado y b.) al devidismo pasarle el dato a Perfil para cobrarle a Alberto F. el escándalo Skanka.

¿Cuál fue la diferencia crucial para que unos duraran tan poco y otra tanto más? Miceli asumió muy bien su rol: defender ante la prensa, los mercados, los actores económicos, etc. etc. etc. decisiones que se tomaban en otro lugar. Nadie dudaba que el ministro de Economía era Kirchner y ella sólo un vocero, un escudero del gobierno en la materia.

Ensayando una hipótesis al respecto, es probable que exista cierta correlación entre los pergaminos de los ministros y sus pretensiones de autonomía política. Sin embargo, la autonomía política de un ministro no parece estar dada por sus antecedentes, sino más bien por el capital político acumulado o (muy especialmente en este gobierno) por su lealtad a la estructura radial del poder. En ese sentido, los ministros con mayores antecedentes tienen el inexorable destino de chocar con un gobierno que, al menos en esta fase de su desarrollo, reconoce un solo vértice, según la descripción de Ramble, al intentar ensayar líneas de acción propias.

La experiencia de Peirano no parece haber sido suficientemente ilustrativa para Lousteau. Quien lo suceda a este debe saber a qué atenerse desde el inicio. A menos que sólo agarre el cargo para ganar chicas. Vaya uno a saber.

miércoles, febrero 27, 2008

Pluriempleo porteño



¿La jefatura de la Ciudad de Buenos Aires requiere dedicación exclusiva? Mientras dilucidamos este intríngulis, el hiperactivo de Mauricio va a ocuparse de Boca por algunos días. No vaya a ser que, en el barullo de esta movida, Pedro se corte solo.

700 dibujos ahí en el piso



El IPC Moreno era una mentira de proporciones astronómicas, un dibujo inverosimil. Sin embargo, en lugar de blanquear la situación o simplemente seguir con la farsa, el gobierno va por más y ahora viene a aparecer el flamante IPC Moreno reloaded, que muestra una inflación aún más baja. Una prueba más de que el dibujo no tiene límites y de que el ingenio argentino tampoco.

Quiz #1. ¿Cuál es la relación causal entre índice y realidad? ¿Los índices producen la inflación o la inflación se refleja en los índices? Un laberinto borgeano.

Quiz #2. ¿Cuántos días más se queda Lousteau en su despacho? Un amigo me dice que la semana que viene se va. Yo no sé nada.

martes, febrero 26, 2008

Mentiras estadísticas

¿Cuántos goles ha hecho Martín Palermo en Boca? ¿Cuántos goles le faltan convertir para alcanzar el lugar de goleador histórico del club? Según se argumenta acá, detrás de estas preguntas se esconde una operación de marketing orquestada por Salvestrini para consagrar al hombre de los pies de mármol como goleador histórico del club y, desde allí, montar un show mediático.

El fútbol no es amigo de las estadísticas, menos aún el fútbol argentino. En parte esto se debe a tradiciones antiquísimas muy arraigadas: la nuestra no se puede medir con numeritos, podría decir el impresentable de siempre. Pero también por límites objetivos. Dadas las dimensiones del campo de juego, los eventos a contar presentan una N pequeña; en deportes con campos de juego más chicos, como el tenis o el basquet, la N crece y es posible hacer uso de más y mejores herramientas estadísticas. En un partido de basquet un equipo convierte, sin dificultad, entre 80 y 100 puntos; un equipo de fútbol, con mucha suerte, convierte esa cantidad de goles en toda una temporada y, en ese caso, casi con seguridad, será el más goleador de su liga. Por ese motivo, a Salvestrini le resulta muy sencillo manipular las estadísticas a su medida: son muy pocos (quizás ninguno) los periodístas habituados al uso de ellas, más allá del uso de datos con carácter meramente ilustrativo. Hace xx años/partidos que yy no le gana a zz de local...

Entre tanto, Boca deberá llamar a nuevas elecciones por disposición de IGJ después del entongue del año pasado con los avales. Esto que ayer decía La Nación, ¿será así?

En fin. En unos días, Martín Palermo será entronizado como goleador histórico de Boca, sin importar su sustento empírico. Aquí dejamos un testimonio del paso de este "talentoso" goleador platense por la selección nacional, que esperamos nunca más se repita.

lunes, febrero 25, 2008

Nos vamos poniendo tecnos

Martín, uno de los pocos y fieles lectores de este blog, hoy me sorprendió mandándome por mail este link, con un texto breve pero contundente: Te felicito por la cita de Mario de Palermo, Coronel.

¿Para qué mentir? No lo había visto hasta que me lo envió. Y aún no salgo de mi asombro. Abrí una cerveza, me bajé la mitad y sigo sin poder creerlo. Quizás la otra mitad ayude a que lo logre.

En el último par de semanas descubrí que algunos blogs nos habían incluido en sus blogrolls, incluso La Farolera dice que somos el establishment. Y hoy, para sorpresa nuestra y ajena, nos topamos con esto. Quizás deba dejar de postear boludeces y ponerme más serio.

Me pregunto si esto será como la mayoría de edad de un blog. El tiempo pasa y me pregunto si nos estaremos poniendo viejos. O tecnos.

domingo, febrero 24, 2008

Nada, nada de nada


El equipo no juega, no tiene alma, no transmite nada. Después de los dignos segundos tiempos con San Martín (SJ) y Cruzeiro, hoy no jugamos a nada, absolutamente nada, nada de nada. Ganar o perder es parte del juego, pero perder sin siquiera intentarlo es otra cosa. Ramón, querido, la paciencia tiene un límite. Como que la cosa siga en este curso, nos vamos a pudrir.

Up-date: Hoy, más sereno, me doy cuenta que la cruz en llamas del KKK es un poco fuerte. Pero ayer, recaliente, hubiera armado unas 18 cruces, para subir jugadores y técnico. (Rambert se salvaba porque no sabemos bien qué hace.) Sólo la vamos a dejar como testimonio de la calentura de ayer.

Cuba, Washington y las primarias



Desde el inicio aquí dijimos que las primarias demócratas serían una competencia entre dos: Edwards era un candidato lavado, vaciado por izquierda (Obama) y por derecha (Hillary), sin oportunidades; los otros importaban menos aún. Sin embargo, no esperamos en ningún momento llegar a un escenario así, en el que todo indica que la fórmula presidencial se decidirá en la Convención demócrata (donde los superdelegados parecen estar abandonando a Hillary), con el riesgoso desgaste que eso implicará para quien, al final, sea el candidato. Precisamente, ese ha sido el máximo logro de la contienda del lado republicano: tras un enero intenso, uno a uno, los candidatos se fueron retirando hasta dejar a McCain con la virtual nominación; sólo Huckabee, sin chances reales, sigue parado en el ring.

El debate demócrata en Austin, Texas, algúnos días atrás introdujo la "cuestión Cuba" por sorpresa. La sorpresa no fue por supuesto debatir sobre Cuba y la política estadounidense hacia la isla, sino el giro propuesto por Obama sobre el asunto, cuando se le preguntó por las críticas que años atrás había hecho al embargo: "El hecho es que durante toda mi vida y durante toda la de la senadora Clinton, hemos visto a Cuba aislada, pero no se lograron éxitos en lo que se refiere a las cuestiones de los derechos políticos y las libertades individuales tan importantes para los cubanos", subrayó Obama [...] "Por tanto, tenemos que cambiar la política y creo que nuestro objetivo final es la normalización" (fuente, acá).

