miércoles, octubre 31, 2007

Ninguneo


Un poco más sobre las elecciones del domingo. Una elección presidencial creo que vale suficiente como para dedicar algunos posteos a comentar muchas cosas.

La imagen con la que abrimos el posteo fue la portada del diario Clarín del lunes pasado. Para ser francos, cuando la vi me sorprendió, porque tamaño ninguneo lo hubiera esperado de otros medios, pero no del gran diario argentino. La portada es como decir "por poquito", como decir "casi hay segunda vuelta, ganaron por un puñado de votos", para lo cual además tomaron el número más conveniente de los proporcionados: el resultado real fue 45%, pero ellos se dieron el gusto de poner ese 43.

Evidentemente en la trastienda del poder se jugaron cosas que uno no ve. De otra forma esto no se explica. No, no, no se explica de otra forma.

martes, octubre 30, 2007

Se va, se va y nunca volverá

Lo hemos dicho antes: todas las desventuras políticas del Sr. Blumberg, lo reconozco, me arrancan una sonrisa, a veces menos, pero nunca menos que una mueca de satisfacción y cierto brillo en los ojos.

El pasado domingo la candidatura a gobernador del máximo exponente del pensamiento represivo y metebala de los últimos tiempos alcanzó un misérrimo 1.28% de los votos en la provincia de Buenos Aires. Apenas unas 84 mil personas estuvieron dispuestas a acompañar a este pequeño Le Pen bonaerense y su discurso derechista incombustible, que no asume el respeto a los Derechos Humanos como una causa justa sino como un costo y que representa a las ideas más represivas en materia de seguridad.

Si a esto sumamos que Patti obtuvo un 2.48% y que Rico no fue capaz de imponer a su pollo en San Miguel, el electorado facho parece estar en crisis.

Mozo, la próxima ronda la invita el Coronel, que tenemos algo por lo que brindar...

El Bulldog y el Escorpión


Segundo posteo post-electoral, en este caso para deternernos ante los restos mortales de alguien que supo atraer a uno de cada cinco votantes argentinos hace apenas cuatro años y el domingo a duras penas cosechó un magro (magrísimo) 1.45% de los votos. Don Ricardo Hipólito reunió unos 264 mil y pico de votos, con su previsible mejor registro en la Capital Federal (3.95%). Y, en consecuencia, quedó detrás de Pino Solanas y Jorge Sobisch. Honestamente, no estoy seguro si la palabra "fracaso" alcanza para describir tamaña capacidad de dilapidar votos.

¿Cómo explicarlo? Don Ricardo Hipólito había alcanzado una performance notable para un partido de centro-derecha liberal en las elecciones presidenciales de 2003, cuando alcanzó un tercer lugar no demasiado distante del segundo puesto (y, a la postre, ganador). Sin embargo, nunca se está más cerca de la decadencia como cuando se ha alcanzado el esplendor y ese día marcó un punto de inflexión irreversible:

a.) el extraño calendario electoral de aquel año, donde el adelantamiento de la fecha evitó la concurrencia electoral, le impidió que su performance presidencial se trasladara a las elecciones legislativas; es decir, el presidencialismo argentino mostró su rostro más winner-takes-all, haciendo honor al profesor Linz;

b.) cometiendo un error estratégico colosal, con el resultado presidencial aún caliente, tomó la decisión de no encabezar ninguna boleta legislativa, dejando disponible a una importante masa de votantes;

c.) aprendida la lección de 2003, en las últimas elecciones legislativas cayó en la cuenta que para liderar la oposición necesitaba acumular recursos institucionales, pero como los economistas jamás leen a Duverger, tomó una apuesta equivocada: competir por una senaduría en la provincia de Buenos Aires, con todos las implicancias que las competencias mayoritarias tienen para los partidos chicos, en el momento en que el peronismo bonaerense estaba librando la madre de todas las batallas entre el duhaldismo y el kirchnerismo; es decir, la cuesta más empinada en el distrito equivocado en el momento menos oportuno; y,

d.) por último, confió en Macri, reviviendo la fábula del Escorpión y la Rana: cuando el escorpión le pidió a la rana que lo cruce al otro lado del río, la rana confió en alguien que no podía hacer otra cosa que traicionarlo.

El último tren lo perdió en su frustrado acuerdo con Carrió, que le hubiera permitido colocarse en una posición expectable en una boleta con posibilidades reales. En lugar de eso optó por confiar, una vez más, en un socio con una estructura de prioridades por completo incompatible, más preocupado por minimizar cualquier desgaste que en construir una opción más allá de los bordes de la ciudad. Largo tiempo atrás, aquí y aquí, decíamos que el macrismo era apenas una expresión de vecinalismo, que disimula su carácter específico porque es vecinalismo en un distrito grande (no es lo mismo ser vecinalista en Trenque Lauquen), en el que además están asentados todos los medios de comunicación de alcance nacional.

