miércoles, julio 16, 2008

La otra multitud



Por estas horas comienza la discusión sobre los números; muchos medios ya comenzaron el inveterado arte del vizcachazo. Todo esto no es otra cosa que, para usar las palabras de Serrat, ver quién la tiene más grande. Poco aporta, por no decir que de nada sirve.

Ahora bien, a esta altura de los hechos poco debería sorprender la masiva movilización opositora. Tal como argumenta Maria Estela Spinelli por acá, mientras el gobierno peronista caía a manos de la Revolución Libertadora, "numerosos grupos antiperonistas ganaron simultáneamente las calles céntricas de Buenos Aires y de Córdoba, del resto de las ciudades capitales de provincia y también de las ciudades medianas y pequeñas del país, vivando la libertad y cantando el himno nacional".

Esa otra multitud, que se define y se encuentra a sí misma sólo alrededor de su ferviente anti-peronismo, ha estado presente en todo momento desde la misma irrupción peronista.

El hecho maldito del país burgués sigue siendo, tal como todos vimos durante la tarde de hoy, la línea de fractura fundamental de la política argentina, por más que algunos quieran disfrazarlo.

Up-date: ¿Cómo? ¿Dicen que cuánta gente hubo...? Gasómetro querido, mirá vos, hoy vengo a descubrir que sos más grande que el Maracaná...

[Foto, acá]

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Pero, Coronel ¿tiene sentido hablar de peronismo/anti-peronismo?

A título personal (y a la distancia), esto de hablar de "peronismo"-a-secas no facilita en nada la comprensión del fenómeno.

Saludos

(www.caminar.wordpress.com)

Aureliano Buendía dijo...

Caminar: No sólo tiene sentido; sino que no se puede siquiera pensar la política argentina haciendo omisión de ese clivaje. Cuantas más veces se da por superada, más veces los hechos prueban que esa es la línea divisoria fundamental.

¿Se trata de clase social? Un poco sí, porque el peronismo interpela a los pobres; pero no es sólo eso. El universo peronista es esencialmente un universo simbólico, una cultura política. Y lo que el antiperonismo rechaza no es primeramente un conjunto de políticas, sino todo un estilo de vivir la política y la sociedad. Como dice Ostiguy, el peronismo es una identidad, es lo grasa.

Pero la cosa maravillosa en el peronismo (el corazon del peronismo) is its very clear class-cultural appeal: la cultura peronista es, al nivel estético y de gustos, clase popular. Es decir, el peronismo está más cerca de Boca que de Marx, lo que le garantiza su working-class composition! A nivel sociologico, la cosa no es muy difícil de explicar. La intelectualidad, que raramente es de clase obrera, suele estar con la izquierda, especialmente en los países europeos. El peronismo puro, desde sus origenes, antagonizó la intelectualidad (uno suele recordar las polemicas de Jauretche). Más adelante, este corte se hizo menos claro con la izquierda peronista de clase media en los años 70, de la cual los Kirchner provienen. Dicho brevemente, abrir el Teatro Colon a la clase obrera con folklore is a better strategy for working-class appeals que abrir bibliotecas socialistas donde un obrero pueda leer los tres tomos de El Capital (fuente, acá).

Cuando anoche uno veía (por televisión) la movilización opositora, las imágenes invariablemente remitían a lo cool, lo fino, lo no-grasa.

Ahora bien, acá hay dos cosas que se quedan afuera. Una, la más evidente, es un montón de productores agropecuarios de la pampa húmeda que no son ni finos, ni cool ni nada. Lógicamente, la política es muchas veces agregación de líneas de fractura; y ayer se encontraron aliados tácticos: personas/grupos que resisten una política concreta con personas/grupos que resisten al peronismo como ente político en sí.

Dos, la presencia de numerosos dirigentes peronistas en la movilización. Como vos decís, hablar de "peronismo"-a-secas no facilita en nada la comprensión del fenómeno si perdés de vista que una práctica histórica en el peronismo es ese "salir para volver a entrar"; es utilizar al electorado no peronista para ganar la interna peronista, regresar ganador al partido y abandonar entonces a esos votos tácticos. Esa ha sido la parábola misma del kirchnerismo.

En fin, nada tiene más sentido que hablar de peronismo/anti-peronismo en la Argentina. De hecho, pensamos la política universal con un ojo puesto en esa categoría; un amigo hace poco me contaba que Torcuato Di Tella, en una conferencia en Oxford, dijo algo como "para entender la política de la India lo primero que hay que entender es que no hay peronismo".

abrazo

Anónimo dijo...

Coincido, lo que une la multitud palermitana es el antiperonismo, aun no consciente de su antiperonismo (anti grasa, anti aparato, anti politica, anti arreados como ganados, anti cabecitas negras-borrachos-vagos-manipulados-etc). Un sentimiento anti que encuentra su expresion en carrio convocando a liberar a los pobres de su opresion (la version "caritas" de ese anti). Multitud que miraria de reojo a la manada de castells (pintoresca, demosle una lata de arvejas por el favor) la cual solo barniza su clasismo (en un sentido cultural, puede haber alguna maestra o jubilada sumada a esa pretension de clase)

Anónimo dijo...

Me parece que Ostiguy se olvida de una variable. La sindicalización de la mano de obra.

Es muy raro ver a un no-peronista que no sea de izquierda que piense en sindicalizarse o en cosas como los derechos laborales.

Ni hablar del antiperonismo que sigue con su cantinela de "Los sindicalistas son la peor lacra que le pudo paasar a este país. No defienden a sus trabajadores" Como si les importarara. ¿No está para un trabajito politólogico-sociológico sobre los argumentos de izquierda que da la derecha para criticar al populismo?