Pocos asuntos de la política exterior estadounidense han estado tan influenciados por las preferencias intensas de un reducido y concentrado electorado. El voto cubano-americano de Florida ha sido cuidadosamente cortejado por republicanos y demócratas haciendo gala de una línea dura respecto del régimen cubano, intentando ganar así el apoyo de un grupo que puede ser crucial en uno de los pocos estados competitivos en las elecciones presidenciales. Y, en esa dirección, pocas cosas debe haber lamentado Al Gore tanto en su vida como la resolución del llamado Caso Elian a fines de los '90; mientras que los latinos en conjunto son demócratas casi sin fisuras, el voto cubano-americano es el único grupo de esta comunidad que se mueve de uno a otro partido y en las elecciones de 2000 se volcaron por el candidato republicano.

La apuesta de Obama es, en consecuencia, una arriesgada jugada de armado electoral: formar una mayoría alternativa en un estado clave (Florida), intentando movilizar a las nuevas generaciones de latinos, menos atadas a los viejos resentimientos con el castrismo y más dispuestos a establecer nuevos lazos. Sin embargo, cuando Obama propone reducir las restricciones del embargo, cambiándo por ejemplo las reglas sobre el envío de remesas y sobre viajes a la isla, puede estarse jugando toda su carrera política. En el presidencialismo estadounidense el candidato derrotado no se transforma en el jefe de la oposición, como lo es Rajoy desde hace cuatro años, sino que implica su retiro político.

Una cosa es jugar esta ficha como un candidato marginal con las primarias lejos en el horizonte (teorema de Baglini); y otra muy diferente es hacerlo ahora, cuando Cuba es el tema de la semana tras el anuncio del retiro de Fidel, y con la nominación demócrata al alcance de la mano. Esto es estrategia, esto es hacer política.

[La caricatura, aquí]

sábado, febrero 23, 2008

Cuidando a los amigos

El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ordenó el desalojo de los cartoneros que acampaban desde hace casi dos meses a la vera de las vías del Mitre-Tigre. El desalojo, con paliza de yapa, es el broche de una situación lamentable: la suspensión del llamado Tren blanco, como si su cierre fuera a hacer desaparecer la realidad de fondo, léase los cartoneros. En el fondo de la mirada macrista se esconde cierta idea de que "esta gente" hace negocios abusando de un servicio gratuito, de la desproporcionada generosidad de las empresas ferroviarias o del Estado. Seguramente también crean que "esta gente" prefiere cartonear que tener un trabajo de 8 horas, con seguridad social y jubilación, días libres, condiciones de trabajo salubre, etc. etc. porque, en realidad, estos negros son vagos, no quieren trabajar, para eso que se queden en la provincia. El cierre del servicio sólo empobrece aún más a personas que ya viven en una situación de extrema indigencia, al encarecer los costos del traslado de lo poco que recogieron por las calles tras horas caminando por la ciudad.

Cuando toma decisiones de esta naturaleza, como cuando intentó imponer prioridades en la atención hospitalaria, el macrismo bordea el terreno de lo inexplicable. En ese momento decíamos que el macrismo tenía que hacer el esfuerzo de liberarse de esa cierta imagen de vampiro que (no sin cierta justicia) se le ha hecho. No obstante, el gobierno porteño no parece muy interesado en el asunto.

Sin embargo, es interesante la crónica de Página/12 de hoy, que sólo menciona y vincula a las autoridades porteñas con los incidentes, además de describir los hechos con impactante desmesura. ¿Qué tiene de especial? Lo notable de la crónica es la omisión de dos elementos cruciales: a.) la Policía Federal depende de la cartera de Justicia nacional, encabezada por Aníbal Fernández, y ningún desalojo puede ser hecho sin su aval. Consultado por este diario, un vocero del ministro de Justicia, Aníbal Fernández, de quien depende la Federal, dijo desconocer “si hubo una orden” ministerial para que la policía interviniera, aunque el punto no despierta mucha curiosidad en el cronista, no hay repregunta, que el vocero del ministro no sepa nada es normal y que 36 horas después aún haya al menos 15 policías, un par de patrulleros y un vallado también; y b.) el servicio de trenes, gestionado en este caso por TBA, depende del Estado nacional y, en particular, de la secretaría conducida por el devidista Ricardo Jaime; dada la tupida masa de subsidios destinados por esta secretaría al sector, podemos dudar que pudieran cancelar este servicio si el Estado nacional no garantizara (al menos) su silenciosa aquiescencia. Pero de eso ni palabra. ¿Qué curioso, no?

A los amigos hay que cuidarlos, darle una mano, en especial si los amigos manejan una pauta publicataria descomunal. Siempre serás mi amigo, no importa nada más...

viernes, febrero 22, 2008

Acuerdos salariales e interna sindical

Algunos días atrás dijimos que la negociación de aumentos salariales se iba a mover entre un piso del 20 y un techo del 30 y pico por ciento. Y los primeros acuerdos se quedaron sustantivamente más cerca del piso que del techo, con los acuerdos de camioneros y trabajadores de la construcción.

La estrategia del gobierno fue una réplica de la seguida en años anteriores: hacer acordar a los gremios con mayor peso específico primero, para establecer una referencia a los demás sindicatos. El año pasado fueron muy pocos los gremios que intentaron salirse de los valores de referencia. Sin embargo, este año, con una interna sindical notablemente más crispada, la capacidad de contención de Moyano es probable que se vea reducida, tal como sugiere el malestar de los Gordos. Volviendo al sólido argumento de Murillo, una disputa intra-sindical estimula a los competidores a correr por izquierda a la dirigencia actual. Las presiones de sindicalistas enfrentados con Moyano por el liderazgo de la CGT aprovechan la oportunidad brindada por la negociación salarial para ganar terreno en la interna.

¿Por qué Moyano dejaría correrse por izquierda? ¿Por qué no plantarse firme en un reclamo maximalista (digamos, un 30%) y consolidar su posición sindical? Quizás, para usar los términos de Tsebelis, estemos ante un juego anidado (nested game). La reorganización del PJ ofrece a Moyano un importante estímulo para la moderación y negociar en diferentes arenas simultáneamente; como dice acá Ramble, parte de la negociación se desplazó de la discusión por un punto más o menos de actualización salarial, a la tradicional repartija de cargos en el noble pejota normalizado. Digamos, Moyano logra un muy moderado ajuste salarial y se expone así en la interna sindical, pero gana terreno sobre una eventual reorganización partidaria.

Ahora me pregunto, si hay tanta gente activamente interesada en la reorganización partidaria, ¿algo serio se debe estar cocinando? O al menos muchos creen que algo grande está en juevo. Y, por otro lado, si hay tanta gente activamente interesada, ¿no hay posibilidad de que se le vaya al kirchnerismo de las manos y el producto final sea "excesivamente" autónomo? Sólo fue una pregunta.

miércoles, febrero 20, 2008

Fidel y Cuba después de



La noticia rebotó en los medios alrededor de todo el mundo. Cuba es pequeña, pobre, olvidada, pero a pesar de eso la noticia corrió como un rumor en un pueblo chico. Porque la noticia es él; y no Cuba.