En esa lógica vecinalista, lo racional es desprederse de cualquier figura que pueda generar desgastes innecesarios, de la misma manera que se deshizo de Blumberg con el affaire del título. Y, esquivando charcos, no vaya a ser que nos embarremos los zapatitos blancos, el macrismo dilapidó al menos medio millón de votos en su distrito estrella: no pudo sacar ni siquiera la senaduría por la minoría, cuando ayer nomás eran los dueños de la parada. En fin, se vé que mejor no polemizar mucho con los Kirchner, mejor no levantar mucho polvo, que en pocos días agarramos el gobierno porteño y vamos a tener que convivir durante cuatro años.

En política, como en otro terreno, se pueden cometer errores. Pero no tantos. Ni tan estúpidos. Último episodio de la historia de Don Ricardo Hipólito. This is the end. My only friend, the end.


Navidades maradonianas


Como cada 30 de octubre, un montón de locos lindos se congregan a celebrar la Navidad maradoniana.

Incluso uno recibe invitaciones a la

6ta Cena de la Navidad MARADONIANA año 47 D.D

Maradoniano:

Te informamos que ya están a la venta, las entradas para la tradicional Cena de la Navidad Maradoniana, el día lunes 29 de octubre a las 21hs en CLUB LELOIR


[...]

También celebraremos un Casamiento Maradoniano y los 10 años del retiro de Diego en forma oficial del fútbol 1997.

Expresión de pagana idolatría, muestra de adoración popular por sus héroes más caros, ominosa burla hacia las religiones oficiales. O, quizás, payasada colectiva.

El Coronel no sabe muy bien qué pensar frente a este asunto. Pero, ante la duda, el Coronel hace un alto en el análisis electoral y le desea Feliz Navidad a todos los maradonianos.

lunes, octubre 29, 2007

Cantinero, marche otra ronda


Algunas notas con los números puestos

A pesar de las letanías de algunos, las urnas arrojaron un resultado contundente: la mitad de los argentinos votaron por otros cuatro años del kirchnerismo en el poder. La otra mitad se descompuso en una multitud de opciones que, en algunos casos, ni siquiera eran demasiado opositoras.

La composición regional del voto es también contundente: CFK ganó en 21 sobre 24 distritos, lo que indica que la supresión del Colegio Electoral en 1994, contrariamente a los argumentos esgrimidos por los representantes de las provincias más chicas en la Convención, no obró una elección presidencial donde cuatro o cinco distritos urbanos eligen un mandatario contra la opinión de las restantes provincias. En algunas provincias, la formula kirchnerista se alzó con una cantidad de votos dificil de repetir: 77.9% en Santiago del Estero, 74,4% en Salta y 72.3% en Formosa, frente a los cuales incluso los resultados alcanzados en el pago chico (Santa Cruz, 67.9%) parecen poquita cosa.

Varios meses atrás decíamos que la idea de un kirchnerismo cayéndose a pedazos no era otra cosa que "el producto del micro-clima opositor, perceptible si uno camina por las calles de Recoleta, Palermo y demás barrios de gente bien". Y los resultados dieron una prueba aplastante de que ni siquiera se puede hablar de declinación. En mi barrio a esto le dicen paliza, en otros ambientes por menos que esto un técnico tira la toalla.

A esto se suma una victoria demoledora en las elecciones legislativas que, ayudadas por la conveniente sobre-representación de los distritos chicos legada por Bignone, deja en manos del peronismo una bancada con mayoría propia en Diputados, a la que se pueden sumar una treintena de aliados (o filo-kirchneristas); además conserva intactos sus 2/3 en el Senado. Siguiendo a Riker, uno esperaría que esa super-coalición nunca será reunida dado que sería demasiado costoso sostenerla; más racional sería, por el contrario, gobernar con la mínima coalición ganadora. Ahora bien, un premio excepcional puede facilitar alcanzar pagos* excepcionales para todos los participantes y los números en ambas cámaras dejan al alcance de la mano decisiones con mayorías agravadas: el Coronel no pronostica ninguna reforma constitucional pero sí dice que están dadas las condiciones políticas.

Saber ganar

Ahora bien, después de tamaña victoria tanto en la elección presidencial como en las concurrentes elecciones legislativas, uno supondría que la circunstancia llamaba a una construcción política un poco más generosa que la que sugiere alguien cuando a primera hora del día sale a criticar a la capacidad de los votantes porteños. Esto trae inmediatamente a la memoria la reacción de Filmus tras la segunda vuelta con Macri: a él lo habían votado los sectores pensantes del electorado y, por descarte, a su oponente los no pensantes.

