Presentadas nuestras credenciales en posteos anteriores, vamos a lo concreto.
Este blog tiene apenas días de antigüedad, por lo cual no pudimos hacer ninguna consideración sobre las recientes elecciones de Jefe de Gobierno porteño que se resolverán en segunda vuelta a fines de este mes. Sin embargo, resuelta la primera instancia con una victoria contundente de Mauricio Macri sobre sus inmediatos perseguidores (Jorge Telerman y Daniel Filmus), el tablero electoral se ha recalentado sensiblemente.
Pocos minutos después de contado el último voto, el kirchnerismo en pleno ha salido a atacar en forma descarnada a Macri, no sólo por medio de los propios implicados en la campaña (D. Filmus, C. Heller, A. Ibarra, J. M. Abal Medina [h], entre otros), lo cual es por completo razonable y esperable, sino también a través de funcionarios nacionales (F. Micelli), medios orgánicos (Página/12) e, incluso, el propio presidente de la Nación. Tales acusaciones iban, digamos, al jugador y no a la pelota: Macri fue descripto, básicamente, como un derechista perdido, casi comparable con los jerarcas de la última dictadura militar; se sugirió que revertiría la política de Derechos Humanos, lo cual es materia de competencia federal; se le atribuyó la idea de reveer la política del gobierno porteño en materia de fabricas recuperadas; se dijo que no votó junto con el kirchnerismo la anulación de las leyes de "Obediencia debida" y "Punto final", cuando no sólo no era legislador sino que ni siquiera Pro no tenía representación parlamentaria; y siguen las firmas.
En suma: Macri cometió la irresponsabilidad no sólo de desafiar, sino más grave aun, de derrotar al kirchnerismo en el distrito más visible del país, por una diferencia tan contundente que casi impensadamente le otorga la victoria en una sola vuelta. Pero, esto no sería suficiente para explicar una reacción de tal magnitud y, entonces, cabe una pregunta: ¿por qué el kirchnerismo desenfunda toda esta artillería, ahora, tras la primera vuelta, cuando pudo haber confrontado desde un principio?
Conjetura #1: El kirchnerismo intenta revertir el resultado. Esta conjetura es más bien improbable. Todo parece sugerir que la elección es por completo irreversible y sobre el punto Ramble presenta datos claros.
Conjetura #2. El kirchnerismo intenta perder por poco, a sabiendas que revertir el resultado no es viable. Esto es mucho más probable, porque todo parece indicar que el binomio Filmus-Heller llegó a su techo el domingo 3. Los votantes oficialistas es lógico suponer que los votaron ese día, por lo cual ellos sólo pueden crecer entre votantes de centro-izquierda indiferentes a la fractura oficialismo vs. oposición. Pero entre los votantes de Telerman había además personas para las cuales el clivaje principal era este último y no la fractura izquierda-derecha. Estos es probable que: a.) o bien voten a Macri; o b.) sólo se abstengan de emitir opinión (abstención, votos nulos, votos blancos), lo que también aumenta el peso porcentual de los votantes macristas.
Si este escenario es correcto, las intervenciones de Kirchner podrían ser entendidas como una forma de potenciar la fractura izquierda-derecha por sobre la otra gobieno-oposición, a fin de atraer tanto como sea posible a los integrantes de la coalición encabezada por Telerman: un resultado muy visible de esta estrategia es la virtual fractura del gobierno porteño, lo cual fue reportado tanto por medios opositores como también por medios orgánicos.
Conjetura #3. El kirchnerismo intenta modificar el tablero opositor, de cara a la elección presidencial. Si bien es poco probable que la oposición logre rearmarse y presentar una candidatura opositora viable (y aun menos probable es conformar una coalición opositora capaz de sostener un gobierno viable), una victoria contundente de Macri en segunda vuelta, digamos 60-40, puede romper el clima de optimismo generalizado en que vive el kirchnerismo, a lo que se suma la derrota en Neuquén y un muy factible revés en otro distrito clave como Santa Fe. Por su parte, las declaraciones de varios referentes sugieren la posibilidad de una coordinación opositora (R. Lavagna, R. López Murphy), ya sea antes de la primera vuelta o en un eventual ballotage.
Forzar una segunda vuelta es la pretensión de máxima de la fragmentada oposición nacional, a la vez que era un escenario impensado hace unos meses, a tal punto que voceros oficiosos del kirchnerismo llegaron a sugerir que la elección de este año sería comparable a la victoria de Perón en 1973.
El tiempo dirá. Estas, en última instancia, son sólo conjeturas.