Ahora muchos han comenzado (y otros pronto comenzarán) a hablar del inicio de la "transición en Cuba". Es probable que, como dice acá Tokatlián, haya comenzado, simbólicamente, un período reformista. No obstante, en este blog queremos dejar planteadas nuestras dudas: aquí creemos que aún falta mucho para que ocurra aquello de que Cuba se abra al mundo y que el mundo se abra a Cuba. Ambas piezas de la afirmación siguen apareciendo muy remotas.

Fidel no será una leyenda viva como el Che, porque a diferencia de este siempre cargará con la pesada mochila de la experiencia real del socialismo y no sólo de sus sueños. La Revolución fue un evento cargado de anhelos, valores y esperanzas. El resultado, sin embargo, a casi 50 años de distancia, se encuentra muy lejos de aquellas expectativas, quizás irrealizables.

El resultado ha sido, quién puede dudarlo, dilemático. No hay ninguna duda que es mejor ser pobre en Cuba que en cualquier otro lugar de América Latina. Pero transformar la sociedad en una gran prisión es algo que repugna a las raíces liberales del pensamiento progresista, tal como lo prueba el universal rechazo que la represión cubana genera entre la socialdemocracia europea.

Quien mejor reflejó esta situación irremediáblemente dilemática fue Alan Knight hace algunos años al reflexionar sobre las tradiciones democráticas y revolucionarias en América Latina:

Aún cuando puedan derribar regímenes autoritarios, hacer alarde de metas democráticas y, en algunos casos (v.g., Bolivia, 1952), lograr auténticos avances en participación democrática, también coartan y desafían la democracia (procesal) en dos aspectos principales, uno económico y otro político.

En primer lugar, los regímenes revolucionarios podrían optar por un trueque entre democracia y mejoramiento material, aduciendo que lo segundo es más crucial (el alimento es más importante que las libertades), y que en una supuesta situación de suma cero, las dos no son posibles al mismo tiempo: la democracia procesal inhibiría la redistribución, por lo que un estado genuinamente redistribucionista deberá, por lo tanto, liberarse de su "dependencia estructural del capital" y lograr un alto grado de autonomía; en otras palabras, autonomía de tanto el capital interno como internacional. Este argumento adolece de un paternalismo inherente (cuando las cosas se ponen difíciles no se puede confiar en que las masas voten por un gobierno redistributivo); pero también muestra un cierto grado de realismo (el capital es perfectamente capaz de desestabilizar los gobiernos redistribucionistas: basta observar el destino de Arbenz y Allende). Cuba a sobrevivido a la desestabilización, pero a un costo tal que el mejoramiento material prometido por la revolución -es decir, el
quid pro quo implícito por la pérdida de una defectuosa pero real "tradición" democrática- ha sido bastante limitado. Si el trueque valió la pena, como dije anteriormente, es algo que los cubanos deben decidir.

En segundo lugar, los regímenes revolucionarios pueden desechar la democracia procesal aduciendo la razón (política) de que es un sucedáneo burgués y que algo mejor -algo más directo, popular y orgánico- es lo que (implícita o explícitamente) se está ofreciendo. Éste
puede ser un argumento válido, pero tiende a tropezar con la ley de rendimiento decreciente. Las revoluciones (en México, Bolivia, Nicaragua) han depuesto regímenes estrechos, oligárquicos, seudodemocráticos y, al mismo tiempo han expandido la democracia procesal y han logrado un empoderamiento más amplio de grupos subalternos (por medio de escuelas, sindicatos, ligas campesinas, partidos políticos). El "empoderamiento" y la "democratización informal", por lo tanto, significan algo y no son meras justificaciones del autoritarismo de izquierda. Sin embargo, son difíciles de medir (de ahí mi inseguridad con respecto a Cuba -o, a decir verdad, cualquier lugar fuera de México) y tiende a desvanecerse con el tiempo. Son producto de situaciones revolucionarias -acontecimientos inusuales, esporádicos, con un horizonte temporal- que son difíciles de institucionalizar. [...] En el mediano y largo plazo, por lo tanto, las razones que aducen que se trata de una democracia superior y orgánica comienzan a sonar como palabras huecas y la aburrida y vieja democracia burguesa comienza a ejercer una renovada fascinación.

La eventual transición de Cuba hacia la democracia deberá partir, indefectiblemente, de esta situación dilemática. Más aún, tal transición, en el caso que ocurriera, deberá sobrevivir en un ambiente inapropiado: no sólo difícilmente pueda contar con el apoyo de una activa sociedad civil, sino que también se encontrará con los herederos del régimen instalados en todos los resortes del poder institucional y para-institucional, desde los militares a la burocracia, pasando por el Partido y la interminable red de CDR. Nada está dicho.

[La secuencia de imágenes, acá]

Subir escalones paso a paso



Durante décadas, el clivaje entre peronistas y radicales tuvo algo muy futbolístico, casi de clásico de barrio, de Boca-River. Y los peronistas usualmente le achacan que no sirven para gobernar, que no son capaces de gestionar un kiosco. Pero miren, tontitos, miren el afiche que nos llegó por mail.

Ahora sabemos que la Juventud Radical, siguiendo el ejemplo del socialismo, al menos es capaz de organizar un campamento; hasta hoy creíamos que el radicalismo no era capaz ni siquiera de eso. Vamos a ver qué tal les sale, pero desde acá les transmitimos nuestro aliento, porque por algo se empieza.

martes, febrero 19, 2008

Un 20 para arrancar a hablar

Hoy amanecieron en portada declaraciones de Lousteau (que quiere hacernos creer que no está pintado al óleo, pero bue...) diciendo que si los diferentes sectores terminan acordando subas en torno del 20% no se generarán problemas para el crecimiento ni para la inflación. Por acá Rollo da motivos para pensar que no sería descabellado esperar un reclamo sindical en torno al 35%. Entre ese piso y ese techo se librará la puja entre sindicatos y empresarios. Cuando menos por pertenencia de clase, el Coronel espera que el resultado final esté más cerca del techo que del piso; sólo en un sentido figurado el Coronel es parte del establishment.

Hace un rato largo, mi amigo Zabalita decía que en la siguiente (ahora presente) administración el rol del ministro de Trabajo sería clave. Y, tal como se ve a simple vista, tenía razón, mucha razón. Ahora bien, ahí se acaba el acuerdo con Zabalita, porque él clamaba al cielo por "un buen ministro de Trabajo para poder mantener en línea a los gremios al momento de la firma del Pacto Social". Por el contrario, nosotros creemos que su rol es clave para poner en línea a los empresarios. ¿No te parece, Zabalita, que los empresarios se cuidan bastante bien solos? ¿No te parece que la alianza entre el pastor y el lobo contra las ovejas se quedó en el pasado?

Río revuelto

Mauricio es un político de la anti-política. Daniel no dice ser anti-político, pero se comporta como si lo fuera y, por eso, por ahí ahora le dicen "el movedizo solucionador de problemas de la gente bonaerense". Mauricio, como un buen político de la anti-política, también se considera a sí mismo como un solucionador de problemas y le gusta que sus votantes lo vean así. Carrió, que a veces es política pero en otras parece mística, dice que es el líder de la oposición, pero lo dice taaaaan seguido que parece que se lo dijera a ella misma. Y Lavagna... No, Lavagna no es un político, ni siquiera un político de la anti-política, es un ex ministro; y los que creyeron que era un político allá ellos.