Pero, tal como decíamos tras la derrota de aquel día, el problema en el distrito no es tanto el comportamiento no-pensante de los porteños o la perniciosa influencia de la prensa, sino un armador político que no está a la altura de las circunstancias. Aunque él prefiera echarle la culpa al autismo porteño, Mr. Fernández ya es el padre de un rosario de derrotas en la Ciudad: a.) Bielsa en 2005; b.) Filmus hace cuatro meses (con paliza incluida); y c.) ahora, un distante segundo lugar, mientras llueven votos kirchneristas a lo largo y ancho del país.

No obstante, vamos a hacer una concesión en favor del armador y digamos que el problema puede ser más amplio: los resultados de CFK fueron comparativamente magros en varios distritos urbanos, no sólo en la Ciudad de Buenos Aires. Acá hace falta más evidencia empírica, pero mientras esperamos que en cualquier momento el Criador postee algo, digamos que todo parece sugerir un voto más cercano a las características históricas del peronismo, basado en sectores populares en las áreas urbanas y el apoyo de los sobre-representados distritos periféricos. Es decir, la tesis de Mora y Llorente sigue ahí y del proyecto transversal ni noticias.

El peronismo como opción (casi) única

La oportunidad de derrotar al peronismo en una elección presidencial, dada la especial geografía electoral argentina, depende de la presencia de dos formulas competitivas en la ciudad de Buenos Aires toda (CBA + conurbano) y, por supuesto, que una de ellas sea no-peronista. Esto puede ser de perogruyo: la única derrota peronista en una presidencial en veinte años fue la única ocasión en que enfrentó a una fórmula capaz de alcanzar una satisfactoria (en realidad, diría magnífica) performance en esta región, tal como la Alianza en el '99.

Sin embargo, el problema es que para construir una coalición política capaz de gobernar se requiere no sólo de un eficaz aparato político en el área matropolitana de Buenos Aires, sino también un aparato capaz de construir poder institucional en las provincias. Y esta fue la gran tragedia de la Alianza: leyó la elección de ese año como una victoria cuando, en el mejor de los casos, fue un empate.

Ahora bien, nada indica que ambas condiciones se conjuguen mutuamente, sino que en ocasiones pueden ser entre sí contradictorias. Es decir, quizás la estrategia para ganar en un terreno sea inadecuada para ganar en el segundo. Y, en este dilema, la única maquinaria disponible para tal operación es la multifacética y versátil estructura peronista. En última instancia, el sentido principal del voto es formar un gobierno a la vez representativo y eficaz.

(*) El término pagos se usa en el sentido habitual en rational choice y no necesariamente hace referencia a pago de sobornos o al intercambio de cualquier otro recurso ilícito o turbio. Por supuesto, tal cosa no se descarta, pero no descartarla no es lo mismo que afirmarla.

viernes, octubre 26, 2007

Reflexiones al filo de la veda



El domingo se vienen, finalmente, las elecciones presidenciales y todos los pronósticos (los creibles, los que no tanto, los operados y los muy operados) indican que CFK será la próxima presidenta de los argentinos. Entonces, la pregunta se desplaza desde el pronóstico, la polla y viscachazo sobre la elección, las perspectivas que se entreveen para el próximo gobierno.

A diferencia de muchas cosas que se leen por ahí, el Coronel cree que no hay mucho para rascar en el frente económico del gobierno, salvo correrlo por izquierda criticando las muy débiles mejoras en términos de distribución del ingreso. Pero ese es un discurso muy poco vendedor porque: a.) los potenciales clientes son las mismas bases sociales del kirchnerismo; y b.) los clientes disponibles serían los que pagarían la factura de la distribución. En fin, no suma por ningún lado.

Zabalita tiró una encuesta que un nutrido grupo de lectores viene respondiendo, para sorpresa de su inicial "no le tengo mucha fe a los lectores". Y acá me detengo en la que, a mi humilde entender, es la pregunta más importante de las formuladas por mi amigo Zabalita: ¿cuál será la lealtad del peronismo?

Las condiciones de posibilidad del próximo gobierno estarán dadas por su habilidad para conservar una coalición de gobierno consolidada detrás del liderazgo presidencial, tal como ocurrió estos cuatro años. Es decir, el gobierno no deberá proveer respuestas en la economía sino principalmente en la política.

Tal como dijimos en ocasiones anteriores, CFK no parece tener ese charme peronista convencional. Por más que ella diga que se identifica con la "Evita del puño crispado", los muchachos la identifican más con las jornadas de compras por París o el Soho neoyorquino, motivo por el cual tiende a sobreactuar su peronismo. Sin embargo, detrás de Cristina estará Néstor. Entonces, si los Kirchner conservan una promesa creíble de preservación del patrón de acumulación política, sus socios pueden conservar confianza en ser premiados por su lealtad. Y, como nadie dispone de tantos recursos para premiar lealtades como el gobierno nacional, la articulación política de la coalición estaría segura frente a eventuales competidores.

