La Copa América no es un Mundial, qué duda cabe, pero sigue siendo fútbol y la Selección viene haciendo un buen papel, con dos victorias en dos partidos. Tras la victoria ante Colombia, El Tribuno desafía con una ostensible chicana: "¿Seguis viendo a Riquelme como un pecho frio?". Sabidos son los juicios del Coronel sobre el juego por lo general intrascendente de JRR, pero como aquí no nos dejamos obnubilar por el exitismo fácil, dos goles no tapan el bosque.
Procede entonces hacer algunas consideraciones sobre la Selección (*) aunque ellas impliquen un evidente riesgo: si dentro de unos días la Selección se alzara con la Copa y, tras ese logro, encadenara una serie de éxitos y buen juego que lo condujeran a obtener títulos y títulos internacionales, no faltará quien nos critique por no haber sido capaces de anticiparnos a todos esos logros que estaban en ciernes. Pero muy probablemente esa senda de éxitos no está a la vuelta de la esquina, asique tomaremos un riesgo que juzgamos menor.
Román, ¿sí o no? Retorno a la chicana de Zabalita: "¿Seguis viendo a Riquelme como un pecho frio?". Y, la verdad, es que nada ha forzado a cambiar de parecer. ¿O alguien se imagina a Rattín diciendo que no juega en la Selección porque a la mamá le dijeron algo feo en la verdulería? Por supuesto que nadie tenía motivos para decirle a la mamá de Rattín que su nene era un pecho frío, pero así y todo, si ese hubiera sido el remoto caso, no tengo dudas que Rattín le hubiera callado la boca al vecino de mamá en la cancha.
Si JRR quiere ser el líder futbolístico de la Selección, ayer en el segundo tiempo brilló por su ausencia. Durante esos segundo 45' el resultado fue sostenido por el descomunal J. Mascherano y un sorprendente E. Cambiasso, habitual receptor de un visible menosprecio del Coronel por hechos conocidos, pero en esta ocasión es preciso sacarse el sombrero. Si no fuera por la labor de estos dos hombres, el partido terminaba indefectiblemente en un 3-3 ó, peor aun, quizás en un 3-4. Y en el peor momento, cuando se venía la noche, JRR era, como siempre, intrascendente. Entregó dos pases hacia adelante en 45', mientras los demás fueron hacia los costados o hacia atrás.
Pero a JRR hay que reconocerle algo: ayer estuvo rodeado de la intrascendencia de varios más, en especial de la Bruja Verón, de D. Milito (casi un cono de entrenamiento, mientras Carlinhos Tevez veía el partido desde afuera), entre otros. Y no quiero dejar de recordar al inútil máximo, el Pato Abbondanzieri, que la próxima vez, al menos, podría tener la gentileza de poner las manos dentro de los guantes.
La disconformidad hacia el rendimiento de la seleccion es patente, en especial cuando en el partido anterior los ingresos de Aimar y Tevez habían probado ser eficaces para aportar vuelo futbolístico. Pero alguien puede retrucar: ganó dos sobre dos, metió ocho goles, ¿qué más podés pedir?
Sobre la Selección, en general. Ahora bien, de la misma manera que dos goles no tapan la intrascendencia de JRR, la polémica entre Riquelmistas (como Zabalita o Pagani) y Anti-Riquelmistas (como quien firma) no puede ocultar que el problema es estructural. Y este es el punto que más le preocupa al Coronel.
Desde el Mundial para acá el Coronel ha llegado a una dura conclusión: la Selección no está a la altura de las circunstancias en grandes compromisos. Por más que esto afecte el orgullo, es preciso reconocer que tenemos jugadores de medio pelo (salvo contadísimas excepciones), a lo que se suma un técnico que está más cerca del retiro que de los debates actuales. Al Coco no le vengan con cosas raras: pocas cosas son más importantes en el fútbol que juntarse a comer asados, a que los muchachos se duchen juntos y cosas así.