Por su parte, Néstor es un político-político y hace gala de eso, porque le gusta que todos lo notemos. Y Eduardo, que cada tanto reaparece con algo, también es un político-político pero hoy sin poder, quizás esperando a que una nueva crisis lo lance como piloto de tormentas. Pero como es un político-político sabe que es mejor ser parte que mirar el partido de afuera, asique algo querrá lograr en el rearmado del peronismo en marcha. Los gobernadores, que también son políticos-políticos, se fueron sumando uno por uno; se ve que a nadie le gusta mirar el partido desde la platea.

Los radicales en general son políticos-políticos pero también son un misterio. Los que tienen caja cerraron con el gobierno hace rato. Los que no, pusieron a Lavagna como carnada para preservar algo de poder sin necesidad de un gran caudal electoral; por la magia del sistema electoral siempre sacan más bancas que las que se merecen con los veinte votitos que siempre sacan.

Ahora digo, si Néstor, que es un político-político, logra rearmar el partido (no digo que vaya a ser la socialdemocracia alemana, digo un partido) y la distribución de poder y recursos entre oficialismo y oposición no cambia, el peronismo va a gobernar de acá al día que me muera.

Pero, claro, la clave está en esa condición: si la distribución de poder y recursos entre oficialismo y oposición no cambia. ¿Por qué habría de cambiar? Más fácil es responder lo contrario y pensar que el armado de un partido institucionalmente organizado (insisto, no digo el laborismo inglés, sólo digo un partido de veras) es una forma de institucionalizar el poder, de estabilizar intertemporalmente la distribución de poder y recursos.

Alguien me repreguntará: ¿Por qué tratar de rearmar el partido cuando hasta acá les fue bastante bien sin ninguno? Porque para pescar en río revuelto hay que ser un político-político.

Acá bancamos a ZP



La inmigración, cuando ocurre como una ola repentina, genera intensas reacciones en la sociedad receptora, muchas de ellas xenófobas. España ha vivido una intensa ola inmigratoria en la última década y el PP se ha encargado de representar políticamente al facho medio español. Ahora, el mascarón de proa del neo-franquismo propone obligar a los inmigrantes a respetar las costumbres españolas, aunque no se molesta en aclarar de cuáles habla. Si son las tapas, las cañas y la siesta no suena mal; ahora las corridas de toros ya no molan ni un poco; y si pensamos en todo el racismo implícito en ese "examen de ingreso" casi nos quedamos sin palabras...

Por su parte, con su estilo único, Curda da cuenta de otras muestras de xenofobia electoral, en este caso en la campaña del CiU, ciertamente precursora en esto de los test costumbristas. Y los aportes de la corresponsalía en Catalunya sobre este tema son invalorables, diría que bien valen una misa; y hasta quizás sean dos. En suma, el panorama para los inmigrantes se tornará complicado, bastante en realidad, si gana el PP.

Entre tanto, los medios reportan que la ventaja del PSOE se reduce peligrosamente de cara a las elecciones de marzo próximo. Y, como no podía ser de otro modo, aquí estamos preocupados, muy preocupados frente a tal escenario, motivo por el cual nos vemos obligados a jugar todas nuestras fichas y a hacer el endorsement del caso: el Coronel apoya la reelección del presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; y a todos sus candidatos.

[La portada de El Jueves, como en otras oportunidades, abre el post; mañana encuentran el número en todas las esquinas.]

sábado, febrero 16, 2008

Ramón, te damos una mano



El debate entre escuelas futbolísticas se parece mucho a la descripción hecha por Almond de la ciencia política como mesas separadas. Con escaso contacto entre ellas, en cada mesa se establece un diálogo completamente independiente de lo que se habla en las demás, al punto que, con el paso del tiempo, cada mesa incluso establecerá su propia jerga, sus propios métodos de valoración de los hechos, etc. etc. En este blog creemos que la discusión táctica constituye un aporte sustantivo al desempeño de un equipo (motivo por el cual el Coronel jamás se sentará en la mesa del paganismo, que considera mucho más importante poner unas tiras de asado y unos choris al fuego y abrir unos vinos) y como estamos muy preocupados por esto y esto, vamos a hacer un aporte medido, con ideas futbolísticas, antes que desde la cabecera Este empiecen a pedir que pongan a los pibes.

Desde el inicio de la pretemporada, Ramón coquetea con un dibujo táctico parecido al primero (izquierda) de los tres presentados arriba. La idea es poblar el centro del terreno y desde allí controlar el juego, pero apostando a un medio capaz de salir rápidamente en ataque. Un dibujo similar utiliza por estos días el Real Madrid, con una salvedad que quizás Ramón debería tener en cuenta: nosotros no tenemos los mismos jugadores. Schuster, más allá de las rotaciones, alinea a Diarrá y Sneijder o Guti en el medio; delante de ellos a Robinho, Baptista o Robben y Raúl; y deja sólo a Van Nistelrooy. Y cada vez que ataca el Madrid, su único centro-delantero llega bien rodeado, acompañado de jugadores rápidos y de buen pie.

En estos partidos, sin embargo, el dibujo táctico terminó pareciéndose más al segundo (centro) donde los volantes laterales terminaron metidos en la mitad de la cancha, sin llegada, sin acompañar al pobre Silvera, que terminó solo, corriendo inútilmente contra toda una defensa. Jugando de esta forma, la oportunidad de convertir se reduce a una pelota parada o a un error defensivo del contrario, por no decir nada de lo aburrido que es ver un partido así.

Sin embargo, en el arranque del segundo tiempo de hoy, el equipo se pareció más al dibujo al que Ramón debería apuntar, aunque por supuesto con mucho terreno por recorrer. Tal como se ve en el tercer esquema (que, Ramón querido, hasta te lo damos con los nombres puestos, para ahorrarte el esfuerzo), el equipo jugó con dos delanteros bien definidos, volantes que iban y venían por las bandas y un D'Alessandro que asumió el liderazgo futbolístico del equipo. Con la salvedad de que, en adelante, los delanteros deberían ser Romeo y Silvera; sí, dos tanques, nada de eso "uno por adentro y otro por afuera", que Bergessio asuma su rol de primer relevo y punto. De hecho, tal como hicieron acá con sus leyendas, a Romeo habría que firmarle un contrato de por vida.

Nota: Este chiste de armar los esquemitas de arriba tomó una cantidad de minutos desproporcionada a su potencial utilidad. Creo que será la primera y última vez que aquí hagamos algo así.

viernes, febrero 15, 2008

...y con el cura qué hacemos?

Algunos días atrás, en letras de molde que sugerían un tsunami u otra catástrofe de proporciones indescriptibles, la portada de un centenario diario porteño indicaba que el gobierno evaluaba suprimir el obispado castrense. Sin embargo, esta portada tiene un sentido mucho más defensivo que aquella otra de Clarín resaltada algún tiempo atrás; si la primera, tal como decíamos entonces, tenía apariencia de cortina de humo, la más reciente transmite una idea bien diferente, una idea de "corran a las trincheras que vienen estos zurdos comecuras".