Tras la victoria de Menem en 1995, se abrió una interna de cuatro años de duración que impidió cualquier otra cosa que no fuera el "piloto automático" de Roque Fernández. Menem intentó mostrar ante los caudillos peronistas un horizonte temporal suficiente para evitar que se alinearan detrás de Duhalde, cosa que logró por más tiempo del esperable, dinamitando así las oportunidades de su competidor de llegar a las elecciones de 1999 como el jefe del un bloque peronista unificado. Pero ese horizonte fue suficiente para bloquear a Duhalde, no para conducir una agenda de gobierno.

Por el contrario, el desafío de los Kirchner es aparecer a ojos de su coalición como un ciclo político en ascenso (o, cuanto menos, vital), a fin de conservar sus lealtades. Y en esta ocasión cuentan con una ventaja respecto al escenario que enfrentó Menem en su segundo período: no hay ningún líder peronista en condiciones de salir a pelear con tanta antelación una eventual sucesión.

La oportunidad de irrupción de un liderazgo requiere tener y saber administrar recursos en múltiples terrenos/frentes, tales como un aparato político propio, recursos públicos sustantivos, recursos simbólicos e ideológicos o carisma personal; no necesariamente debe ser fuerte en todos los frentes, pero sí en varios.

El peronismo es un animal dificil para domarlo sólo diciéndole que se quede quieto y manso. El gobierno para sostener su coalición partidaria debe conservar su capacidad de administrar palos y zanahorias; pero también la credibilidad de que preservará ambos (palos y zanahorias) hasta el último día.

jueves, octubre 25, 2007

Mejor no hablar de ciertas cosas


Un fantasma recorre incesantemente la política española reciente, aunque nadie se anima a pronunciar su nombre.

Las últimas semanas nos han regalado una abundante serie de imágenes que, una y otra vez, presentan a la Corona como una ciudadela sitiada y asediada: revistas satíricas mofándose de la familia real, seguido del secuestro de ejemplares y de la persecusión penal de sus humoristas; mútiples mitines con el sólo objeto de quemar fotografías reales, con la consiguiente persecusión penal de militantes políticos; medios de prensa obligados a violentar el secreto profesional para castigar opositores a la monarquía; dirigentes políticos electos que se animan a hacer planteos en la propia cara del rey; la Corona haciendo lobby para que las empresas editoriales mantengan bajo control lo que sus periodistas dicen al aire o escriben en sus columnas; y, como si todo esto fuera poco, el mismo rey Juan Carlos tiene que salir a defender su trabajo hablando de todos los logros que, gracias a su generosa intervención, ha alcanzado la democracia española en estas tres décadas.

A plena luz del día, crujen los cimientos de la monarquía española. Pero, como decía el pelado, mejor no hablar de ciertas cosas.

10 d.M


Hace diez años el fútbol argentino cerró su etapa de oro. Desde entonces, nos hemos dedicado a buscar réplicas del héroe máximo, sin entender la imposibilidad absoluta de replicarlo. Desde entonces hemos errado en busca de nuevos dioses para llenar el vacío, inventándonos innumerables becerros de oro, que no fueron más que sombras de su figura única.

Desde estas humildes líneas, el Coronel no quiere dejar de homenajear al ídolo eterno. Diez años después, sólo nos queda decirte Gracias, Diego.




Nota: El título de este post no pretende originalidad, lo saqué de acá; había pensado también recurrir a las sabias palabras de Andrés, pero no parecieron tener la misma fuerza.

lunes, octubre 22, 2007

Multitudes pequeñitas pequeñitas

Último episodio de la farsa, última vez que el Coronel postea sobre esta boludez. Y lo que empezó siendo farsa, tiene que terminar con el mismo tono. Y se habla de "muchísimos fanáticos" donde otros verían grupos minúsculos.

En el barrio las cosas eran, por lo que se ve, muy diferentes. Cuando se hablaba de una multitud todos tenían en mente grandes concentraciones de gente, en especial cuando de lo que se hablaba era de hinchadas, de público, de tu gente. Y cuando alguien juntaba poquita gente, digamos unas 300 personas, se ganaba la etiqueta de equipo chico y, desde la tribuna de enfrente, les cantaban que habían llegado en un Fiat 600.

A ojo diría que la popular de Ferro o Atlanta juntan esa gente cotidianamente y nadie usa adjetivos altisonantes. Y sin temor a equivocarme arriesgo que el temible Canario, cuando juega el clásico con las gallinas de la Basílica, reune más que eso en el mítico Morumbí de Jauregui.

domingo, octubre 21, 2007

Cae el sol

El prometido otoño brilla por su ausencia. Domingo soleado, de uniforme cielo azul, en el que ni una sola nube interrumpe el paisaje.