Este blog tiene apenas días de antigüedad, por lo cual no pudimos hacer ninguna consideración sobre las recientes elecciones de Jefe de Gobierno porteño que se resolverán en segunda vuelta a fines de este mes. Sin embargo, resuelta la primera instancia con una victoria contundente de Mauricio Macri sobre sus inmediatos perseguidores (Jorge Telerman y Daniel Filmus), el tablero electoral se ha recalentado sensiblemente.
Pocos minutos después de contado el último voto, el kirchnerismo en pleno ha salido a atacar en forma descarnada a Macri, no sólo por medio de los propios implicados en la campaña (D. Filmus, C. Heller, A. Ibarra, J. M. Abal Medina [h], entre otros), lo cual es por completo razonable y esperable, sino también a través de funcionarios nacionales (F. Micelli), medios orgánicos (Página/12) e, incluso, el propio presidente de la Nación. Tales acusaciones iban, digamos, al jugador y no a la pelota: Macri fue descripto, básicamente, como un derechista perdido, casi comparable con los jerarcas de la última dictadura militar; se sugirió que revertiría la política de Derechos Humanos, lo cual es materia de competencia federal; se le atribuyó la idea de reveer la política del gobierno porteño en materia de fabricas recuperadas; se dijo que no votó junto con el kirchnerismo la anulación de las leyes de "Obediencia debida" y "Punto final", cuando no sólo no era legislador sino que ni siquiera Pro no tenía representación parlamentaria; y siguen las firmas.
En suma: Macri cometió la irresponsabilidad no sólo de desafiar, sino más grave aun, de derrotar al kirchnerismo en el distrito más visible del país, por una diferencia tan contundente que casi impensadamente le otorga la victoria en una sola vuelta. Pero, esto no sería suficiente para explicar una reacción de tal magnitud y, entonces, cabe una pregunta: ¿por qué el kirchnerismo desenfunda toda esta artillería, ahora, tras la primera vuelta, cuando pudo haber confrontado desde un principio?
Conjetura #1: El kirchnerismo intenta revertir el resultado. Esta conjetura es más bien improbable. Todo parece sugerir que la elección es por completo irreversible y sobre el punto Ramble presenta datos claros.
Conjetura #2. El kirchnerismo intenta perder por poco, a sabiendas que revertir el resultado no es viable. Esto es mucho más probable, porque todo parece indicar que el binomio Filmus-Heller llegó a su techo el domingo 3. Los votantes oficialistas es lógico suponer que los votaron ese día, por lo cual ellos sólo pueden crecer entre votantes de centro-izquierda indiferentes a la fractura oficialismo vs. oposición. Pero entre los votantes de Telerman había además personas para las cuales el clivaje principal era este último y no la fractura izquierda-derecha. Estos es probable que: a.) o bien voten a Macri; o b.) sólo se abstengan de emitir opinión (abstención, votos nulos, votos blancos), lo que también aumenta el peso porcentual de los votantes macristas.
Si este escenario es correcto, las intervenciones de Kirchner podrían ser entendidas como una forma de potenciar la fractura izquierda-derecha por sobre la otra gobieno-oposición, a fin de atraer tanto como sea posible a los integrantes de la coalición encabezada por Telerman: un resultado muy visible de esta estrategia es la virtual fractura del gobierno porteño, lo cual fue reportado tanto por medios opositores como también por medios orgánicos.
Conjetura #3. El kirchnerismo intenta modificar el tablero opositor, de cara a la elección presidencial. Si bien es poco probable que la oposición logre rearmarse y presentar una candidatura opositora viable (y aun menos probable es conformar una coalición opositora capaz de sostener un gobierno viable), una victoria contundente de Macri en segunda vuelta, digamos 60-40, puede romper el clima de optimismo generalizado en que vive el kirchnerismo, a lo que se suma la derrota en Neuquén y un muy factible revés en otro distrito clave como Santa Fe. Por su parte, las declaraciones de varios referentes sugieren la posibilidad de una coordinación opositora (R. Lavagna, R. López Murphy), ya sea antes de la primera vuelta o en un eventual ballotage.
Forzar una segunda vuelta es la pretensión de máxima de la fragmentada oposición nacional, a la vez que era un escenario impensado hace unos meses, a tal punto que voceros oficiosos del kirchnerismo llegaron a sugerir que la elección de este año sería comparable a la victoria de Perón en 1973.
El tiempo dirá. Estas, en última instancia, son sólo conjeturas.
1 comentario:
Solo puedo acotar, citando a Serú Girán "si las papas etán calientes, ¿por qué tengo que ser yo el del primer mordisco"?
Publicar un comentario