En días previos, otras noticias también llamaron la atención sobre la relación entre política y fe. Por un lado, el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, primado de la Iglesia de Inglaterra y de toda la fe anglicana, expresó que la adopción de elementos de la sharia en la ley británica serían inaceptables por los riesgos que acarrearía para la cohesión social. Algunos días antes, la Conferencia Episcopal Española lanzó un comunicado que enfureció al gobierno español, por considerarlo una intromisión en el proceso electoral en marcha.

¿Cómo explicar esta abrupta sucesión de choques en el frente Iglesia-Estado? Quizás tenga razón Inglehart en este paper cuando afirma que la transición hacia sociedades posmodernas, posmaterialistas implique un retorno a la fe y a la religión (aunque no necesariamente a las mismas de antaño, claro). En el caso que Inglehart tuviera razón, este asunto será un debate político crucial, porque esta tensión entre política y fe no será entonces una serie de esporádicos choques entre (para decirlo de algún modo) funcionarios y curas, sino la reaparición de un viejo clivaje en apariencia poco relevante; aunque, por supuesto, sería esperable que el mismo ya no se presente articulado en los términos tradicionales. Hoy el editorial de The Economist reflexiona sobre la misma pregunta, a partir de la polémica británica: The archbishop revived a debate that has exercised great minds for millennia: where to draw the dividing line between church and state.

Las revoluciones políticas de la Modernidad en Occidente establecieron como standard una línea divisoria en principio sencilla: el espacio público es laico y la religión queda reservada al espacio privado. En algunos países, principalmente en Europa, esta línea intentaba responder a las inumerables guerras de religión que habían asolado el continente, suprimiendo la fuente de todos los conflictos. Sin embargo, en otros casos, tal como ocurrió a lo largo de toda América Latina, la división intentaba apuntalar a.) la construcción del Estado, recuperando esferas públicas controladas por la Iglesia; y b.) el establecimiento de una economía capitalista, forzando su retiro en áreas centrales de la economía.

A partir de ese punto, el proceso no ha sido lineal: en ocasiones la fe se organizó en partidos políticos, compitiendo según las reglas del sistema político; de esto son testimonio los numerosos partidos democristianos europeos y latinoamericanos; pero, en otros casos, la fe (o mejor dicho, las organizaciones de los hombres que profesaban una fe) procuraron capturar las instituciones estatales, estableciendo así prerrogativas de tipo corporativo. El obispado castrense mencionado al inicio fue la coronación de un largo proceso de captura iniciado entre los '20 y los '30, según da cuenta acá Loris Zanatta.

En primer término, un punto de partita para el establecimiento de una base mínima de igualdad entre las múltiples creencias religiosas presentes en una sociedad es un efectivo desmonte de los sectores del Estado capturados por corporaciones establecidas. Ahora bien, este proceso de desmonte no es en sí mismo evidente, sino que abre la puerta a numerosas preguntas: ¿deben retirarse todas las expresiones de religiosidad o se debe garantizar igual acceso? La primera respuesta ha sido la respuesta liberal clásica y, en la Argentina, esta reacción laicista fue un elemento constituyente del ideario de la Generación del '80. Sin embargo, en los últimos tiempos, el debate parece encontrar adeptos de la segunda opción, quienes afirman que el ejercicio de la efectiva igualdad exige una intervención afirmativa, correctiva del Estado. Reformulando la pregunta: ¿la neutralidad es un proyecto en el punto de entrada o en el punto de salida?

El gobierno de CFK, en su proyecto de eliminación del obispado castrense, parece sugerir una mirada más cerca de la tradición liberal-laicista. Sin embargo, cuando su ministra de Salud dice que el problema del aborto no es un tema de su ministerio sino que es “un tema de política criminal”, el planteo se desdibuja: si la fe queda reservada a la esfera privada, por peso propio se impone una mirada pro-choice sobre el asunto. Más bien, la visión global parece ser la de un gobierno que no tiene ningún interés en articular una agenda sobre este tema, como si se tratara de un punto menor, cosa que aquí creemos (por los motivos apuntados arriba) debería reveer; que no quiere evitar la confrontación con los poderes corporativos establecidos, siempre que ellos no desafíen abiertamente su autoridad; y que la eliminación del obispado castrense (que desde aquí apoyamos en forma encendida) es sólo una represalia por la "cuestión Iribarne".

¿Cómo era que decía Mollo? Ah, sí, ya me acuerdo...

Niño hereje, niño hereje,
nunca salga sin su fucking medallón
estampita, caminata, olor a pata,
fe fifi,
Charles Atlas bautizado
torturado a talismán.

jueves, febrero 14, 2008

Vanguardismo medieval



Noticia menor, pero no por eso menos llamativa, sorprendente. La Royal Academy londinense, para promocionar una muestra del pintor medieval Lucas Cranach (1472-1553), había planeado lanzar una campaña publicitaria en la red de subterráneos. Sin embargo, las empresas encargadas de la publicidad en el metro londinense decidieron prohibir la imagen que la encabezaba: Venus (1532).

El desnudo de la pintura parece haber sido poco para la Inquisición medieval, que no la censuró, pero mucho para la sensibilidad de los usuarios del metro.

Cranach quizás era todo un trasgresor, capaz de hacer arte en épocas oscuras. Pero qué difícil que parece ser el arte en estos días de tanta corrección política.

miércoles, febrero 13, 2008

Vidas paralelas



Ayer nomás, Lula y Sarkozy se encontraron en la Guayana francesa y, según indica la prensa internacional, alcanzaron un acuerdo para la transferencia de tecnología militar francesa. A su vez, siempre según la misma fuente, Francia se ha comprometido a redoblar sus esfuerzos diplomáticos para incluir a Brasil en organismos como el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y en los Foros de los países más desarrollados, como el del G-8. Para redondear el acuerdo, Sarkozy visitará Brasilia a finales de este año, siendo aún presidente de la UE.

Es decir, por un lado, el acuerdo fortalecerá la posición brasileña como potencia militar regional. Por otro, el gobierno francés comprometió un fuerte respaldo diplomático al establecimiento de Brasil como líder regional.

Entre tanto, en un intento por demotrar que no sólo recibe a músicos y artistas varios, Cristina Kirchner redobló su apuesta de política exterior, que como todos sabemos será uno de los ejes de su flamante y ambiciosa y requeteprogre Administración; y recibió a un candidato a Nobel de la Paz y también a este muchacho que vemos en la foto, con quien firmó convenios sobre... sobre... En realidad, no sé bien sobre qué cosa, pero seguramente nada tienen que envidiarle a los acuerdos alcanzados por Lula. No, seguramente que no, nada de nada.

Qué se yo. A veces uno se queda sin palabras ante tanto vuelo, ante tanta alta política, ante tanta estrategia de inserción internacional de este poderoso, impactante y (casi diría) conmovedor modelo de acumulación con matriz diversificada e inclusión social.

martes, febrero 12, 2008

Un tal Julio



Un día como hoy, pero hace 24 años, el inmenso Julio Cortázar nos dejó como legado una obra tal vez inconclusa pero tan bella e indestructible como su recuerdo. Sin riesgo a equivocarnos podemos decir que la condición humana se ha visto enriquecida por su persona y por su obra, por esos personajes inolvidables, por esa prosa viva que siempre resonará en nuestra memoria con ritmo de jazz.