Desenfado, tiempo libre, payasadas, lectura a la sombra, una tarde que pasa sin melancolía alguna en este domingo de sol. Hasta parece que el verano no quiere irse más.


miércoles, octubre 17, 2007

El Coronel Perón y la conciencia de los trabajadores

Días dificiles se viven en las Lomas de San Isidro: el domingo les dejó la derrota de sus hijos más selectos, llorando además como señoritas lo que no supieron defender como hombrecitos. Y pocos días después, les cae el 17 de octubre. Así no se puede ser un oligarca en este país.

Hace 62 años, las masas obreras se reunían en la Plaza de Mayo para reclamar la liberación del Coronel Juan Perón y, quizás sin saberlo, abrían paso a una nueva etapa en la historia política argentina. A partir de ese día, ya nada volverá a ser lo mismo.

El Coronel no quiere dejar de recordar esas jornadas épicas, que nunca fueron aceptadas por los barrios de gente bien, sino que por el contrario fueron descalificadas como un aluvión zoológico que venía a poner en riesgo las jerarquías naturales de la patria. Los Pichot's y Contempomi's de este país recién volvieron a dormir tranquilos cuando un 24 de marzo un puñado de uniformados le rompieron el espinazo a la movilización popular.


martes, octubre 16, 2007

Con Lucca y la ginebra, en la esquina


Claudia Henkel, Miss South Africa 2005, musa de la victoria.

martes, octubre 09, 2007

Incorrección de la semana: Vamos Sudáfrica, carajo!!


Probablemente nadie haya notado el cambio, motivo por el cual quiero enfatizarlo con un posteo. A la derecha de la pantalla, desde que creamos el blog incluimos una serie de links de cosas que (con distinto grado de seriedad e ironía) el Coronel recomienda.

Sin embargo, la imagen con la que iniciamos el posteo colmó la paciencia del Coronel y suprimimos uno de esos links. La idea de que estos pibes de barrio cerrado sean la "metáfora del país soñado" ya sobrepasó los límites tolerables y, como consecuencia, el Coronel retira la recomendación.

Ahora me pregunto: ¿a nadie más le rompe las bolas que Los Pumas sean la sensación de la semana? ¿nadie piensa cuestionar el alto contenido de clase que, tal como hoy por la mañana argumentaba Mario, de Palermo, tiene el rugby? ¿ahora estos muchachos que no son capaces de llegar a Lomas de Zamora ni con un GPS son lo popular e ícono de la nacionalidad? Bueno, yo no me lo banco más. Y si los escoceses me abandonaron el domingo, sé que los sudafricanos no lo van a hacer. Y en el caso que lo hagan, la victoria no tapará el fondo de la cuestión.

Primero, el gafe nacionalista-chauvinista: si todos los argentinos tiramos para el mismo lado... De este lema el infausto Proceso hizo una bandera. Pero Mario se queda corto, porque ese no fue sólo el lema del Mundial '78, sino también de la infame invasión de las Malvinas. Sin embargo, insuficiente todo esto, ahora tenemos una versión muy desmejorada del lema: los Pumas prueban que si quince conchetos tiran para el mismo, se puede. Y de ahí, una proyección casi organicista de la nación. ¿De dónde sacaron que la nacionalidad es un bloque homogéneo, donde todos tenemos que tirar para el mismo lado? La sociedad es diversa y múltiple, no hay razón para imaginarla moviéndose en una dirección.

Pero además el componente clasista como virtud, enfatizando un falso amateurismo o la educación universitaria ¿Tevez no estudió por vago? Si no estudió es por pobreza en una sociedad que siente creciente amor por la desigualdad, pobreza que no despierta el más mínimo interés del mundillo rugbier, tan selecto siempre, tan amante de esos códigos pretendidamente aristocráticos.

La pregunta, insidiosa, de Barcelona sigue ahí, molestándonos como un tábano: ¿Por qué razón los argentinos que no viven en countries deberían mirar los partidos del Mundial de rugby?

El Coronel celebrará siempre que Los Pumas pierdan. Y no le preocupa la incorrección política que esa postura anti-nacionalista implica. A fin de cuentas, cuando el sábado, con el puño crispado, festeje los caños de Carlitos, no será por patriota, será por enamorado de estos muchachos que fueron valientes donde pocos, que se hicieron a sí mismos desde las situaciones más desventajosas, para desde ahí, erigirse en ídolos.

El héroe siempre seguirá siendo uno, barrilete cósmico, ¿de qué planeta viniste?



Adenda: Largo tiempo después de estar este posteo en el aire, me encontré con esto; tenemos otro compañero de ruta dispuesto a levantar la voz.

lunes, octubre 08, 2007

40 años no es nada

Hasta Siempre, Comandante

Aprendimos a quererte,
Desde la histórica altura,
Donde el sol de tu bravura
Le puso cerco a la muerte.