Las consecuencias están a la vista:
a.) La Selección puede obtener muy buenos resultados jugando torneos regionales, donde el fútbol se ha estancado en los '60 y donde sólo Brasil ha generado grandes talentos en los últimos 10 años (quizás más). A pesar de esas condiciones relativas favorables, la Selección ha alcanzado una sola definición en la última década, la cual perdió precisamente contra Brasil en Perú '04.
b.) La Selección no tiene envergadura futbolística para jugar torneos de primer nivel y la evidencia está ahí, aunque nadie quiera decirlo en voz alta: tras la final de Italia '90 en las postrimerías de la Era Bilardo, en los últimos cuatro mundiales la Selección ni siquiera se metió en semifinales. A duras penas, accedió dos veces a cuartos y en las otras dos ni eso.
En definitiva, tenemos un fútbol clase B, con estrellitas completamente de cabotaje, producto de factores estructurales. No es culpa de JRR ser un jugador de medio pelo, mientras la selección inglesa cuenta, en ese puesto, con fenómenos como F. Lampard y S. Gerrard, sino que es el producto de un fútbol que ya (casi) no produce talentos de talla internacional, por más que nos encienda nuestro corazoncito chauvinista decirnos que el nuestro es un semillero inagotable. Sólo una liga raquítica puede tener un campeón con el nivel futbolístico del último (que no por ser hincha dejo de ver) y su consecuencia natural es que produzca estrellitas raquíticas, insignificantes en el ámbito internacional. ¿O alguien en su sano juicio pondría al bueno de R. Palacio en el mismo escalón de Kaká o al displiscente JRR con Ballack? Por supuesto, el exitismo y el chauvinismo de las portadas siempre los va a poner en paridad, por más risueño que sea.
Entre tanto, del último título que ganó la Selección se cumplen en estos días 14 años (Ecuador '93).
Y si aun a alguien le quedaban dudas, se lo digo explícitamente: a pesar de estos dos partidos, sigo recaliente.
(*) Nota: Cuando se habla de la "Selección", así, sin ninguna aclaración, nos estamos refiriendo por supuesto a la Selección de fútbol. Las selecciones de otros deportes, cualquiera sea este, desde handball hasta lucha grecorromana, nunca pueden denominarse como la "Selección", así, a secas, porque esto es patrimonio del deporte-rey, por más que eventualmente un éxito puntual pueda llevarlos a la tapa de algún matutino.
Procede entonces hacer algunas consideraciones sobre la Selección (*) aunque ellas impliquen un evidente riesgo: si dentro de unos días la Selección se alzara con la Copa y, tras ese logro, encadenara una serie de éxitos y buen juego que lo condujeran a obtener títulos y títulos internacionales, no faltará quien nos critique por no haber sido capaces de anticiparnos a todos esos logros que estaban en ciernes. Pero muy probablemente esa senda de éxitos no está a la vuelta de la esquina, asique tomaremos un riesgo que juzgamos menor.
Román, ¿sí o no? Retorno a la chicana de Zabalita: "¿Seguis viendo a Riquelme como un pecho frio?". Y, la verdad, es que nada ha forzado a cambiar de parecer. ¿O alguien se imagina a Rattín diciendo que no juega en la Selección porque a la mamá le dijeron algo feo en la verdulería? Por supuesto que nadie tenía motivos para decirle a la mamá de Rattín que su nene era un pecho frío, pero así y todo, si ese hubiera sido el remoto caso, no tengo dudas que Rattín le hubiera callado la boca al vecino de mamá en la cancha.
Si JRR quiere ser el líder futbolístico de la Selección, ayer en el segundo tiempo brilló por su ausencia. Durante esos segundo 45' el resultado fue sostenido por el descomunal J. Mascherano y un sorprendente E. Cambiasso, habitual receptor de un visible menosprecio del Coronel por hechos conocidos, pero en esta ocasión es preciso sacarse el sombrero. Si no fuera por la labor de estos dos hombres, el partido terminaba indefectiblemente en un 3-3 ó, peor aun, quizás en un 3-4. Y en el peor momento, cuando se venía la noche, JRR era, como siempre, intrascendente. Entregó dos pases hacia adelante en 45', mientras los demás fueron hacia los costados o hacia atrás.
Pero a JRR hay que reconocerle algo: ayer estuvo rodeado de la intrascendencia de varios más, en especial de la Bruja Verón, de D. Milito (casi un cono de entrenamiento, mientras Carlinhos Tevez veía el partido desde afuera), entre otros. Y no quiero dejar de recordar al inútil máximo, el Pato Abbondanzieri, que la próxima vez, al menos, podría tener la gentileza de poner las manos dentro de los guantes.
