viernes, junio 29, 2007

Del archivo

A propósito de un comentario de Rufus, recordé que tenía algunos chistes en stock. Este de Rudy & Paz, publicado en Página/12 hace dos años, me parece que viene a cuento.

jueves, junio 28, 2007

Regreso al Paraiso perdido

En La Nación online puede leerse la siguiente noticia:

El decreto del papa Benedicto XVI que busca autorizar la celebración de la misa en latín según el antiguo rito fue presentado hoy a los obispos y será difundido "dentro de pocos días", anunció el Vaticano. Así mismo se informó que el texto estará acompañado "de una larga carta personal del Santo Padre a los obispos".

Según se comenta en los pasillos vaticanos, el Santo Padre estaría evaluando muchas otras medidas para atraer fieles tales como reimplantar la quema de libros y el enjuiciamiento de brujas, retirar el pedido de perdón a Galileo y afirmar que la Tierra es el centro del Universo, revitalizar la alianza con militares represores en América Latina y nombrar en importantes puestos en la Santa Sede a obispos muy encarnados en el espíritu del actual Pontificado como Antonio Baseotto y Héctor Aguer.

En suma, la Iglesia intentaría atraer nuevamente a su seno a antiguos jerarcas nazis, viejos funcionarios del gobierno de Vichy, franquistas ocultos en las filas del PP, entre derechistas de muchas otras especies. Estos sectores se habrían sentido relegados por la tibieza del anterior Pontificado.

Como dice Charly, la Vanguardia es así.

miércoles, junio 27, 2007

La izquierda y sus fantasmas

Estos días de derrotas y más derrotas tienen un poco confundida a la parte devenida (desde hace ya un tiempo) kirchnerista de la izquierda porteña.

El domingo ganó Mauricio, que es Macri. Sin dudas un candidato conservador, de la nueva centro-derecha enfundada en ese discurso tecnocrático, que hace aparecer la política como si fuera un mero problema de gestión administrativa. A nadie que haya leido los posteos anteriores debería sorprenderle que diga que no me gusta Macri, que no me gusta mucha de la gente que lo acompaña, empezando por el ex-ingeniero Blumberg, que no trago el discurso político Made in Barrio Parque. Ahora bien, decir esto no significa que cualquier descalificación le calce a Mauricio, sólo porque es Macri. A juzgar por las apocalípticas expresiones lanzadas tanto por dirigentes políticos como también por medios e intelectuales orgánicos, todo parece indicar que el domingo ganó Adolf Hitler; y atenti que no exagero ni un poco en este punto, sólo basta ver la caricatura que acompaña la columna de Horacio Verbitsky del pasado domingo.

Dividir el electorado porteño entre un 39% de personas pensantes y un 61% de fascistas de clase media es no sólo una simplificación políticamente improductiva, sino antes bien una descalificación de la democracia como estilo de vida, como forma de convivencia social. Que a nadie quepan dudas que el Coronel Aureliano Buendía hubiera preferido otro ganador en la contienda porteña (diferente el caso de Tierra del Fuego, donde el resultado final ha coincidido con los deseos), pero no por ese sólo motivo ve fascistas ni no-pensantes en todos los que no piensan (o no votan) como él. La democracia es no sólo reconocer el ganador, sino también asegurar cierto nivel mínimo de respeto por los oponentes.

Con un alto grado de ironía, una encuesta de Barcelona se preguntaba qué convierte una campaña electoral común en una "campaña sucia". La pregunta no es banal, porque recordar el pasado político o la actividad privada (y no dije vida privada, sino actividad) o, digámoslo, el prontuario de un candidato no puede ser tildado de campaña sucia. Todos los candidatos deben hacerse cargo de su historia al enfrentar la ciudadanía, porque el votante vota por el futuro no sólo escuchando promesas, sino también viendo hacia el pasado. Y el macrismo intentó por todos los medios ocultar la cara de empresario rico de Mauricio, junto con numerosas declaraciones políticamente incorrectas de los momentos en que Macri se olvidaba del guión que indicaba ser Mauricio. Pero en no pocas ocasiones el macrismo tenía buenos motivos para hablar de campaña sucia.

Cuando las principales espadas del gobierno, y con ellas todo el aparataje mediático orgánico, salen a hacer acusaciones infundadas, lamentablemente recuerdan a la forma en que, en otras épocas, se articulaba el discurso del anti-comunismo vernáculo. Y este tipo de discursos estuvo todo el tiempo apoyado en el temor que pudiera despertar un apocalipsis que se anunciaba a la vuelta de la esquina; ahora el mensaje era "se viene la derecha" como en otra época pudo ser "se viene el comunismo". Alguien podrá decirme que esas voces intentaban presentar ante el electorado lo que realmente estaba en juego, pero este argumento podría ser admisible si el gobierno porteño tuviera competencia sobre temas como: política de Derechos Humanos, privatización de servicios públicos, seguridad, transporte, etc.

Pero esto no es así y ahí está el truco. Podemos discutir si Macri está a favor o no de la política de Derechos Humanos del gobierno K, pero en cualquier caso es un tema que excede las competencias de la Ciudad. Podemos decir que Macri está a favor de las privatizaciones, pero la Ciudad no tiene empresas que privatizar, con la sola excepción del Banco Ciudad, lo que deja poco terreno a la más ferviente pasión privatista. Podemos decir, como Feinmann, que ese 61% de fascistas que habitan Buenos Aires quiere un muerto, pero no sabemos cómo Macri se los va a dar, salvo que recurra a la temible legión de la Guardia Urbana, que hubiera atemorizado al mismo Gengis Kahn. Podemos decir que Macri quiere que el transporte público de pasajeros opere sin subsidios, tal como sugirió Kirchner en una de sus públicas diatribas, pero aquellos que alegremente repiten las palabras del jefe seguramente saben que esos subsidios son nacionales, aunque claro esa declaración también podía leerse en clave de amenaza. Podemos seguir con la lista, sin dudas. Y en toda esta campaña sucia la prensa y los intelectuales de izquierda fueron muy funcionales al poder.

En definitiva, mi pregunta es qué le pasa a la izquierda. Y confieso cuándo decidí hacer pública esta pregunta mediante un posteo: cuando el lunes por la noche leo la columna de José Pablo Feinmann que Página/12 había publicado esa mañana. A que el gobierno descalifique a sus opositores ya me había acostumbrado, a que algunos intelectuales y medios orgánicos le festejaran cualquier monigotada, también. Pero por Feinmann tenía (y aun tengo, aunque algo magullado) mucho respeto intelectual y cuando leí la columna lo primero que pensé fue "se le salió la cadena". La virulencia que, de un tiempo a esta parte, reservan algunos medios y periodistas para referirse a la oposición, contrasta en forma notable con el trato afectuso que, por el contrario, recibe el gobierno. ¿Qué le pasa a la izquierda? ¿Cuándo renunció a su vocación transformadora para volverse conformista, o lisa y llanamente orgánica? ¿Qué pasó para que la izquierda se vuelva incapaz de reconocer una legítima victoria de su oponente? ¿Realmente piensan que Hitler y Macri son lo mismo, o sólo intentan descalificar al oponente sin notar que la desproporción del paralelismo se transforma en un boomerang que acaba afectando la credibilidad del mismo crítico?

Honestamente, no tengo respuestas que me convenzan, ni mucho menos que sean definitivas, para estas preguntas que, juro, no son retóricas.

martes, junio 26, 2007

Saldos de un domingo diferente

Dos distritos, dos elecciones, dos historias. La ciudad de Buenos Aires y la provincia de Tierra del Fuego fueron a las urnas para resolver sendos ballotages y, en ambos casos, el derrotado fue el candidato kirchnerista, en un caso por un candidato de centro-derecha (M. Macri) y en el segundo por una candidata de centro-izquierda (F. Ríos). Stop. Hasta acá las noticias por todos conocidas. Pero cabe hacer algún análisis.