Aquí se queda la clara,
La entrañable transparencia
De tu querida presencia,
Comandante Che Guevara.

Tu mano gloriosa y fuerte
sobre la historia dispara,
cuando todo Santa Clara
Se despierta para verte.

Aquí se queda la clara,
La entrañable transparencia
De tu querida presencia,
Comandante Che Guevara.

Vienes quemando la brisa
con soles de primavera
para plantar la bandera
con la luz de tu sonrisa

Aquí se queda la clara,
La entrañable transparencia
De tu querida presencia,
Comandante Che Guevara.

Tu amor revolucionario
te conduce a nueva empresa,
donde espera la firmeza
de tu brazo libertario.

Aquí se queda la clara,
La entrañable transparencia
De tu querida presencia,
Comandante Che Guevara.

Seguiremos adelante
como junto a ti seguimos
y con Fidel te decimos :
«¡Hasta siempre Comandante!»

Aquí se queda la clara,
La entrañable transparencia
De tu querida presencia,
Comandante Che Guevara.


(Carlos Puebla, 1965)

jueves, octubre 04, 2007

Notas para otra universidad

Advertencia: Este posteo es muy largo y probablemente muy aburrido. Por ese motivo, si usted tiene algo interesante para hacer, puede dejarlo para otro momento. Va a seguir acá posteado cuando usted regrese

La Universidad como tema de debate político es, guste o no, una cuestión entre menor e irrelevante, por motivos que escapan a la capacidad explicativa del Coronel. Ahora bien, el fin de este posteo no es intentar explicar el porqué de la intrascendencia política de la cuestión universitaria en el debate, sino más bien hacer un llamado a la reflexión: en opinión del Coronel, este debate forma parte de la agenda de cuentas pendientes del pensamiento progresista de los últimos diez o quince años (y, seguramente, más también) y nadie parece interesado en pagar los costos de romper con los más remanidos lugares comunes.

Gratuidad

La educación pública y gratuita es una bandera innegociable. Es lo que ha caracterizado y distinguido a nuestro país en toda América Latina dice CFK en un coqueto salón del Palacio Pizzurno, según da cuenta Clarín, en un vago intento de cargar su agenda de campaña con algo más sustantivo que el conocido world tour de los últimos meses. ¿Pero esto realmente significa algo?

La Universidad pública no es gratuita y nunca lo ha sido, por más que un puñado de militantes estudiantiles profesionales hayan transformado en una verdad revelada e incuestionable la afirmación contraria. La universidad pública se financia por medio de los impuestos que toda la sociedad paga cotidianamente. Y, por ese motivo, cuando se contrapone gratuidad vs. privatización el debate se presenta completamente distorsionado.

Alguien me responderá: "Gratuidad significa que los estudiantes/usuarios no paguen por la educación/servicio, sino la comunidad". Ok, entonces usemos este sentido restringido de la gratuidad. Sin embargo, lo peor no es la distorsión sino que su fetichización: la afirmación vacía sobre la gratuidad no aporta ninguna solución a los problemas de financiamiento de la educación superior argentina, que son por demás evidentes, sino que simplemente bloquea cualquier discusión seria.

Las universidades públicas deben cumplir una serie de misiones ante la sociedad, para lo cual alrededor del mundo ellas disponen de numerosos mecanismos para financiarse: aportes privados, alianzas con organizaciones gubernamentales y privadas, el cobro de aranceles a los estudiantes de sectores altos, el cobro de una alícuota extra en el impuesto a la renta a los padres de estudiantes, etc. etc. En todos los casos, tales mecanismos coexisten con los aportes del Estado.

El razonamiento es sencillo. La educación es un bien social valorable por sí mismo, por lo cual el Estado no puede desentenderse de sus responsabilidades. Pero eso no significa que la educación no pueda buscar fortalecer sus recursos mediante otras fuentes de financiamiento. No obstante, el no-arancelamiento ha devenido en un fetiche capaz de aplastar cualquier posibilidad de cambio.

Movilidad social

Dice una voz popular: Universidad / de los trabajadores / y al que no le gusta / se jode, se jode...

El discurso tiene cierto color romántico: una universidad del pueblo, donde los hijos de las clases populares se formen y, gracias a la educación, mejoren sus oportunidades y sus condiciones de vida. Sin embargo, cualquiera que haya caminado por los pasillos de las universidades públicas argentinas sabe que ahí casi no estudian los pobres sino las clases medias y altas. Los pobres son una pequeña minoría, claramente subrepresentada en el conjunto.

Una universidad progresista es aquella que distribuye sus recursos desde los grupos más ricos hacia sus estudiantes más pobres, estimulando el cambio social y la igualdad. Sin embargo, la composición del financiamiento universitario da una pauta contraria: un sistema fiscal regresivo, que grava a los pobres más que a los ricos, se complementa a la perfección con el fetiche de la gratuidad para que los pobres financien la educación de las clases medias urbanas. Al Coronel no se le ocurren una situación menos progresista que esta, con la excepción de directamente prohibirles a los pobres pisar la universidad.