La disconformidad hacia el rendimiento de la seleccion es patente, en especial cuando en el partido anterior los ingresos de Aimar y Tevez habían probado ser eficaces para aportar vuelo futbolístico. Pero alguien puede retrucar: ganó dos sobre dos, metió ocho goles, ¿qué más podés pedir?
Sobre la Selección, en general. Ahora bien, de la misma manera que dos goles no tapan la intrascendencia de JRR, la polémica entre Riquelmistas (como Zabalita o Pagani) y Anti-Riquelmistas (como quien firma) no puede ocultar que el problema es estructural. Y este es el punto que más le preocupa al Coronel.
Desde el Mundial para acá el Coronel ha llegado a una dura conclusión: la Selección no está a la altura de las circunstancias en grandes compromisos. Por más que esto afecte el orgullo, es preciso reconocer que tenemos jugadores de medio pelo (salvo contadísimas excepciones), a lo que se suma un técnico que está más cerca del retiro que de los debates actuales. Al Coco no le vengan con cosas raras: pocas cosas son más importantes en el fútbol que juntarse a comer asados, a que los muchachos se duchen juntos y cosas así.
Las consecuencias están a la vista:
a.) La Selección puede obtener muy buenos resultados jugando torneos regionales, donde el fútbol se ha estancado en los '60 y donde sólo Brasil ha generado grandes talentos en los últimos 10 años (quizás más). A pesar de esas condiciones relativas favorables, la Selección ha alcanzado una sola definición en la última década, la cual perdió precisamente contra Brasil en Perú '04.
b.) La Selección no tiene envergadura futbolística para jugar torneos de primer nivel y la evidencia está ahí, aunque nadie quiera decirlo en voz alta: tras la final de Italia '90 en las postrimerías de la Era Bilardo, en los últimos cuatro mundiales la Selección ni siquiera se metió en semifinales. A duras penas, accedió dos veces a cuartos y en las otras dos ni eso.
En definitiva, tenemos un fútbol clase B, con estrellitas completamente de cabotaje, producto de factores estructurales. No es culpa de JRR ser un jugador de medio pelo, mientras la selección inglesa cuenta, en ese puesto, con fenómenos como F. Lampard y S. Gerrard, sino que es el producto de un fútbol que ya (casi) no produce talentos de talla internacional, por más que nos encienda nuestro corazoncito chauvinista decirnos que el nuestro es un semillero inagotable. Sólo una liga raquítica puede tener un campeón con el nivel futbolístico del último (que no por ser hincha dejo de ver) y su consecuencia natural es que produzca estrellitas raquíticas, insignificantes en el ámbito internacional. ¿O alguien en su sano juicio pondría al bueno de R. Palacio en el mismo escalón de Kaká o al displiscente JRR con Ballack? Por supuesto, el exitismo y el chauvinismo de las portadas siempre los va a poner en paridad, por más risueño que sea.
Entre tanto, del último título que ganó la Selección se cumplen en estos días 14 años (Ecuador '93).
Y si aun a alguien le quedaban dudas, se lo digo explícitamente: a pesar de estos dos partidos, sigo recaliente.
(*) Nota: Cuando se habla de la "Selección", así, sin ninguna aclaración, nos estamos refiriendo por supuesto a la Selección de fútbol. Las selecciones de otros deportes, cualquiera sea este, desde handball hasta lucha grecorromana, nunca pueden denominarse como la "Selección", así, a secas, porque esto es patrimonio del deporte-rey, por más que eventualmente un éxito puntual pueda llevarlos a la tapa de algún matutino.
2 comentarios:
Debería haberse titulado 'Anti-Riquelme' y haber sido al fútbol una suerte de Anti-Duhring
Zabalita querido.
Es cierto, este Asalto pudo haberse titulado Anti-Riquelme, pero aquí JRR es una anécdota dentro de un panorama que globalmente aparece bastante empobrecido. Además JRR ya tiene bastante con su habitual intrascendencia como para que también deba cargar con críticas.
En cualquier caso, tampoco quisiera que la mamá de JRR se ponga mal por encontrar que en un blog critican al nene. A ver si por ese motivo Román vuelve a renunciar a la Selección.
Tranquilo Román, si por el bien de tu mami vamos a hacer como que jugás como Michael Laudrup.
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