Domingo K. No hace falta ser un analistas político avesado para notar que el domingo no fue un buen día para el kirchnerismo. Si la derrota en las elecciones de constituyentes misioneros había roto el infinito optimismo con el que enfrentaban el año electoral, la paliza en las elecciones porteñas y la impensada derrota en la más austral de las provincias argentinas devolvieron a la realidad a muchos dirigentes oficialistas. La sociedad argentina es compleja e incluso el más popular de los gobiernos, cada tanto, debe enfrentar reveses. En pocas semanas, el kirchnerismo debió digerir derrotas en Neuquén, Tierra del Fuego y la Ciudad de Buenos Aires (a las que, muy probablemente, se sume Santa Fe en poco tiempo) pero al mal paso buena cara: ellas pueden ser un indicador de la necesidad de ajustes en la trayectoria política actual.

Sin embargo, en caso que estos ajustes no se hagan pronto, pueden verse indefinidamente pospuestos por una victoria en las elecciones presidenciales de octubre, cosa que, por otro lado, hoy es más una certeza que una conjetura. Alguien me dirá que los meses previos a una elección no son una buena oportunidad para dar golpes en el timón, pero yo le respondo dos cosas: primero, que el día después de una elección quizás sea un momento aun menos propicio para hacer cambios; y, segundo, que acá quizás haya que hacer ajustes antes que andar dando golpes de timón.

El Proyecto. Algunas semanas atrás leía una interesante columna de Edgardo Mocca en Página/12, en la que el politólogo analizaba la composición del "proyecto" kirchnerista, a propósito de la plasticidad del gobierno para reconocer como propia casi cualquier victoria en elecciones locales, en especial cuando en muchas de ellas todos los competidores principales se reconocían candidatos K. Palabras más, palabras menos, afirmaba que si la construcción de un proyecto político en un momento crítico (léase, el momento de ascenso del kirchnerismo) admite la inclusión de multiples sectores, la consolidación de tal proyecto exige definir mejor las líneas que lo separan de lo que no es parte, incluso de aquellos elementos admitidos por pragmatismo en la etapa de despegue, porque de otra forma el proyecto deja de ser tal cosa. Contrariamente a la sugerencia de Mocca, el kirchnerismo sigue aglutinando elementos casi indigeribles para los moldes políticos del progresismo y, en consecuencia, se diferencia cada vez más de la izquierda y se vuelve una especie de neo-menemismo que sólo se diferencia por su talante de confrontación con algunas corporaciones (militares, organismos internacionales, empresarios, clero, etc.) de desprestigio notorio.

Armador político. No son pocas las voces que señalan a Alberto F. como el padre de la derrota del pasado domingo. Si fuera la oposición o la prensa esquizofrénica (o ambas) quienes lo apuntaran como responsable, la cosa sería más o menos normal, pero el problema gordo es que muchos de los que piensan esto están en el propio gobierno: Hace una semana, ante testigos, Néstor Kirchner le recriminó a Alberto Fernández, en su despacho de la Casa Rosada, la segura derrota porteña: "Privilegiaste el proyecto individual a un proyecto colectivo". En el peronismo y en el gabinete nacional ya había quejas sobre el jefe de Gabinete: haber diseñado la arquitectura electoral porteña sólo con oídos para Vilma Ibarra y Aníbal Ibarra. [...] Julio De Vido, ministro de Planificación, fue el único del gabinete que no estuvo en el hotel Panamericano, búnker de Daniel Filmus. Un amigo suyo señaló a LA NACION un creciente malestar de "los pingüinos" con Alberto Fernández. Sobreactuó ayer que la derrota era "digna" al poner a casi todo el gabinete al lado del candidato perdedor. Fernández, dicen, no escarmentó sus sucesivas debacles (La Nación, 25/06/2007).

La evidencia es casi incontestable: el ex-legislador cavallista no parece ser capaz de conducir el (re)armado del PJ porteño, por más esmero que le ponga. El tercer lugar de Rafael Bielsa en las elecciones legislativas de 2005, la destitución de Aníbal Ibarra y la reciente derrota (con paliza incluida) de Daniel Filmus son muestras inocultables de un armado político ineficaz, cualquiera sea la forma en que quiera maquillárselo. Y la pregunta se cae de madura: ¿Alberto F. seguirá siendo ministro en la segunda administración kirchnerista? Piano, piano...

Progresismo. Al tiempo que caía la tarde, la pregunta del domingo era: ¿Desde cuándo un candidato de la derecha obtiene el 60% de los votos en la Capital? ¿Buenos Aires giró a la derecha? ¿Dónde está el famoso electorado progresista porteño? O la contra-tapa de Barcelona tenía razón, y los votantes progresistas iniciaron una diáspora hacia otras tierras, o la cosa merece una mejor explicación. Probablemente el fenómeno se deba a varios factores: a.) desgaste de sucesivas administraciones ladriprogresistas; b.) fractura del voto progresista tras la remoción del pequeño Nerón porteño; c.) relevancia del clivaje gobierno-oposición (o K versus anti-K); d.) agotamiento de los votantes de clase media con el estilo K, tal como señala el Criador; y también e.) un candidato más centrista de lo esperado, o mejor dicho, más centrista de lo que muchos intelectuales bienpensantes están dispuestos a reconocer.

En definitiva, si Macri sumó los votos donde Menem en la elección de 1995 (y, para algunos como Aliverti, eso es suficiente para identificar sin más uno con el otro), además se impuso con comodidad en los bastiones del voto ibarrista de elecciones anteriores (centro y oeste de la ciudad), lo que permite confirmar, falacia ecológica mediante, que una porción importante de los votantes progresistas vieron en Macri un candidato suficientemente de centro como para preferirlo a Filmus, que como todos saben es Alberto Fernández. En definitiva, si en 2003 el votante progresista se agrupó alrededor de la candidatura del Pirómano, en esta ocasión no le pareció tan claro que Filmus fuera más cercano ideológicamente (como insistió el progresismo bienpensante porteño) o esa proximidad no le pareció suficiente para tragarse el sapo kirchnerista.

Oposición. Por último, caben unas líneas sobre los ganadores de la jornada. La oposición debe evitar verse desbordada por el exitismo de la hora. La posibilidad de derrotar al kirchnerismo en una elecciones presidencial es (con mucho optimismo) muy remota, pero más importante aun es que su capacidad de articular una coalición de gobierno es inverosimil. Si la oposición tuviera la posibilidad de pedir tres deseos con la certeza de que tales deseos se van a cumplir, yo sugeriría pedir: a.) forzar una segunda vuelta en la elección presidencial de octubre, pero que el resultado final sea una derrota digna; b.) hacer una buena elección legislativa, que permita ganar una cantidad de bancas cercana a la mitad en juego, a fin de privar al kirchnerismo de la mayoría automática en Diputados; y c.) obtener algunas gobernaciones en las elecciones provinciales (como podría ser muy pronto Santa Fe) a fin de construir poder político propio.

Para octubre falta una eternidad, o quizás un poco más.

lunes, junio 25, 2007

Ana Frank, 60 años después

Dice El País de hoy:

El 25 de junio de 1947, dos años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, salía a la luz la primera versión del diario de Ana Frank, la adolescente judía asesinada por los nazis cuando faltaban pocas semanas para que concluyera la contienda, con una tirada de 1.500 ejemplares y por iniciativa de su padre, Otto Frank, único superviviente de la familia. La efeméride coincide con la unificación de los archivos sobre la vida y obra de la joven, parte de los cuales se encontraban hasta hoy en poder de sus descendientes en la ciudad suiza de Basilea, según la Casa-Museo de Ana Frank en Amsterdam (Holanda).

La triste historia de Ana no fue en sí relevante, no se trató de una gran protagonista de la historia de la guerra, pero por su sencillez, por ser una historia que hoy diríamos "mínima", representa con crudeza la historia de miles y miles de personas que fueron perseguidas por razones religiosas, étnicas, sexuales e ideológicas. Millones de hombres y mujeres acabaron sus vidas en campos de concentración bajo el horror del nazismo por ser "diferentes", por no encajar adecuadamente en los moldes del Reich. Y todos ellos se ven representados en la figura de Ana.

Estas líneas, con toda su sencillez, intentan ser un nuevo testimonio contra la opresión y contra las persecuciones.

Sobre las encuestas en boca de urna

Durante la década pasada, las encuestas en boca de urna hicieron furor. No había programa (televisivo o radial) que no anunciara, en tono solemne, los resultados esperados a las 18.00 hs. Incluso, algunos presentaban a un costado de la pantalla un reloj contando, en forma regresiva, los minutos que faltaban para la hora de cierre del acto electoral, que a la vez implicaba el fin de la veda y habilitaba a la libre difusión de encuestas. Esta proliferación de encuestas en boca de urna probablemente haya respondido a la ansiedad propia de todo comicio, antes que a la utilidad en sí de tal información, cuando los datos reales estaban a minutos de distancia.

Sin embargo, todo esto se acabó de golpe cuando se modificó la legislación electoral y se obligó a los medios de comunicación a no difundir datos de encuestas por unas horas más tras el cierre del comicio, lo que tornaba ya inútiles tales datos. ¿Esto significó la desaparición de las encuestas en boca de urna? No hace falta aclarar que la respuesta es negativa, quizás ya no podamos vivir sin ellas, no porque nos sean impuestas, sino principalmente porque las demandamos como quien golpea una puerta pidiendo que le abran.

Ahora me pregunto, ¿es válida esta limitación? Alguien puede responder, como Ramble, que esta limitación es totalmente inútil e inaplicable. El argumento es poderoso, porque da cuenta de la diversificación de los medios de comunicación actuales, en la medida que ya no se trata sólo de "controlar" a la radio y la televisión, sino también a una incontable cantidad de sitios de Internet; sin ir más lejos, Ramble se jacta (con toda legitimidad) de la cantidad de visitas recibidas durante el día de ayer. Este punto es interesante, y remite a la eficacia de las leyes, pero deja abierta otra pregunta: ¿y si los candidatos siguieran haciendo campaña durante la veda? ¿si la televisión informara durante todo el día sobre los últimos datos de encuestas? No tengo ninguna duda que el mundo seguirá girando, que si sólo eso cambiara esto no opacaría la condición democrática de la Argentina actual, pero seguramente el normal desempeño de los comicios se vería empañado. La escasa eficacia de la legislación no parece ser suficiente para suprimirla o ignorarla.

Aquí, sin dejar de reconocer la efectiva inutilidad de tal norma, preferimos argumentar que la limitación es inválida porque atenta contra el derecho a la información. Si la veda supone una colición entre el derecho a la información y el derecho a un justo y transparente comicio, el fin de la veda hace desaparecer tal conflicto. Alguien podría decirme que los medios usan esta información, mientras esperan la aparición de los resultados reales, para hacer un poco de circo y yo deberé conceder. Otros pueden decirme que algunos medios usan estos datos para hacer operaciones de prensa y yo, nuevamente, deba reconocer que eso es posible. Pero ninguno de esos argumentos es suficiente para limitar el derecho a la libre expresión. A fin de cuentas, ahí ya no hay colición de derechos y, mientras esta condición no se modifique, con su libertad cada cuál hace lo que se le antoja.

sábado, junio 23, 2007

El gran bonete

Hubo un día en que los principales hombres del gobierno nacional tuvieron que salir a hablar de un tema que, si bien ocupaba las portadas de todos los diarios, incluso de los que fungen como órganos de prensa del gobierno, había sido eludido en forma sistemática. Casi no es necesario aclarar que abordó el problema aplicando la misma lógica habitual: la culpa no es imprevisión propia, sino perfidia de los enemigos del pueblo, que se enriquecen con su sufrimiento. Versión berreta del realismo mágico.

Durante el invierno pasado el gobierno había contado con un importante golpe de suerte: un invierno muy benigno, casi podríamos decir un otoño de seis meses, había evitado cuellos de botellas en materia energética. Sin embargo, todos sabemos que hacer un pleno es posible, pero la probabilidad de acertar plenos una y otra vez tiende a cero. A diferencia del anterior, este año el final del otoño parece anticipar un invierno en serio y el sistema no está en condiciones de cubrir con las necesidades de energía.

Hasta aquí, la solución fue elegir día a día quiénes serán los ganadores y los perdedores, básicamente cortando alternativamente la provisión de gas a diferentes sectores: grandes empresas industriales, consumidores de GNC, etc. El objetivo central ha sido evitar los cortes de consumo domiciliario, dada su alta sensibilidad electoral. Es muy probable que esta decisión haya sido en sí acertada, protegiendo a los hogares al costo de reducir el nivel de actividad económica, no obstante pocas dudas caben que esta situación es la consecuencia directa de la imprevisión en materia de inversiones que el gobierno profesa con devoción desde hace cuatro años

¿Quién es el responsable de los bajos niveles de inversión en materia energética? Para ser esquemáticos digamos que las inversiones las pagan: a.) los consumidores a través de las tarifas, o b.) los contribuyentes por medio de los impuestos. Ninguna de estas opciones, que por simplistas podrían despertar las críticas de un par de amigos economistas, fueron recorridas en estos años por el gobierno.

Entre tanto, un buen día aparece el jefe de la banda en Rosario y, sin pensarlo dos veces, vuelve a señalar culpables: “Las empresas de transporte de gas se tienen que poner a tono. TGS y TGN tienen que estar a la altura de las circunstancias, porque en estos días ellos tenían gas suficiente y si tuvimos algún problema fue por culpa del transporte” (Página/12, 21/06/2007). Esperemos que mañana esté lindo como hoy, porque si vuelve a refrescar, nadie me garantiza que pueda prender la estufa del cuarto.

jueves, junio 21, 2007

Felicidades, hijo!

Como cualquier padre se alegra de los logros de sus hijos, incluso cuando esos éxitos son mayores que los alcanzados por el padre, hoy papá te dice: ¡Felicitaciones, nene!

miércoles, junio 20, 2007

Autoevidente


Dice Daniel Filmus: “Si todos los porteños votan en forma masiva y positiva, ganamos”. También podría haber dicho: “Si todos los porteños nos votan, ganamos”.

Creo que alguna vez escuché decir a un técnico puntero: “Si ganamos todos los partidos que faltan, somos campeones”. En el ambiente del fútbol, estas expresiones circulares se escuchan seguido, pero de un dirigente político uno espera un poco más.

Bah, vaya uno a saber...

Fútbol, altura y chauvinismo



Subo al tren, me acomodo en un asiento y levanto la vista. Sin prestar mucha atención, noto que mi mirada se detiene en la pantalla, que en ese momento pasa algunas noticias. Evo Morales aparece entonces jugando al fútbol a más de 6.000 metros de altura, en una pequeña explanada entre las cimas de las montañas, como una forma de expresar el rechazo del gobierno boliviano a la reciente decisión de la FIFA de no permitir partidos internacionales por encima de los 2.500 metros sobre el nivel del mar. La medida, no caben dudas, levantó polvareda en la región: además de Bolivia, otros países vieron cómo la resolución inhabilitaba algunos de sus estadios para disputar las Eliminatorias mundialistas.

Si bien la resolución ha sido (muy probablemente) impulsada por el lobby de brasileños y argentinos, que no ocultan su profundo fastidio cada vez que les toca jugar en la altura, el nivel de chauvinismo nacionalista de la reacción boliviana no puede dejar de llamar la atención. Nadie en Bolivia ha dejado de manifestar que la prohibición es un ataque a las posibilidades bolivianas de acceder a un Mundial, pero este reclamo fue formulado como si en las Eliminatorias estuviera en juego la misma nación, cuyo mejor exponente no serían otros que esos once hombres que salen al terreno de juego. Y, como la competencia entre selecciones es un choque entre naciones, es también el suelo patrio el que participa en la contienda: si el nuestro es un territorio montañoso, impedirnos jugar en La Paz es lastimar nuestra misma nacionalidad.

Todos, desde el mundillo futbolístico, pasando por la prensa, hasta el propio gobierno de Evo Morales se han embarcado en esta cruzada nacionalista-chauvinista.

A estas tierras el debate llega embanderado bajo la figura de Evo, clamando por otra nueva injusticia a la que sería sometido el pueblo boliviano. Y, para enmarañar más el asunto, se sube al mismo carro el progresismo berreta bienpensante porteño, que no duda en aliarse a los débiles por oposición a los poderosos y, en este caso, los poderosos son brasileños y argentinos, porque no cabe duda que si en algo son potencias, es en esto de patear un cuero.

Sin embargo, en todo esto, el fútbol como deporte pasó a un segundo plano, relegado por el fútbol como expresión nacional ante el mundo. No cabe dudas que los dirigentes del fútbol mundial tienen su cuota de responsabilidad, porque ellos se han encargado por años de consolidar esta imagen: se tocan los himnos antes de los partidos internacionales, los jugadores desfilan bajo su banderas y las propias camisetas repiten esos colores, se introducen reglas que impiden que un mismo jugador juegue para diferentes selecciones, y siguen las firmas.

Hay que reconocer que el nacionalismo tiene su propia lógica: si el fútbol es una contienda de naciones, llevar la contienda a nuestro terreno más propicio, o a donde nuestros rivales estén más incómodos, es un expediente por demás evidente. Lo que desapareció aquí fue el fútbol y que el fútbol es antes que nada un deporte, una competencia deportiva.

La altura genera una situación artificial, que se parece mucho al doping: unos tienen mayor capacidad de respirar que otros en un ambiente donde hay menor presencia de oxígeno. Esta ventaja no dista mucho de la producida por la inyección de sangre más habitual en otros deportes que en el fútbol, que en ocasiones se denomina doping sanguíneo. ¿Por qué está prohibido y sancionado esto? Por lo mismo que los jugadores se quejan a la hora de ir a jugar a estadios en la altura: sus rivales respiran mejor, se fatigan menos y en consecuencia mejoran sus oportunidades de ganar. Pero esto al nacionalismo chauvinista lo tiene sin cuidado.

Ojalá que en el futuro volvamos a ver al fútbol como una competencia deportiva, como un juego, que no pone en disputa la gloria de las naciones, sino sólo las alegrías y tristezas de un puñado de hinchas que al día siguiente volverán a ser hermanos.

martes, junio 19, 2007

El Dilema de Cerruti

La ministra de Derechos Humanos y Sociales porteña, Gabriela Cerruti, se reunió hoy con Néstor Kirchner y Daniel Filmus en la Casa de Gobierno para manifestar su apoyo a la candidatura del segundo, de cara al ballotage del domingo próximo.

Según relata La Nación, La funcionaria oficializó su respaldo al ministro de Educación de cara al ballottage durante una reunión que se desarrolló en el despacho presidencial de la Casa Rosada. Cerruti hizo entrega al jefe de Estado de un documento de su agrupación política, Nuevos Ayres, a través del cual explicitó su postura para la segunda vuelta.

Hasta aquí, la noticia. Ahora bien, esta situación naturalmente obliga a que uno se haga algunas preguntas, teniendo en cuenta cómo llegamos a este punto.

El campo progresista, signifique lo que esto signifique, se presentó dividido en la primera vuelta de las elecciones porteñas: compitieron dos candidatos a jefe de Gobierno (Filmus y Telerman), cada uno acompañado por dos boletas de legisladores. Y la ministra encabezó una de las listas de legisladores T. No hay que ser un votante muy informado para saber que el gobierno nacional hizo lo indecible para ensuciar las posibilidades del progresismo opositor, identificado principalmente bajo las figuras de Telerman y Carrió.

La reacción de Cerruti a los resultados es entendible en términos espaciales, digamos downsonianos, en la medida que apuesta por el candidato superviviente ideológicamente más afin. Sin embargo, poner al borde de la fractura al gobierno local, para apoyar la candidatura de un jugador abiertamente desleal, es ya más difícil de comprender.

En fin, paradojas del progresismo porteño.

lunes, junio 18, 2007

Nueve meses de infamias y silencios

El pasado 18 de septiembre, el albañil platense Jorge Julio López, después de testificar en el juicio que acabó con la condena del represor Miguel Etchecolatz, desapareció y desde entonces no se ha vuelto a tener noticia alguna de su paradero. Reclamando por su aparición con vida se han repetido marchas y movilizaciones, pero los resultados han sido nulos: no sólo aun se desconoce dónde está Jorge Julio López, sino que tampoco se tienen ni pistas sólidas sobre cuál pudo ser su suerte, ni tampoco existen indicios que conduzcan a los responsables de su secuestro y (ojalá nos equivoquemos) horrendo crimen.

Infamias.

La desaparición de López nos remite, sin escalas, a la insoportable ignominia de la última dictadura militar, sin dudas la más infames entre todas las infames intervenciones de uniformados durante el siglo pasado. Pero pasado no significa pisado: hoy vuelven los demonios de ayer para cubrir sus huellas, vengándose de un testigo y, a una misma vez, intentando intimidar a cualquier otro que quiera seguir su ejemplo.

Sin embargo, la infamia de su desaparición fue acompañada de la infamia de los que prefieren juzgar a la víctima antes que buscar a los culpables. Primero, fue Hebe de Bonafini quien, a la salida de una reunión en Casa de Gobierno, descalificó la condición de desaparecido de López. Esto no puede producir más que indignación, en especial dentro de la izquierda argentina. Y como muestra, un botón: "Poner en duda a la víctima de un hecho como éste, es algo que hizo sistemáticamente la dictadura. López fue un desaparecido y ahora volvió a serlo. Tratar de descalificar a López [...] es una afirmación indignante. [...] Lo más grave de todo es que los dichos de Hebe apuntan a desmovilizar. El gobierno utiliza la autoridad de Hebe para dejar el mensaje de que “no ha pasado nada” y que no hay que movilizarse" (El Socialista, octubre de 2006).

Pero también se podían leer afirmaciones que poco tenían que envidiar a las expresadas por Hebe de Bonafini en el discurso de la peor derecha. Las dudas sobre la desaparición de López se podían encontrar desde el site SIDE-periodista Seprin hasta el blog de Jorge Asís. (En este caso, por razones de buen gusto y por respeto a nuestros lectores, no vamos incluir sus links.)

La infamia a veces viene por izquierda, otras por derecha. Pero siempre es infamia.

Silencios.