Una universidad progresista arancela a los estudiantes que pueden afrontarlo (clases medias y altas), otorga el beneficio de la gratuidad a aquellos que sin posibilidad de cubrir aranceles encuentran en la gratuidad su única condición para acceder a la universidad (sectores medio-bajos, pauperizados) y da becas constantes y sonantes para aquellos que ni con la gratuidad pueden pensar en una carrera (digamos, los pobres, a secas). Sin becas reales, efectivas, que garanticen la subsistencia de estudiantes por el solo hecho de ser estudiantes, la universidad pública no volverá a ser nunca más un motor de la movilidad social.

La oportunidad de generar un sistema de estas características implica una cabal reformulación de los mecanismos de financiamiento de la universidad pública. Aunque para ello antes es necesario reabrir el debate no sólo entre todos los que forman la comunidad universitaria, sino también escuchando a los actores de la sociedad en general, más allá de las puertas de la universidad, porque la universidad pública debe dejar de concebirse a sí misma cortada en el vacío y empezar a pensarse como una parte sustantiva de la praxis social. La universidad es progresista no por discursos críticos y contestatarios puertas adentro, sino fundamentalmente en la medida que es capaz de romper con las desigualdades EN la sociedad de la que es parte.

Gobierno

Pero todo esto ha sido sepultado recientemente por un nuevo fetiche: la democratización de la universidad pública. Bajo esta bandera, los militantes estudiantiles reviven la vieja proclama del abate Sieyes en los días de la Revolución francesa y reclaman derecho a un voto igual para cada miembro de la comunidad universitaria, sea docente, estudiante, graduado o personal no docente. La ocurrencia tiene su sentido común: como en los Estados Generales, los votos en el gobierno universitario se estructuran por claustros, lo que "sobre-representa" a los docentes sobre los alumnos.

Ahora bien, esta traspolación de la lógica revolucionaria a la universidad tiene un alto componente de desconexión con la realidad. ¿Los docentes son la nobleza de los años de Luis XVI? ¿Los docentes son los explotadores que acumulan la plusvalía de los alumnos? ¿Los estudiantes y personal no-docente son los oprimidos sublevados? Esta lógica parece tener poco que aportar. Propongámos entonces una pregunta diferente: ¿El gobierno universitario se sustenta en los derechos de los miembros y por tanto todos tienen iguales derechos o se basa en una división funcional entre aquellos que enseñan una disciplina y aquellos que la están recién cultivando?

Unos pocos años atrás, el Coronel presenció una escena de violento sentido común, cuando un grupo de militantes estudiantiles pidieron interrumpir una clase en el Aula Magna del edificio de Marcelo T. de Alvear de Sociales. El profesor, no sin resignación, aceptó el pedido. El tema que tenían en agenda para presentar era precisamente la "democratización" de la carrera de Sociología, un tema que por esos días recién cobraba espacio en la agenda estudiantil al calor del "Que se vayan todos". La presentación seguía el monólogo de rigor hasta que una voz algo timorata, desde el fondo, les preguntó si eso no implicaba suponer que él (un estudiante que se identificó como cursando su primer semestre post-CBC) sabía tanto sobre la carrera como profesores con décadas de experiencia.

La pregunta entonces cae de madura: ¿es realmente lo mismo la democracia política (macro) que el gobierno de la universidad (micro) como para reclamar una simple y mecanica traspolación de una a otra? La universidad pública tiene mecanismos de participación de docentes, graduados y alumnos, donde las decisiones no pueden tomarse con el apoyo de sólo un "claustro", fomentando el diálogo, la cooperación y la negociación, como en cualquier organización pluralista. Sin embargo, en este caso la pura aplicación de la vieja proclama de Sieyes no es más que, por una cuestión de simple superioridad numérica, el gobierno de los alumnos.

Esto no pretende ser una apología de las jerarquías, porque nada puede ser más lejano al espíritu del Coronel que el apegos a las estructuras jerárquicas de autoridad. Pero uno no puede dejar de preguntarse qué destino puede tener la universidad pública si un día los miliantes de la "democratización" de la Universidad ganan la partida. ¿La destrucción final de la universidad pública es progresista? ¿Lo progresista se define por el grado de activación y protagonismo estudiantil?

¿Por qué correr el velo?

