viernes, julio 06, 2007

¿Cuánto me dijiste que sale?

Dice La Nación on-line: El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, quien defendió las cifras del costo de vida que difundió ayer el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) y consideró que "está claro que hay una prédica y hay una intencionalidad de demostrar un índice fraguado".

Yo sólo le digo a Alberto F. que si él me vende las cosas a los precios que indica el INDEC fácilmente podría destronar a una conocida cadena en esto de "el precio más bajo o le devolvemos la diferencia".

1 comentario:

Zabalita dijo...

Me sorprende la capacidad de este gobierno de comprarse problemas a futuro. Uno supone que fugar para adelante es una medida razonable cuando a)el costo de los problemas futuros resultantes de dilatar la adopción de medidas en el presente es menor al costo de hacerlo actualmente, algo que en mi opinión no se advierte ni en el caso de la energía ni el caso del INDEC; b) otro debe hacerse cargo de las consecuencias de sus acciones presentes.

Bueno ni a ni b aplican y este gobierno persiste en una estrategia a mi juicio peligrosa por no decir suicida. Después del 10 de diciembre habrá que:
1) normalizar el INDEC y dar a conocer un IPC cierto
2) como condición accesoria a normalizar el IPC tomar medidas más efectivas para combatir la inflación lo cual supone una política monetaria más restrictiva o bien una política fiscal menos expansiva que la actual.
3) Ajustar las tarifas residenciales de servicios públicos, congeladas desde 2002. No con el objeto de estimular inversiones de las privatizadas sino tan solo con el objeto de disminuir el consumo de energía de clientes residenciales, estimulado hoy por un precio irracionalmente bajo
4) Permitir un ajuste en el precio de los combustibles,del gas y de la electricidad, no tanto para moderar el consumo, sino más bien para estimular la inversión de modo que las actuales restricciones energéticas no se conviertan en un problema estructural.

Los cuatro puntos mencionados implican decisiones complejas. No solo por el costo político que acarrean, sino más bien porque salvo la disminución del gasto (medida que puede reducir la inflación) las demás medidas claramente tienen un impacto inflacionario en el corto plazo, lo cual pone al gobierno en una trampa: necesita recrear su credibilidad y disminuir la inflación, pero a la vez debe tomar medidas que empujan a la alza el IPC.

Toda esta reflexión me lleva a dos posibles escenarios: 1) Cristina tiene lo que a Néstor le falta y va a bancarse ajuste de tarifas y una política anti-inflacionaria más dura, pero más eficaz que las actuales aspirinetas del laboratorio Moreno-Miceli; 2) Cristina es igual a Néstor pero sin falo y sin problemas de estrabismo por lo cual su gobierno será mediocre en algún punto y ahi, agarrate Zabalita, porque si bien no vamos a una crisis del estilo 2001-2002, sí vamos a una gran mediocridad.