Silencio de los gobiernos nacional y provincial, quienes tienen la responsabilidad de resolver su desaparición. Primero intentaron no hablar del tema, como si nada ocurriera, al punto que en las tiendas del kirchnerismo se masticó bronca cuando Solá reconoció el hecho. Y luego, tras reconocer a regañadientes el caso, siguieron puras declaraciones de principio, declamaciones vacías que no se condicen con ningún resultado tangible. Y teniendo en cuenta que el kirchnerismo se llena cotidianamente la boca hablando del tema, el peso de este "contraste" es casi insoportable para todos aquellos que vivimos la protección de los Derechos Humanos como un compromiso fundamental.

Silencio de la oposición, que parece más interesada por las elecciones que por la vida de un hombre que, tras brindar su testimonio sobre los crímenes de la dictadura, nunca más se supo de él. Las elecciones son una pieza tan fundamental de la vida democrática como la protección de los derechos esenciales de sus ciudadanos: sin elecciones la democracia es imposible, sin derechos la democracia está vacía de contenido. No obstante, por el momento, los principales dirigentes opositores están preocupados o bien por los baches, o bien por comparar a Kirchner con Nerón y Ceauşescu, o bien por las posibles coaliciones de cara a las elecciones de octubre. Sin embargo, ¿de qué servirá todo esto si no somos capaces de garantizar los derechos y libertades de los ciudadanos, de proteger a las víctimas de crímenes aberrantes, de juzgar a los asesinos de ayer, hoy y siempre?

Ojalá que, dentro de poco, tengamos la oportunidad de postear la crónica de la aparición con vida de López. Y si eso ya no fuera posible, que podamos aplaudir el esclarecimiento de todo esto y la condena de los culpables.

domingo, junio 17, 2007

Salud, campeón!


El coronel Aureliano Buendía además de un luchador es un hombre de fútbol y, en esta oportunidad, no baja del monte para atacar a los podersos en su asalto al poder, sino para celebrar las glorias de este equipo que, por ser de barrio, no es menos amado por su fiel parcialidad.

sábado, junio 16, 2007

Instrucciones para salir a cazar brujas

Sin duda, uno de los grandes ideólogos de las persecusiones políticas modernas ha sido Joseph McCarthy. Esta mente siniestra, de la que da cuenta el Tribuno en un posteo reciente, mereció la atención de artistas relevantes en los mismos días del climax mccarthista, tal el caso de Arthur Miller, quien publicó The Crucible (que en castellano se conoce usualmente como Las brujas de Salem), parangonando la condena y quema de 25 personas bajo cargos de brujería en el siglo XVII, con las paranoicas persecuciones políticas desatadas en los años '50.

Ahora bien, ¿cuál es la anatomía de esta clase de persecución? Para aproximarnos a una respuesta es útil retomar algunas líneas de Vigilar y Castigar (Siglo XXI, 2002). Michel Foucault, en este libro publicado a mediados de los '70, analiza detenidamente los mecanismos según los cuales funcionó por décadas las justicia en la "época clásica", léase en la Europa medieval y también la que se extiende hasta la Revolución Francesa, la Europa del Ancien régime. Veamos aquí este párrafo maravilloso, que cabe aclarar sólo ha sido dividido por razones analíticas:

Secreto. En el orden de la justicia penal, el saber era privilegio absoluto de la instrucción del proceso. "Lo más diligentemente y lo más secretamente que pueda hacerse", decía a propósito de la misma, el edicto de 1498. Según la Ordenanza de 1670, que resumía y en ciertos puntos reforzaba, la severidad de la época precedente, era imposible al acusado tener acceso a los autos, imposible conocer la identidad de los denunciantes, imposible saber el sentido de las declaraciones antes de recusar a los testigos, imposible hacer valer, hasta en los últimos momentos del proceso, los hechos justificativos; imposible tener un abogado, ya fuese para comprobar la regularidad del procedimiento, ya para participar, en cuanto al fondo, en la defensa.

Magistrado. Por su parte, el magistrado tenía el derecho de recibir denuncias anónimas, de ocultar al acusado la índole de la causa, de interrogarlo de manera capciosa, de emplear insinuaciones. Constituía, por sí solo y en todo poder, una verdad por la cual cercaba al acusado, y esta verdad la recibían los jueces hecha, en forma de autos y de informes escritos; para ellos, únicamente estos elementos eran probatorios; no veían al acusado más que una vez para interrogarlo antes de dictar su sentencia.

Poder. La forma secreta y escrita del procedimiento responde al principio de que en materia penal el establecimiento de la verdad era para el soberano y sus jueces un derecho absoluto y un poder exclusivo.

Pueblo. Ayrault suponía que este procedimiento (establecido ya en cuanto a lo esencial en el siglo XVI) tenía por origen el "temor a los tumultos, a las griterías y clamoreos a que se entrega ordinariamente el pueblo, el temor de que hubiera desorden, violencia, impetuosidad contra las partes e incluso contra los jueces". Diríase que el rey había querido con eso demostrar que el "soberano poder" al que corresponde el derecho de castigar no puede en caso alguno pertenecer a "la multitud". Ante la justicia del soberano, todas las voces deben callar. (p.41)

Foucault, siempre provocador, héroe sin par en el desenmascaramiento del poder, deconstruye los elementos propios de la persecución, disfrazada bajo las apariencias de Justicia: el secreto del proceso, el rol del magistrado y del acusador, el poder como justificación y la desaparición del pueblo, de actores distintos del soberano, de la escena del juicio. Sin embargo, esta concepción de la persecución no es sólo una descripción histórica sino que, a todas luces, está aun presente en la mente de los brujos, de aquellos que están al acecho ocultos en la noche.

Los pasos a seguir serían, en efecto, los siguientes:

Stage #1. Una acusación es lanzada desde las sombras, digamos en secreto, contra el perseguido. El autor de la denuncia es irrelevante, en primer término, porque nunca será revelado al acusado, quien debe afrontar un cargo sin rostro. ¿Para qué querría el acusado saberlo? La sola pregunta es una implícita confesión de su culpabilidad, a fin de cuentas si uno es inocente no necesita detenerse en esas consideraciones.

Stage #2. El proceso se cursa también en secreto, con el mayor sigilo posible, "lo más diligentemente y lo más secretamente que pueda hacerse". Así, el perseguido se despertará, como el personaje de Franz Kafka, inmerso en un proceso del que no conoce ni sus detalles, ni sus motivos, ni sus antecedentes.

Stage #3. El poder no necesita conocer los motivos del acusado, que no serán otra cosa que un obstáculo en su proceder. Esta verdad la recibían los jueces hecha, en forma de autos y de informes escritos; para ellos, únicamente estos elementos eran probatorios; no veían al acusado más que una vez para interrogarlo antes de dictar su sentencia. En última instancia, si alguien hubiera liberado una acusación injusta, el juez sabrá descrubrirlo y nadie que sea inocente tiene porqué preocuparse.

Stage #4. Las miradas ajenas deben ser apartadas, todo el proceso se cocerá a fuego lento en la cima del poder, sin que la opinión pública se entere de los motivos: a la postre, ella recibirá un veredicto. En la lógica de la caza de brujas, el proceso es secreto, mientras la pena es pública y visible. Todos deben aprender de la pena, que es testimonio de la fortaleza del poder ante quienes puedan desafiarlo.

Stage #5. El acusado debe confesar sus culpas. Y este paso, cabe destacar, no es importante a efectos de la condena, resuelta de antemano en las penumbras del poder, sino para darle vida al proceso. El condenado será sometido a todos los tormentos posibles para que confiese su culpa ante la multitud. Tormentos que, en la "época clásica" de Foucault, son efectivamente tales, pero que hoy pueden ser reemplazados por recursos más sutiles, incluso administrativos, que cercan al acusado en la soledad y la paranoia.