Su talla fue tanto más grande que la nuestra que da vergüenza intentar usar su arma fundamental, la palabra, incluso para evocarlo. Las palabras parecen insuficientes para recordar a aquel que nos regaló algunos de los momentos más memorables que hemos tenido la dicha de vivir. Por eso hoy, para rendirle una vez más tributo, sólo vamos a reproducir unos párrafos de otro héroe épico, que de aquí hemos tomado.

Sólo cabe decirte gracias, querido Julio.

El argentino que se hizo querer de todos
por Gabriel García Márquez

Fui a Praga por última vez hace unos quince años, con Carlos Fuentes y Julio Cortázar. Viajábamos en tren desde París porque los tres éramos solidarios en nuestro miedo al avión y habíamos hablado de todo mientras atravesábamos la noche dividida de las Alemanias, sus océanos de remolacha, sus inmensas fábricas de todo, sus estragos de guerras atroces y amores desaforados.

A la hora de dormir, a Carlos Fuentes se le ocurrió preguntarle a Cortázar cómo y en que momento y por iniciativa de quién se había introducido el piano en la orquesta de jazz. La pregunta era casual y no pretendía conocer nada más que una fecha y un nombre, pero la respuesta fue una cátedra deslumbrante que se prolonga hasta el amanecer, entre enormes vasos de cerveza y salchichas de perro con papas heladas. Cortázar, que sabía medir muy bien sus palabras, nos hizo una recomposición histórica y estética con una versación y una sencillez apenas creíbles, que culminó con las primeras luces en una apología homérica de Thelonius Monk. No sólo hablaba con una profunda voz de órgano de erres arrastradas, sino también con sus manos de huesos grandes como no recuerdo otras más expresivas. Ni Carlos Fuentes ni yo olvidaríamos jamás el asombro de aquella noche irrepetible.

Doce años después vi a Julio Cortázar enfrentado a una muchedumbre en un parque de Managua, sin más armas que su voz hermosa y un cuento suyo de los más difíciles: La noche de Mantequilla Nápoles. Es la historia de un boxeador en desgracia contada por él mismo en lunfardo, el dialecto de los bajos fondos de Buenos Aires, cuya comprensión nos estaría vetada por completo al resto de los mortales si no la hubiéramos vislumbrado a través de tanto tango malevo; sin embargo, fue ese el cuento que el propio Cortázar escogía para leerlo en una tarima frente a la muchedumbre de un vasto jardín iluminado, entre la cual había de todo, desde poetas consagrados y albañiles cesantes, hasta comandantes de la revolución y sus contrarios. Fue otra experiencia deslumbrante. Aunque en rigor no era fácil seguir el sentido del relato, aún para los más entrenados en la jerga lunfarda, uno sentía y le dolían los golpes que recibía Mantequilla Nápoles en la soledad del cuadrilátero, y daban ganas de llorar por sus ilusiones y su miseria, pues Cortázar había logrado una comunicación tan entrañable con su auditorio que ya no le importaba a nadie lo que querían decir o no decir las palabras, sino que la muchedumbre sentada en la hierba parecía levitar en estado de gracia por el hechizo de una voz que no parecía de este mundo.

Estos dos recuerdos de Cortázar que tanto me afectaron me parecen también las que mejor lo definían. Eran los dos extremos de su personalidad. En privado, como en el tren de Praga, lograba seducir por su elocuencia, por su erudición viva, por su memoria milimétrica, por su humor peligroso, por todo lo que hizo de él un intelectual de los grandes en el buen sentido de otros tiempos. En público, a pesar de su reticencia a convertirse en un espectáculo, fascinaba al auditorio con una presencia ineludible que tenía algo de sobrenatural, al mismo tiempo tierna y extraña. En ambos casos fue el ser humano más importante que he tenido la suerte de conocer.

Desde el primer momento, a fines del otoño triste de 1956, en un café de París con nombre inglés, adonde él solía ir de vez en cuando a escribir en una mesa del rincón, como Jean-Paul Sartre lo hacía a trescientos metros de allí, en un cuaderno de escolar y con una pluma fuente de tinta legítima que manchaba los dedos. Yo había leído Bestiario, su primer libro de cuentos, en un hotel de Lance de Barranquilla donde dormía por un peso con cincuenta, entre peloteros más mal pagados y putas felices, y desde la primera página me di cuenta de que aquél era un escritor como el que yo hubiera querido ser cuando fuera grande. Alguien me dijo en París que él escribía en el café Old Navy, del boulevard Saint Germain, y allí lo esperé varias semanas, hasta que lo vi entrar como una aparición. Era el hombre más alto que se podía imaginar, con una cara de niño perverso dentro de un interminable abrigo negro que más bien parecía la sotana de un viudo, y tenía los ojos muy separados, como los de un novillo, y tan oblicuos y diáfanos que habrían podido ser los del diablo si no hubieran estado sometidos al dominio del corazón.

Años después, cuando ya éramos viejos amigos, creí volver a verlo como lo vi aquel día, pues me parece que se recreó a si mismo en uno de los cuentos mejor acabados - El otro cielo -, en el personaje de un latinoamericano sin nombre que asistía de puro curioso a las ejecuciones en la guillotina. Como si lo hubiera hecho frente a un espejo. Cortázar lo describió así: "Tenía una expresión distante y a la vez curiosamente fija. La cara de alguien que se ha inmovilizado en un momento de su sueño y se rehúsa a dar el paso que lo devolverá a la vigilia.". Su personaje andaba envuelto en una hopalanda negra y larga, como el abrigo del propio Cortázar cuando lo vi por primera vez, pero el narrador no se atrevía a acercársele para preguntarle su origen, por temor a la fría cólera con que él mismo hubiera percibido una interpelación semejante. Lo raro es que yo tampoco me había atrevido a acercarme a Cortázar aquella tarde del Old Navy, y por el mismo temor. Lo vi escribir durante más de una hora, sin una pausa para pensar, sin tomar nada más que medio vaso de agua mineral, hasta que empezó a oscurecer en la calle y guardó la pluma en el bolsillo y salió con el cuaderno debajo del brazo como el escolar más alto y más flaco del mundo. En las muchas que nos vimos años después, lo único que había cambiado en él era la barba densa y oscura, pues hasta hace apenas dos semanas parecía cierta la leyenda de que era inmortal, porque nunca había dejado de crecer y se mantuvo siempre en la misma edad con la que había nacido. Nunca me atreví a preguntarle si era verdad, como tampoco le conté que en el otoño triste de 1956 lo había visto, sin atreverme a decirle nada, en su rincón del Old Navy, y sé que dondequiera que esté ahora estará mentándome la madre por mi timidez.