Romper con estos lugares comunes presenta un tradicional dilema de costos de corto plazo versus (potenciales) beneficios de largo plazo. Los costos de tal ruptura son fáciles de determinar: cualquier dirigente político o intelectual que cuestione en forma pública alguna (o varias, o todas) de estas remanidas imposturas corre el serio riesgo de ser tachado de derechista, neo-liberal, oligarca, privatista, facho, milico o todas esas cosas juntas, sin importar cuál sea su propuesta o, incluso, sus credenciales para hablar del tema. Y, casi con seguridad, la prensa porteña bienpensante le dedique furibundas columnas editoriales, describiéndolo como un declarado enemigo de la educación publica. Los costos políticos para cualquier crítico son altos, ya sea que se trate de dirigentes políticos, por definición muy sensibles a los humores de los votantes, o de académicos, por lo general más interesados en conservar sus credenciales de intelectuales progresistas que en afrontar nuevos debates.

Y los beneficios (además de inciertos) serán cosechados en plazos tan largos que probablemente sean disfrutados por otros, en especial en el caso de los dirigentes políticos, quienes disponen de plazos breves para la maduración de sus inversiones políticas. Una mejor educación, más inclusiva, socialmente comprometida, profesionalizada, etc. etc. son metas que tardarán años en ser alcanzadas, incluso cuando se llevara a cabo el más coherente y bien articulado proyecto de modernización educativa.

Pero el debate debe ser dado, aunque para ello haya que tomar la apuesta de tal desbalance entre los plazos de costos y beneficios. Primero, porque de otra forma el pensamiento progresista corre el riesgo de que sean otros los que propongan las respuestas, el día que no quede otra más que hacer frente al problema. Una propuesta articulada es muy dificil de vencer con ideas sueltas e inconexas, por más regresiva que sea la primera y mejor intencionadas que sean las últimas. Y, segundo, porque cuanto más tiempo transcurre, más grande será el deterioro de la situación desde la cual iniciar el proceso de reconstrucción, viendo cotidianamente la constante fuga de valioso capital humano.

Por supuesto que los problemas de la Universidad pública (y sus soluciones) van mucho más allá de estos temas. Acá no se ha pretendido proponer una solución, ni mucho menos. Sólo llamar la atención sobre estos temas ante los cuales el pensamiento progresista muestra un completo bloqueo intelectual. El desafío está ahí.

lunes, octubre 01, 2007

¿Tenés fuego?


Los vaivenes de la política española han llamado nuevamente la atención del espíritu republicano* del Coronel. Pocos días atrás, en Girona, militantes independentistas de izquierda quemaron unas 50 imágenes del rey en protesta por su presencia en tierras catalanas. Y, tal como en ocasiones anteriores, los serviciales y celeros peones del poder se aprestaron a avanzar en el proceso penal de esos terribles criminales ante tamaña ofensa al orden, la legalidad, las instituciones de España una grande y libre, porque joer, que la guerra la hemos ganado nosotros y si la hemos ganado es para que mande el rey y ninguno de estos comunistas revoltosos tiene derecho a venir ahora a ofender a Su Alteza. Parece que eso de que "la victoria no da derechos" era nomás una zonzera.

No suficiente esa barbaridad antediluviana, el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, leal siervo del rey, ordenó la entrega del material fotográfico a la prensa, violentando los mínimos requerimientos de libertad de expresión y secreto profesional de la profesión periodística.

Y además introdujo la lógica víctima-traidor que usaron extendidamente las dictaduras latinoamericanas. Cuando un detenido hablaba sobre otros militantes tras largas horas de torturas, el poder lo deslegitimaba hablando de quebrados, desplazando el centro de atención desde la tortura a la confesión, transformando a la víctima en un traidor. Ahora, tal como indica El País, el fotógrafo Ribot, que ha aportado un CD con decenas de fotos y ha salido con un documento en el que se indica que ha hecho la entrega del material requerido por el juez, ha querido dejar claro que se negó a entregar "su trabajo". La víctima del atropello del poder debe rendir cuentas culposas, mientras el poder, formidable, queda fuera de la escena.

Vaya desde estas líneas el apoyo a todos aquellos que enfrentan al poder. Entre tanto, el pensamiento progresista español sigue embotado en ese letargo que parece impedirle articularse en defensa de libertades políticas básicas de cualquier democracia moderna (libertad de expresión, libertad de ejercicio de la prensa, derecho a preservar la reserva de fuentes periodísticas, etc., etc.), cada vez que la cuestión monárquica se cruza en medio. Pasadas más de tres décadas de la muerte de Franco, su fantasma sigue paseándose por los enclaves autoritarios de la democracia española.

Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos.

Fiel a las tradiciones políticas de la Revolución francesa, tal como hemos dicho en ocasiones anteriores, el Coronel cree que este mundo será un lugar mejor y más justo cuando no queden más reyes que los cuatro de la baraja. Y, por supuesto, O Rei Pelé.

(*) En esta ocasión, el término republicano se usa en el sentido usual en el debate español, no tanto en el sentido del debate político argentino, donde recibe una carga valorativa y una significación bien diferente.