La implicancia de todo esto es muy evidente. El acusado es culpable hasta que se pruebe lo contrario, pero él tampoco tiene posibilidad de presentar prueba: en suma, el acusado es culpable porque el poder lo decide. Incluso si las pruebas en su contra son escasas, el acusado no será inocente sino que será parcialmente culpable, "un poco" criminal, porque la propia acusasión ya sugiere la culpabilidad.

La pena no tiene otro fin que ejemplificar al resto sobre las consecuencias del desafío, mostrar en el cuerpo del condenado todo su esplendor, exponer a la luz del día el desequilibrio entre el rey y los súbditos.

viernes, junio 15, 2007

Se es lo que se es

Algunos somos lo que somos, pero hay otros que no conformes con eso, son lo que son y también lo que no. Un juego de palabras que resume lo que ayer por la mañana publicó Ámbito Financiero: Juan C. Blumberg, que hasta en sus tarjetas de presentación aparece como ingeniero, sólo habría hecho unos "cursos" en una universidad alemana que, por otro lado, hoy Página/12 sugiere que ni siquiera existe. Stop.

Como punto de partida debo hacer una confesión al lector: no puedo soportar al Sr. Blumberg y reconozco que todas sus desventuras políticas me arrancan una sonrisa, a veces menos, pero nunca menos que una mueca de satisfacción y cierto brillo en los ojos. Por supuesto, me solidarizo en su condición de víctima de un crimen horrible, pero no por ello debo compartir sus ideas, ni siquiera las que tienen que ver con el castigo de los asesinos de su hijo. Blumberg es un derechista incombustible, que no asume el respeto a los Derechos Humanos como una causa justa sino como un costo y que representa a las ideas más represivas en materia de delitos, vinculadas antes bien a la idea de suplicio que a la de castigo (sobre el punto, siempre es útil volver a Vigilar y Castigar, de M. Foucault). En sus palabras, en todo momento, se trasluce la idea del criminal como un ser irredimible, que no merece justicia, sino sólo sufrir todo el peso de la sanción, sentir en su propia carne todo el poder de la ley, que no es otra cosa que la venganza del soberano por el desafío a su autoridad.

Hoy el Sr. Blumberg (ya no, el Ing. Blumberg) vive las horas más difíciles en su joven (y, Dios quiera, efímera) carrera política. No obstante, antes de dar por muerto a quien aun pelea, quizás cabe un balance del affaire.

Credibilidad. A los ojos de mucha gente, Blumberg representaba un liderazgo social creible, por contraposición a la manchada clase política. Las (indudablemente) masivas movilizaciones de 2004 no fueron motivadas por banderas políticas, sino por demandas que aparecían a los ojos de la sociedad como peticiones ciudadanas ante el poder. A medida que sus demandas se iban clarificando, especificando, su aprobación pública se fue erosionando por muchos y variados motivos: la criminalidad fue reduciéndose al ritmo de la recuperación económica, el electorado de extrema-derecha es bien escaso, etc. Sin embargo, hasta aquí conservaba su credibilidad como referente social creible, honesto, sin pliegues. Las próximas semanas dirán si conserva ese capital que, hay que reconocerlo, es no sólo escaso sino más bien exótico en la política nacional.

Primero, ganar. Con la segunda vuelta a pasos de distancia, el macrismo parece querer desentenderse de la suerte del referente caido en desgracia; y la razón es simple: nada debe interferir en el camino hacia el gobierno municipal. Macri no saldrá a bancar a un candidato "trucho", que no puede explicar su título de ingeniero. Era una operación del Gobierno para perjudicarnos, pero Blumberg es indefendible, según reporta La Nación, habría declarado un hombre cercano al virtual Jefe de Gobierno. Ahora, la reflexión que surge de inmediato es que al macrismo no le importa que Blumberg recorra con frecuencia un discurso represivo, muy próximo al usado por la dictadura militar, ni que ponga en duda la vigencia de los Derechos Humanos. Si Macri pretende presentarse como un candidato de centro necesita, indefectiblemente, desprenderse de este "lastre", no obstante lo cual el motivo para deshacerse de él no es su discurso filo-fascista sino su falso título, no vaya a ser que sea piantavotos. Usté sabrá entender...

Ases en las mangas. La vocación de la banda kirchnerista para eludir el debate democrático y recurrir a las chicanas es notable. Después de la andanada de ataques de la semana pasada, parecía que en esta semana las aguas políticas se habían aquietado, pero no era otra cosa que la calma que antecede a las tormentas: tenían en la manga un as adicional. Que Blumberg sea o no ingeniero no parece ser un motivo sustantivo para votar o no por Macri en segunda vuelta, pero esta operación está en línea con lo visto en las legislativas de 2005 contra Enrique Olivera o en esta ocasión contra Jorge Telerman.

Parece que es cierto, se pierde el pelo pero no las mañas.

jueves, junio 14, 2007

Vaivenes de campaña

Cuando semanas atrás, el aun Jefe de Gobierno porteño decidió lanzar una consulta popular sobre el traspaso de la policía a la órbita de la ciudad, el oficialismo se le fue encima, acusándolo de oportunista. Hay que reconocerlo: tal acusación tenía asidero, porque de otra manera no se puede explicar tan repentino interés por consultar a la ciudadanía por un tema que duerme el sueño de los justos desde la Reforma del '94.

Ahora bien, o Filmus y toda la banda kirchnerista tienen una notable capacidad para reconocer sus errores y rectificarse (lo cual sería digno de elogio), o hay que creer que tienen múltiples estándares para juzgar las cosas, según el oportunismo sea propio o ajeno. De acuerdo a esta última lógica, convocar una consulta popular con tres meses de antelación sería más oportunista que presentar un proyecto de ley, en conferencia de prensa, con toda la pompa, entre la primera y la segunda vuelta electoral.

Ahora bien, oculta en el oportunismo está la trampa. Reproduzco unas líneas de La Nación, en las que se resume el proyecto:

La iniciativa del oficialismo pretende modificar la ley en tres aspectos:

a.) El Gobierno permite a la ciudad la competencia de seguridad urbana, aunque la seguridad federal permanece en manos del gobierno nacional.

b.) Se traspasan a la órbita porteña las estructuras de la Inspección General de Justicia "que sean innecesarias al Estado nacional y que la ciudad estime útiles". El convenio respectivo deberá suscribirse en un plazo de 120 días.

c.) Se incluye una cláusula transitoria que establece que el traspaso de "competencias, unidades organizativas con sus respectivos cargos, nivel de funciones ejecutivas, dotación de personal, patrimonio, bienes y créditos presupuestarios correspondientes" estará sujeto a "convenios" que celebren el Poder Ejecutivo y el futuro gobierno porteño. Esa cláusula es la que mayores suspicacias despierta en el macrismo, por cuanto si bien se concede a la ciudad el manejo de la seguridad urbana, no se garantiza el traspaso del personal, de la estructura ni de los recursos. Eso estaría sujeto a un convenio por celebrarse con el gobierno kirchnerista.


Dicen que un buen jugador de ajedrez es aquel que sabe evitar la trampa del corto plazo (léase, capturar una pieza fácil) y conservar las posiciones más solidas, que son las que aseguran la victoria.

El proyecto elevado por la banda kirchnerista es un vaciamiento de la norma disfrazado de satisfacción de la demanda, de igual forma que al reglamentar la tarea del Congreso ante los Decretos de Necesidad y Urgencia la norma fue disfrazada de mejora institucional. En realidad, cuando Macri asuma la Jefatura de Gobierno (digámoslo con todas las letras: salvo un cataclismo político implensable, y mal que me pese, será el ganador el segunda vuelta) va a encontrarse con una norma que, a una misma vez, simula transferencia de competencias pero no la realiza.