Los ídolos infunden respeto, admiración, cariño y, por supuesto, grandes envidias. Cortázar inspiraba todos esos sentimientos como muy pocos escritores, pero inspiraba además otro menos frecuente: la devoción. Fue, tal vez sin proponérselo, el argentino que se hizo querer de todo el mundo. Sin embargo, me atrevo a pensar que si los muertos se mueren, Cortázar debe estar muriéndose otra vez de vergüenza por la consternación mundial que ha causado su muerte. Nadie le temía más que él, ni en la vida real ni en los libros, a los honores póstumos y a los fastos funerarios. Más aún: siempre pensé que la muerte misma le parecía indecente. En alguna parte de
La vuelta al día en ochenta mundos un grupo de amigos no puede soportar la risa ante la evidencia de que un amigo común ha incurrido en la ridiculez de morirse. Por eso, porque lo conocí y lo quise tanto, me resisto a participar en los lamentos y elogías por Julio Cortázar. Prefiero seguir pensando en él como sin duda él lo quería, con el júbilo inmenso de que haya existido, con la alegría entrañable de haberlo conocido, y la gratitud de que nos haya dejado para el mundo una obra tal vez inconclusa pero tan bella e indestructible como su recuerdo.


lunes, febrero 11, 2008

Comparative Honeymoons



Los gráficos que pueden observarse más arriba fueron tomados de dos posteos diferentes del blog de Artemio López. Las encuestas fueron realizadas en los mismos días y la ficha técnica también las encuentran en el mencionado blog.

Tal como puede observarse, la imagen positiva del gobierno porteño (Macri) es virtualmente la misma que la registrada por el gobierno nacional (CFK). Los registros de Macri, hay que reconocerlo, no son nada malos: tres de cada cinco porteños tienen una imagen positiva de su breve gestión. Sin embargo, quizás más notable es el registro de Cristina Kirchner quien, pese a arrastrar casi cinco años de gestión kirchnerista (y el último especialmente difícil), también goza de una popularidad impactante.

Hace largo rato dijimos que la debilidad, el derrape y la decadencia era apenas un "micro-clima opositor perceptible si uno camina por las calles de Recoleta". ¿O no, Zabalita? ¿Te lo dijimos o no?

domingo, febrero 10, 2008

Inmigración, acá y allá




Las primarias sugieren que el "problema inmigratorio" será uno de los principales temas de las elecciones presidenciales de noviembre. Y, para no ser corridos por derecha frente al electorado republicano, incluso los candidatos en principio más moderados en temas inmigratorios se vieron obligados a endurecer su discurso. Una vez más, las elecciones internas introducen efectos distorsivos que tienden a polarizar la elección general, tal como ha expuesto Colomer en algunos papers.

Por cosas como estas, cualquier candidato republicano será siempre indigerible en este blog. Pero, atenti, tampoco veamos la paja en el ojo ajeno: diálogos como estos se escuchan en Recoleta o San Isidro, aunque en esos casos sin ninguna barrera idiomática.

¿Hacia una nueva columna vertebral?

Torcuato ha pronosticado que el sistema de partidos argentino desembocará en un sistema bipartidista clásico, de tipo bipolar, con una izquierda y una derecha bien definidas. Torcuato ha repetido esta predicción por años, quizás corresponda decir por décadas; y lo ha hecho tantas veces como la realidad la ha rechazado. En beneficio de Torcuato, hay que reconocer que en más de una oportunidad el proceso político argentino pareció encaminarse hacia un cierto escenario bipolar; no obstante, la aparición de un sistema de partidos que funcione (casi exclusivamente) alrededor de dos actores siempre ha sido remota.

Muchas veces la prensa ha transmitido los sueños ditelleanos de los Kirchner. Se dice que ellos quisieran protagonizar la articulación de un nuevo sistema de partidos, donde un bloque de centro-izquierda, hegemonizado por el peronismo, confronte contra un bloque de centro-derecha, cuya aparición quedaría pendiente a un incierto futuro. Un diseño de estas características pareciera presentar reminiscencias del formato habitual de la política europea, estructurada principalmente alrededor del clivaje izquierda-derecha, aunque usualmente esta competencia no ocurre en forma bipartidista sino multipartidista.

Por un lado, la decisión del kirchnerismo de tomar las riendas del partido tras cuatro años de (por decirlo de algún modo) ignorarlo olímpicamente sugiere que desde la cúpula del poder se supone que la realización de tal proyecto requiere de la revitalización del Partido Justicialista como elemento central y, desde allí, atraer a otros sectores de centro-izquierda, muchos de los cuales (cabe recordar) han construido su identidad política en conflicto con la identidad peronista. Las elecciones de octubre pasado mostraron que, en términos electorales, el kirchnerismo descansa más que nunca sobre sus bases peronistas, mientras que los demás sectores que han participado del armado (desde radicales K, pasando por agrupaciones piqueteras, hasta el progresismo bienpensante porteño) ocupan roles accesorios. Por ese motivo sería muy esperable que algunos, quizás muchos líderes peronistas con control directo del aparato electoral, en especial algunos gobernadores, se sientan tentados a reclamar una mayor cuota de poder políticos y, por qué no, a soñar con disputar el liderazgo (es decir, la presidencia) dentro de cuatro años.

Desde esta perspectiva, la decisión de desandar los pasos y retomar las riendas partidarias quizás no sea una muestra del formidable poder político del kirchnerismo, sino antes sea un intento para consolidar su liderazgo sobre el universo peronista, cerrando el paso de posibles competidores, intuyendo que al apogeo sigue la decadencia. Pero también puede ser un camino para institucionalizar el partido y así proteger su propio poder político: la ausencia de reglas creíbles permite que el poder sea administrado con un mayor margen de maniobra; sin embargo, la institucionalidad, al dar márgenes de estabilidad en las interacciones entre los actores, puede ser una estrategia para preservarlo, para protegerse frente a eventuales competidores. En un peronismo de instituciones informales como el actual, el próximo líder peronista borrará del mapa a los Kirchner tal como ellos lo hicieron con Duhalde.

Sin embargo, las posibilidades de concretar tal sueño ditelleano puede chocar contra límites difíciles de vencer. Tal como reflexionaba Pierre Ostiguy en una columna post-elecciones, hay una gran brecha entre la figura de Cristina, a nivel de liderazgo “peronista” nacional, y las bases peronistas que fundamentalmente la votaron. Esta brecha es observable tanto a nivel de estilo político (y de estética), como a nivel de proyecto “ideológico” (el comentado nivel simbólico abarca ambos aspectos). Y esta brecha es mucho más grande, opino, que la que existía con Néstor Kirchner. [...] Cristina quiere liderar un gobierno que sea básicamente de izquierda moderna, identificada con el socialismo francés, o el socialismo español, o el modelo chileno de Michelle Bachelet. Eso es muy irónico, teniendo en cuenta el odio profesado tantas, pero tantas veces –y con pasión– de parte de votantes y militantes peronistas hacia el socialismo europeo, “que no tiene nada que ver con el peronismo”. Odio que se actualizó hace dos décadas cuando lo asociaban claramente con el alfonsinismo. Y, sin dudas, el peronismo es populismo retóricamente nacionalista. El peronismo no es asimilable a una identidad socialista o progresista, porque está estructurado sobre identidades por completo diferentes, en no pocos puntos irreconciliables con el ideario del pensamiento progresista. En parte por estas profundas diferencias identitarias y, también, porque como se dice acá el votante progresista en el gran número -dirigentes mojadores hay, pero no suman a este análisis- es un votante sin cultura oficialista y en líneas generales la gestión nacional -por motivos diversos y muchos valederos- más o menos rápidamente primero lo agobia, luego defrauda y finalmente termina apartándose en busca de alternativas opositoras, donde se siente más cómodo, la posibilidad de su integración en el añorado bloque de centro-izquierda es poco probable. Antes bien sería esperable una eterna e irresoluble relación de amor-odio, limitada a alianzas más bien coyunturales.

