martes, febrero 19, 2008

Río revuelto

Mauricio es un político de la anti-política. Daniel no dice ser anti-político, pero se comporta como si lo fuera y, por eso, por ahí ahora le dicen "el movedizo solucionador de problemas de la gente bonaerense". Mauricio, como un buen político de la anti-política, también se considera a sí mismo como un solucionador de problemas y le gusta que sus votantes lo vean así. Carrió, que a veces es política pero en otras parece mística, dice que es el líder de la oposición, pero lo dice taaaaan seguido que parece que se lo dijera a ella misma. Y Lavagna... No, Lavagna no es un político, ni siquiera un político de la anti-política, es un ex ministro; y los que creyeron que era un político allá ellos.

Por su parte, Néstor es un político-político y hace gala de eso, porque le gusta que todos lo notemos. Y Eduardo, que cada tanto reaparece con algo, también es un político-político pero hoy sin poder, quizás esperando a que una nueva crisis lo lance como piloto de tormentas. Pero como es un político-político sabe que es mejor ser parte que mirar el partido de afuera, asique algo querrá lograr en el rearmado del peronismo en marcha. Los gobernadores, que también son políticos-políticos, se fueron sumando uno por uno; se ve que a nadie le gusta mirar el partido desde la platea.

Los radicales en general son políticos-políticos pero también son un misterio. Los que tienen caja cerraron con el gobierno hace rato. Los que no, pusieron a Lavagna como carnada para preservar algo de poder sin necesidad de un gran caudal electoral; por la magia del sistema electoral siempre sacan más bancas que las que se merecen con los veinte votitos que siempre sacan.

Ahora digo, si Néstor, que es un político-político, logra rearmar el partido (no digo que vaya a ser la socialdemocracia alemana, digo un partido) y la distribución de poder y recursos entre oficialismo y oposición no cambia, el peronismo va a gobernar de acá al día que me muera.

Pero, claro, la clave está en esa condición: si la distribución de poder y recursos entre oficialismo y oposición no cambia. ¿Por qué habría de cambiar? Más fácil es responder lo contrario y pensar que el armado de un partido institucionalmente organizado (insisto, no digo el laborismo inglés, sólo digo un partido de veras) es una forma de institucionalizar el poder, de estabilizar intertemporalmente la distribución de poder y recursos.

Alguien me repreguntará: ¿Por qué tratar de rearmar el partido cuando hasta acá les fue bastante bien sin ninguno? Porque para pescar en río revuelto hay que ser un político-político.

No hay comentarios.: