sábado, mayo 24, 2008

La Zona Gris


La división entre lo público y lo privado siempre es presentada como conceptualmente clara. Sin embargo, los hechos indican que el borde entre una y otra es difuso; se trata, para usar la expresión de Auyero, de una zona gris. Y con esto no apunto a la idea de propiedad mixta, o figuras equivalentes, sino a situaciones donde público y privado son realidades inciertas.

¿A dónde vamos entonces? En un comentario a un posteo reciente, Estudiante crónica criticaba, con evidente tino, una expresión insuficientemente explicada argumentando que en Argentina se hacen negocios con los socios del poder como en todos lados. Y sí, indudablemente, su crítica tiene razón. Sin embargo, en los últimos tiempos observamos una variante (creo yo) novedosa de nexo entre negocios públicos y socios del poder; no digo única en el mundo, porque no lo sé, pero sí novedosa en nuestro medio.

Durante el ciclo menemista, las relaciones opacas entre el Estado y el empresariado amigo no era conceptualmente muy diferente de lo visto en otros períodos. Quizás diferente en su magnitud, quizás diferente en los rubros afectados, quizás diferente en su caracter privatista, pero resulta difícil calificarlo (en perspectiva) de novedoso. Conglomerados privados sacaban provecho de una relación especial con funcionarios (corrupción) a fin de hacer negocios privados (renta) con el aval público, sea en forma de privatizaciones, concesiones, creación de nuevos mercados en servicios, etcétera. Los funcionarios amasaron así fortunas que hoy descanzan en cuentas bancarias, muy lejos del alcance de la Justicia. Los rostros más visibles de estas fortunas circularon por las páginas de Caras durante toda una década.

El patrón durante el ciclo kirchnerista es muy diferente. Testaferros del poder y empresarios amigos recurren a una operación de tenazas, que combina en diferentes medidas regulaciones ad-hoc, presiones sindicales y ofertas de compra agresivas; para rodear, asediar y finalmente quedarse con capitales privados, en sectores estratégicos de la economía, como ser energía, transporte y quizás ahora también medios. Es decir, no sólo que en la Argentina se hacen negocios con los socios del poder y según las reglas del poder, sino que además sus testaferros y socios se van apoderando de importantes piezas de la estructura económica nacional.

En este punto, el contraste entre un patrón y otro es brutal. Mientras que la acumulación de recursos sucios en el período menemista generaba fortunas individuales; en el ciclo presente parece estar dirigida a apoderarse de recursos estratégicos y permanentes de la economía, desde donde establecer un polo de poder duradero, con el que deberá lidiar el próximo gobierno. De esta forma, el kirchnerismo construye poder a largo plazo, más allá de las posiciones institucionales, pero gracias a ellas; mediante el cual condicionará a cualquier relevo en el poder institucional. ¿Alguien tiene algún paralelo? ¿A esto se refiere el término cleptocracia?

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