Por otro lado, la dimensión partidaria del peronismo, tal como se enfatiza acá intentando calmar "progres asustados", jamás ocupó un rol hegemónico en el movimiento. La posición del partido nunca fue comparable a la ocupada por sus equivalentes en otros movimientos multiclasistas, tal como podría ser el caso del PRI mexicano; ni tampoco jamás pudo equipararse a los partidos obreros de estilo europeo, donde la relación entre sindicatos y dirigencia partidaria está institucionalizada en reglas indisputadas. En este contexto el peronismo era un movimiento no sólo por su pretensión de representar a toda la sociedad y no reconocerse sólo una "parte", sino también porque bajo esa etiqueta se refugiaban diferentes actores políticos, que pretendían liderarlo: partido, sindicatos y también organizaciones armadas. Así, la renovación de los años '80 fue el primer (y diría único) proyecto de convertir el peronismo en un partido social-demócrata moderno, siguiendo el modelo de los partidos obreros europeos, pero tal como señala Levitsky el proceso no acabó en la construcción de un partido de cuadros sustentado en el aparato sindical, sino en uno de bases clientelares controlado por jefes locales con acceso privilegiado a los recursos estatales en los años '90.

Es decir, tampoco corresponde imaginar que a un Partido Justicialista todo poderoso, que finalmente discipline a todos sus componentes, transformándose así en la piedra fundamental del sistema político argentino. Y menos aún creer que eso se puede lograr sólo con una foto en la portada dominical de Clarín, por más que eso haya sacudido el abispero. Dice hoy Wainfeld en una reflexión inteligente: La repercusión del acuerdo Kirchner-Lavagna fue enorme. Da la impresión de que hasta resultó desproporcionada a su real impacto. En la arena mediática esa diferencia virtual es una minucia: si fue tapa de diarios y comidilla de las radios durante varios días, fue importante. Pero la construcción de un PJ que sea realmente un partido institucionalizado requiere algo más que ruido. También requiere nueces.

jueves, febrero 07, 2008

Excursus



Alguien con quien charlaba ayer me comentó una discusión reciente que había mantenido con un miembro del honorable sistema judicial argentino. Parece que la discusión giró alrededor de la histórica resistencia de los jueces a pagar el impuesto a las ganancias, carro al que, como no podía ser de otro modo, se suben también todos los demás miembros de la carrera judicial (fiscales, secretarios, etc. etc.). El interlocutor de mi amigo, entre muchos otros dislates, argumentó que "¿Usted sabe lo que yo ganaría con lo que sé en el sector privado?" para defender el no pago de impuestos. Este es un asunto en el que, muy brevemente, nos detuvimos en otra oportunidad.

No hay que ser nuestro super-héroe para sostener que el saber es un recurso de poder atado a la pertenencia social de quien lo posee: los sectores socialmente dominantes son los que acceden a los niveles más altos del sistema educativo formal. Y el mencionado impuesto a las ganancias pretende reducir la regresividad del sistema fiscal, gravando a los que más tienen, lo cual le da al mencionado impuesto ciertas (no muchas) pretensiones redistributivas. En consecuencia, precisamente, porque aquel interlocutor posee un volumen de saber superior a la media debe ser gravado (y no exceptuado) por el impuesto a las ganancias.

En fin, arriba les dejo una imagen de la familia judicial.

miércoles, febrero 06, 2008

Las palabras y las cosas

¿Y esto? ¿Cómo se explica este encuentro, esta foto, este aval? ¿Dónde se perdió el discurso sobre los Derechos Humanos? No entiendo, no entiendo nada.

domingo, febrero 03, 2008

Mientras se calienta el agua

Ayer nomás Zabalita se quejaba que no pasaba nada de nada. Que la lectura de diarios era un pelotazo, un montón de noticias anodinas, nada que inspirara un posteo. Hoy, esta portada sacude a la escena política y da un nuevo giro a la mentada reorganización del peronismo.

Como desde hace cinco años, con muy pocas interrupciones, el gobierno maneja la agenda mientras la oposición lo sigue de atrás, lo marca mirando el número de la camiseta. La tapa de hoy, una vez más, prueba que nadie parece estar en condiciones de quitarle la iniciativa al kirchnerismo.

Tal como acá se ha dicho en ocasiones anteriores, el lavagnismo era una versión de kirchnerismo blanco, un poco más prolijo y más digerible entre los sectores medios. Por ese motivo no sorprende la alianza; aún con lo bastardeados que están los programas y las ideologías, ambos tienen grandes coincidencias programáticas y eso los acerca. Tras haber medido fuerzas en las elecciones de octubre, las oportunidades de un acuerdo se aclaran, porque se transparenta qué tiene cada uno (en especial Lavagna, claro) para ofrecer.

Otro tema. Hace un par de días decíamos que no nos explicábamos esta otra portada. Seguramente una y otra no tengan nada que ver. El Coronel está convencido que la redacción de Clarín no ofreció una cortina de humo el lunes pasado a cambio de la foto de la portada de hoy. No, seguramente no haya relación entre las tapas. Pucha, qué mal pensados son algunos...

Quiz dominical. Si ahora los radicales L son también radicales K, ¿qué parte del radicalismo resta pasarse a las filas peronistas? Más aún, ¿existe todavía el radicalismo?

Chau, hasta mañana, me voy a preparar unos mates.

sábado, febrero 02, 2008

Cielito por Asalto




Esta es, Zabalita querido, la locura que nos pasa a los argentinos. Porque cantando se alegran, cielito lindo, los corazones.

viernes, febrero 01, 2008

Bailar con la más linda



Dice la voz popular que el desafío más difícil es bailar con la más fea. Según este saber de arrabal, nadie quiere hacerlo básicamente porque a todos le gustaría hacerlo con la más linda. Sin embargo, bailar con la más fea presenta una gran ventaja: se requiere poco para salir bien parado. El problema es más grande cuando uno tiene que bailar con la más linda, porque las comparaciones a uno lo pueden liquidar sin más, casi como un trámite, por falta de equivalencias.

Este es un blog que habla de política, aunque a veces (no pocas) también de fútbol. Amamos el cine, amamos la literatura, pero no posteamos sobre eso. Pero hoy algo nos llama, nos convoca a hacer una excepción. Y haremos tal excepción para decir que los relatos de García Márquez han probado ser mucho para cualquier director que no sea Arturo Ripstein. Sacar a bailar la desmesura de una prosa sin fin es exponerse al ridículo de la comparación, a la paliza que un campeón mundial de peso completo le puede dar al mejor peso pluma. Esto se torna brutal cuando se trata de uno que además de ligerito no tiene pergamino alguno.

Ante este panorama, lo mejor entonces es declinar el convite y no sacar a bailar a la más linda. Quizás no haya necesidad de sacar a la más fea, dado que podemos buscarnos una del montón; pero nunca deberíamos tentar a nuestra suerte y buscar a la más linda porque, como a Ícaro, aproximarnos tanto al sol puede matarnos. Salvo, claro, que uno sea Ripstein. Ahí sí, eso es otra cosa.