miércoles, diciembre 26, 2007

Mi pie izquierdo



La capacidad de un politólogo para explicar el comportamiento de sus objetos de estudio a veces se ve por completo superada. Al humilde y leal entender de quienes hacemos este blog, debe haber pocas (pero muy, muy pocas) formas más estúpidas para empezar un período de gobierno como el anuncio de dar prioridad a los porteños en los hospitales de la Ciudad de Buenos Aires. Polémica garantizada, beneficios dudosos.

Primero, la polémica garantizada. Por un lado, no pocos argumentan en términos de la justicia/injusticia de la medida: unos alegan que con sus impuestos (tasas municipales) financian el sistema sanitario porteño y, por ese motivo, les corresponde ser sus principales usuarios; los otros responden con un conjunto más nutrido de argumentos, que van desde la solidaridad implícita en el sistema de salud pública(*) hasta la reciprocidad en el trato entre distritos, como se dice por acá. Personalmente siento que el segundo grupo de argumentos es más sólido, pero más allá de mis opiniones, me limito a dar cuenta que sobre este eje se han desarrollado los cruces de unos y otros. Sin embargo, ese no es el foco central del posteo.

Segundo, los (dudosos) beneficios. Por otro lado, todos sabemos que ningún actor político razona en términos de justo/injusto, sino más bien en términos de costo/beneficios. Entonces la pregunta se reformula en términos de: ¿los beneficios esperables de esta medida, de indudable incorrección política, son mayores que sus costos?

Una aproximación somera sugiere que no. ¿Por qué? La Ciudad de Buenos Aires se trata del distrito argentino donde puede observarse la mayor proporción de votantes que comparte valores posmateriales y esta medida parece más cercana a una lógica de la supervivencia (valores materiales), que a un estilo de vida humanista, casi diría post-política y post-historia.

Una segunda mirada podría sugerir lo contrario. Los votantes macristas fueron, tal como indicaba el Criador acá y acá, un mix similar a la elección de Menem en 1995: sectores altos (muy) y sectores bajos (muy). Los votantes de nivel socioeconómico bajo podrían tener una preferencia intensa en ser privilegiados sobre los vecinos del conurbano en la atención médica, mientras que los sectores medios (opositores) y altos (macristas) tendrían preferencias menos intensas, porque usualmente están cubiertos por redes de servicios médicos (sindicales, pre-pagas, etc.).

Ahora bien, una tercer mirada parte de suponer que la Ciudad y su periferia son una unidad sociológica, donde los lazos sociales se continúan más allá del Riachuelo y la Gral. Paz. Es posible que Doña Rosa se beneficie de la medida, pero también es muy probable que la hermana o la hija de Doña Rosa, que viven en Florencio Varela o Fiorito se vean perjudicadas. En ese caso, ¿Doña Rosa va a estar a favor o en contra de la medida? ¿Doña Rosa prefiere que la atiendan a ella o la su nieta recién nacida? Bueno, ya la cosa no parece tan clara.

Si a eso sumamos la polémica con la que empezamos arriba, los beneficios de la medida se escurren entre los dedos como el agua. Creo que a Mauricio le hubiera convenido más empezar su gestión construyendo una imagen amigable, como diciendo "¿Vieron que no soy un vampiro?". Pero bueno, a Mauricio no lo asesoramos nosotros; y decidió arrancar con su pie izquierdo.

(*) Decíamos recién: La Ciudad y su periferia son una unidad sociológica. Y los sectores más pobres de esa sociedad residen (casi en su totalidad) en la periferia, motivo por el cual cualquier política pública local necesita incluir el Conurbano para poder concebirse como "solidaria".

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