¿Cuál es el sentido de esta jugada? Todo parece indicar que es una combinación de oportunismo político-electoral mirando la segunda vuelta, pero también un farol que intenta mostrar al macrismo interés en sentarse a negociar. Una derrota en una consulta popular (hasta ahora sólo pospuesta) podría reducir el capital negociador del Ejecutivo nacional si, como algunas encuestas sugieren, los porteños votaran masivamente por el traspaso. A un mismo tiempo, permitiría a Macri articular un discurso autonomista en los meses de su luna de miel, en un momento poco oportuno, con las elecciones presidenciales y legislativas tan cerca.

Alguien puede decirme: nadie es tan tonto para caer tan fácilmente en la trampa. Yo le digo, no es que Macri sea tonto, pero cuando alguien está atrapado en esta lógica de partido vecinal, es poco probable que vea el tablero completo.

miércoles, junio 13, 2007

Debatir o no Debatir: that is the question!

Mucho se ha hablado en estos días sobre la cuestionable decisión de Mauricio Macri de declinar su participación en el debate que, como en la primera vuelta, se llevaría a cabo en A dos voces (TN, miércoles a las 22hs.).

Primero. Los candidatos se deben a la ciudadanía y, por ese motivo, están sujetos a numerosas obligaciones (a veces escritas, en ocasiones no escritas) frente a su electorado. Por ese motivo, es lamentable que un candidato esconda el cuerpo al intercambio de ideas, tanto renunciando al debate, tal como finalmente ocurrió, pero también vaciándolo de contenido, tal como intentaron hacer sus operadores políticos (hasta que optaron por no participar). Es cierto que el kirchnerismo ha hecho lo indecible por embarrar la cancha, y hemos dado cuenta de ello en posteos anteriores, pero eso no es motivo suficiente para renunciar al debate.

Segundo. Más allá de todo el debate teórico que arrastra la noción de "representación", digamos que lo mínimo que uno espera de un candidato es que cumpla su palabra. Macri, antes de la primera vuelta, tomó el compromiso de volver a debatir antes del ballotage, pero ahora, mientras mira de reojo las encuestas, opta por bajarse. Y quiero enfatizar la palabra opta: el supuesto fundamental de la representación es que cumplir con la palabra no es una opción, la opción radica en cómo cumplirla.

Tercero. El costo político de no-debatir es, por cierto, poco claro. El impacto electoral de un debate en cable, a altas horas, mientras el grueso de los televidentes se están "matando" con GH o Bailando (o vaya a saber Dios qué cosa) por un sueño, es seguramente escaso. No cabe duda que el malestar del Grupo Clarín también puede ser relevante en caso de predisponer un giro en la amable línea editorial del último tiempo, pero esto es poco probable porque, en el caso de una victoria de Macri en el ballotage, la Jefatura de Gobierno será fuente de nuevas oportunidades de intercambio en el futuro próximo: en términos de teoría de juegos, no es lo mismo jugar un único Dilema del Prisionero que hacerlo indefinidas veces. La vida sigue el lunes 25.

Cuarto. La decisión de debatir hubiera sugerido que Macri no piensa sólo en el 24, sino que está dispuesto a construir su posición opositora con el largo plazo en la mira. Es decir, optó por evitar un costo en el corto plazo (la posibilidad de salir mal parado de cara a la segunda vuelta), en lugar de aprovechar la oportunidad para posicionarse como una figura de envergadura nacional, cuando falta sólo unos meses para una elección que no sólo va a elegir al próximo presidente (cosa que, ninguna duda cabe, será uno de los Kirchner), sino también diputados y senadores nacionales, gobernadores, legisladores provinciales, etc.

En suma, además de las no-menores implicancias sobre el mandato representativo de Macri, su opción por no-debatir es, una vez más, optar por un vecinalismo intrascendente, desinteresado por los principales temas de la política nacional. Significa aferrarse a la Jefatura de Gobierno. Alguien debería comentarle a Macri que la política es más que una gran reunión de consorcio.

Sobre la idea de Resistencia

Muchos años atrás, en un trabajo ya clásico de la ciencia social, Albert Hirschmann reflexionaba sobre las opciones estratégicas que aparecen ante una situación crítica. En su lúcido análisis, cuya lectura y análisis recomiendo vivamente, formulaba básicamente tres opciones, las cuales dieron título a su obra: a.) salida, b.) voz, y c.) lealtad.

Por supuesto, no cabe la opción de la "lealtad" cuando uno enfrenta a sus verdugos, siempre escondidos en las sombras del poder. Ergo, quedan dos posibilidades.

Mi Buenos Aires querido.

Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, enfermo, casi vivo,
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací.

Hay que atraparlos, también aquí
nacieron hijos dulces míos
que entre tanto castigo te endulzan bellamente.
Hay que aprender a resistir.

Ni a irse ni a quedarse,
a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido.


Juan Gelman

Jarrón

"Duhalde es como un jarrón chino en una casa chica, molesta donde lo pongan".

Aníbal Fernández, ministro del Interior de la Nación (Clarín, 11/6/2004)

A veces el mismo sayo le cabe a más de uno.

martes, junio 12, 2007

Tracción trasera

Hago mías las palabras de Ramble, que copio textuales a continuación:

Entre millones de cosas sobre las cuales no tenemos la más mínima idea del porqué pasan, Ramble no entiende porqué, si estamos de cara a la segunda vuelta y según dice, es un aliado de Daniel Filmus, el diputado porteño electo Anibal Ibarra, cada vez que aparece en los medios sigue criticando a Jorge Telerman!!. Le paga Macri acaso?. Todo resulta muy absurdo, como el verso que inventó su grupo de asesores y repite como loro una parte del periodismo ensobrado por el ladriprogresismo residual, sobre la existencia de una supuesta "tracción trasera" (sic), que supone que Ibarra traccionó votos "hacia arriba" a la lista de Jefe y Vice, desde su módica posición de cabeza de lista de legisladores. Como es obvio se trata de una saraza absolutamente incontrastable por cualquier método de análisis electoral conocido. En fin en Ramble queremos saber qué habremos hecho de tan malo los porteños para merecer la persistencia de este notable castigo? Alguno puede responder esto? Gracias, desde ya, muchísmas gracias.

Para esto yo tampoco tengo ninguna respuesta. En realidad, no sé si alguien tiene alguna idea sólida y consistente pero, si alguno la tiene, se ruega compartirla.

Las papas queman, ¿pero por qué?

Presentadas nuestras credenciales en posteos anteriores, vamos a lo concreto.

Este blog tiene apenas días de antigüedad, por lo cual no pudimos hacer ninguna consideración sobre las recientes elecciones de Jefe de Gobierno porteño que se resolverán en segunda vuelta a fines de este mes. Sin embargo, resuelta la primera instancia con una victoria contundente de Mauricio Macri sobre sus inmediatos perseguidores (Jorge Telerman y Daniel Filmus), el tablero electoral se ha recalentado sensiblemente.

Pocos minutos después de contado el último voto, el kirchnerismo en pleno ha salido a atacar en forma descarnada a Macri, no sólo por medio de los propios implicados en la campaña (D. Filmus, C. Heller, A. Ibarra, J. M. Abal Medina [h], entre otros), lo cual es por completo razonable y esperable, sino también a través de funcionarios nacionales (F. Micelli), medios orgánicos (Página/12) e, incluso, el propio presidente de la Nación. Tales acusaciones iban, digamos, al jugador y no a la pelota: Macri fue descripto, básicamente, como un derechista perdido, casi comparable con los jerarcas de la última dictadura militar; se sugirió que revertiría la política de Derechos Humanos, lo cual es materia de competencia federal; se le atribuyó la idea de reveer la política del gobierno porteño en materia de fabricas recuperadas; se dijo que no votó junto con el kirchnerismo la anulación de las leyes de "Obediencia debida" y "Punto final", cuando no sólo no era legislador sino que ni siquiera Pro no tenía representación parlamentaria; y siguen las firmas.

En suma: Macri cometió la irresponsabilidad no sólo de desafiar, sino más grave aun, de derrotar al kirchnerismo en el distrito más visible del país, por una diferencia tan contundente que casi impensadamente le otorga la victoria en una sola vuelta. Pero, esto no sería suficiente para explicar una reacción de tal magnitud y, entonces, cabe una pregunta: ¿por qué el kirchnerismo desenfunda toda esta artillería, ahora, tras la primera vuelta, cuando pudo haber confrontado desde un principio?

Conjetura #1: El kirchnerismo intenta revertir el resultado. Esta conjetura es más bien improbable. Todo parece sugerir que la elección es por completo irreversible y sobre el punto Ramble presenta datos claros.

Conjetura #2. El kirchnerismo intenta perder por poco, a sabiendas que revertir el resultado no es viable. Esto es mucho más probable, porque todo parece indicar que el binomio Filmus-Heller llegó a su techo el domingo 3. Los votantes oficialistas es lógico suponer que los votaron ese día, por lo cual ellos sólo pueden crecer entre votantes de centro-izquierda indiferentes a la fractura oficialismo vs. oposición. Pero entre los votantes de Telerman había además personas para las cuales el clivaje principal era este último y no la fractura izquierda-derecha. Estos es probable que: a.) o bien voten a Macri; o b.) sólo se abstengan de emitir opinión (abstención, votos nulos, votos blancos), lo que también aumenta el peso porcentual de los votantes macristas.

Si este escenario es correcto, las intervenciones de Kirchner podrían ser entendidas como una forma de potenciar la fractura izquierda-derecha por sobre la otra gobieno-oposición, a fin de atraer tanto como sea posible a los integrantes de la coalición encabezada por Telerman: un resultado muy visible de esta estrategia es la virtual fractura del gobierno porteño, lo cual fue reportado tanto por medios opositores como también por medios orgánicos.

Conjetura #3. El kirchnerismo intenta modificar el tablero opositor, de cara a la elección presidencial. Si bien es poco probable que la oposición logre rearmarse y presentar una candidatura opositora viable (y aun menos probable es conformar una coalición opositora capaz de sostener un gobierno viable), una victoria contundente de Macri en segunda vuelta, digamos 60-40, puede romper el clima de optimismo generalizado en que vive el kirchnerismo, a lo que se suma la derrota en Neuquén y un muy factible revés en otro distrito clave como Santa Fe. Por su parte, las declaraciones de varios referentes sugieren la posibilidad de una coordinación opositora (R. Lavagna, R. López Murphy), ya sea antes de la primera vuelta o en un eventual ballotage.

Forzar una segunda vuelta es la pretensión de máxima de la fragmentada oposición nacional, a la vez que era un escenario impensado hace unos meses, a tal punto que voceros oficiosos del kirchnerismo llegaron a sugerir que la elección de este año sería comparable a la victoria de Perón en 1973.

El tiempo dirá. Estas, en última instancia, son sólo conjeturas.

lunes, junio 11, 2007

Ellos, los brujos

Vivimos inmersos en la profunda noche de los tiempos. Y en la noche se esconden nuestros verdugos, que nos acechan sin descanso. A veces una luz en la oscuridad sugiere el cambio, pero no hay peor error que confundir el resplandor de una hoguera con el amanecer.

Dos, tres, muchas hogueras deberán arder para que la noche acabe. Sobrevivimos en esta amarga noche gracias a la certeza de que prender las hogueras depende de nuestra propia mano; y sólo gracias a esa certeza es que empuñamos nuestras armas, que no son otras que nuestras ideas.

La praxis nos hará libres. Y porque el futuro depende de nosotros, la historia sólo puede parir el amanecer que ponga fin a la noche. Nosotros lo sabemos y "ellos" saben que lo sabemos.

Por eso nos acechan. Antes intentaron hacernos desaparecer, agazapados hoy esperan su oportunidad de repetir el intento. Por supuesto: "ellos" no han cambiado, son los mismos de siempre, sólo están a la espera de una oportunidad. La aniquilación del otro su único recurso para mantenernos en la oscuridad.

Dice el mensaje a la Tricontinental:

¡Cómo podríamos mirar el futuro de luminoso y cercano, si dos, tres, muchos Viet-Nam florecieran en la superficie del globo, con su cuota de muerte y sus tragedias inmensas, con su heroísmo cotidiano, con sus golpes repetidos al imperialismo, con la obligación que entraña para éste de dispersar sus fuerzas, bajo el embate del odio creciente de los pueblos del mundo!

Y si todos fuéramos capaces de unirnos, para que nuestros golpes fueran más sólidos y certeros, para que la ayuda de todo tipo a los pueblos en lucha fuera aún mas efectiva, ¡qué grande sería el futuro, y qué cercano!

Nuestras banderas siempre han sido las mismas: Libertad, Igualdad, Fraternidad. Y también siempre han sido los mismos los recursos para intentar el asalto al poder: nuestras ideas, nuestra integridad y nuestro pecho para hacerle frente a las balas en esta lucha sin cuartel.

Llevaremos esta batalla hasta los más remotos rincones, no podrán vivir en paz. La historia está de nuestro lado.

Bienvenidos


El Cielo.

En primer término es necesaria una operación de desenmascaramiento, por la cual el presente estado de las cosas deje de aparecer como una realidad inmutable.

La naturalización (y consecuente reificación) de las relaciones de poder y dominación es el resultado más palpable de la propia duración de aquellas, gracias a lo cual los sujetos participan del sistema dando por sobre entendido que la presente (y desigual) distribución de recursos políticos, económicos y sociales es una realidad natural, como puede ser el ciclo de las cosechas o la duración de los embarazos. Por el contrario, la razón permite poner en evidencia la anatomía real de tales relaciones y abre así la oportunidad a su posterior desnaturalización. Este proceso de ruptura y desenmascaramiento permite crear el estado de conciencia necesario para formular un planteo inicial básico: estamos ante una realidad actual injusta.

Este proceso de desenmascaramiento es crucial, porque no hay injusticia cuando las cosas son naturales: no se puede decir que es injusto que el año dure 365 días o que las plantas florezcan en primavera. Por el contrario, podemos afirmar la injusticia de la pobreza o la desigualdad cuando rompemos con su naturalización. Desde el momento que concebimos una sociedad sin pobres y sin desigualdad como un umbral posible, la injusticia presente aparece con toda su brutalidad.

El cielo existe más allá de su sentido ultra-terreno. El cielo es posible alcanzarlo en este mundo. En suma, podemos aspirar a un estado de las cosas mejor que el presente.

Por Asalto.


En segundo término, operado tal desenmascaramiento, es necesaria una operación política fundamental, que rompa con el actual estado de las cosas: el asalto al paraíso.

Desde aquí no proponemos un asalto por vía de la violencia; siempre que existan otros canales, tales como los que se ofrecen en una sociedad democrática, la violencia será injustificable en cualquiera de sus formas. Pero sí un asalto que permita desmantelar barreras que no son sólo de sentido común establecido y naturalizado, sino que son principalmente una desigual distribución de recursos, sobre la cual están asentadas las estructuras de dominación política, económica, social y cultural.

El asalto no depende de uno ni de acciones aisladas. Desde este lugar intentaremos aportar al desnaturalización de las relaciones presentes, al desenmascaramiento de los brujos que se esconden en las sombras.

Aqui damos el primer paso del Asalto.