viernes, junio 27, 2008

Retenciones y la coalición mínima ganadora


La semana transcurrió alrededor del debate legislativo de las retenciones (y también de la bastante menos productiva discusión sobre la instalación de carpas). Pocas veces la prensa prestó tanta atención y por tanto tiempo seguido a la actividad del Congreso nacional. Crónica tras crónica, han reportado los vaivenes del tema en la arena legislativa, aunque conservando todo el tiempo a la Casa Rosada en el radar. En este sentido, La Nación hoy en portada, con letras de molde, titula: "Ordenó Kirchner no cambiar el proyecto".

Sin embargo, más allá del título catástrofe, Kirchner no dispone de un poder infinito ni irresistible, por lo cual puede dar órdenes (esa y muchas otras), pero su eventual cumplimiento estará sujeto a ciertas condiciones. De hecho, según reportan diferentes crónicas de estos días, por ejemplo esta, o esta, el gobierno encuentra problemas para reunir los votos necesarios para lograr una victoria en el recinto.

Supongamos que la distribución de las preferencias de los legisladores tenga una distribución normal,* en un eje unidimensional que va desde fanáticos pro-retenciones en un extremo a fanáticos anti-retenciones en el otro, tal como se representa en el gráfico de abajo (click para ver más grande).



Supongamos además que la reglamentación actual, sin modificar una coma, corta la distribución de los legisladores por la línea llamada Votos K. La zona bordó de la figura reúne a los legisladores que, como mínimo, apoyan el formato de retenciones vigente; algunos, ubicados a la izquierda de la línea quizás quieran un sistema más duro, pero apoyarán la versión más cercana a sus preferencias entre los proyectos realmente disponibles. En esta área se entremezclarán preferencias ideológicas y programáticas con la simple disciplina partidaria, pero podemos contarlo como un apoyo seguro. La zona amarilla, por el contrario, reúne a los legisladores que si bien cercanos a la posición oficial, no están dispuestos a apoyar la versión actual en una votación, aún cuando son necesarios para alcanzar al votante mediano; cooptar a estos legisladores será la tarea de los jefes de la bancada kirchnerista en estos días, a fin de imponer el proyecto oficial.

Sin embargo, si el whip ya logró todo lo que puede lograr, el kirchnerismo deberá transar uno por uno los votos faltantes. Una solución posible será intercambiar "bienes" (y no hablo de cosas turbias ni corruptas) en otras arenas, tales como cargos políticos, recursos para sus distritos y muchos otros etcéteras. Una segunda estrategia, centrada en el mismo juego en disputa, sería desplazar el proyecto desde su versión actual (Votos K) que no parece capaz de alcanzar el apoyo legislativo a la línea llamada Med, que coloca del lado pro-retenciones a la cantidad de votos necesarios.** Este proceso de construcción de coaliciones ganadores mínimas indica que el gobierno, según Riker, modificará el proyecto lo suficiente para alcanzar la mayoría requerida con el menor costo posible: más allá de la línea Med, cualquier modificación será incurrir en costos innecesarios. No sé cómo verá esto el club de los deliberativos...

Tal como dice Wainfeld, el apoyo dentro del propio bloque kirchnerista cambia según incluya o no modificaciones; lo mismo que su oportunidad de construir coaliciones. Es decir, que si Kirchner se muestra tan intransigente como sugiere la mencionada nota de La Nación (o también esta anterior) y tampoco encuentra pagos alternativos suficientes para esos legisladores díscolos, el resultado más factible será la preservación de una minoría insuficiente para aprobar las retenciones por ley. No obstante, el gobierno corre con una ventaja estratégica en este punto: las retenciones ya están en vigor. Es decir, el kirchnerismo podría sentarse sobre la reglamentación vigente y conformarse con bloquear la formación de una coalición anti-retenciones, lo cual insumirá muchos menos recursos políticos.

Esta salida es, creo yo, más dudosa en cuanto a su utilidad, aunque indudablemente racional en el corto plazo. ¿Por qué? Básicamente, el giro de las retenciones al Congreso operaron como un factor de distensión en la puja, pero no constituye una solución per se. Tal como argumentamos en otra ocasión, el kirchnerismo tiene la oportunidad de usar la arena legislativa para ampliar la base de sustentación de sus políticas (desplazándose a Med), por lo cual embarrar la cancha haciendo pasar el proyecto por innumerables comisiones en ambas cámaras será racional si el único asunto en juego es la sanción (o no) de un proyecto, pero no va a ayudar a reconstruir el capital simbólico del gobierno.

Y esto último, por si alguien en su oficina de Puerto Madero no lo notó, no son chirolas cuando a este gobierno aún le faltan 3 años, 5 meses y 13 días para llear a término...


(*) En realidad, nada cambia si la distribución no es normal: lo principal en el razonamiento es la distribución espacial del eje horizontal. Sin embargo, una curva normal parece facilitar la comprensión.

(**) En cualquier caso, ambas estrategias no son, por supuesto, entre sí excluyentes: puede corregirse el proyecto, a fin de moverlo un poco "hacia el centro" y cooptar así algunos legisladores; y además dar pagos en otros terrenos a los que aún así no están conformes.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Cnel.

¿Me puede explicar por qué en el ámbito politológico se cita textual en inglés sin traducir como si todos fuéramos hijos de Albion?

Al menos no es francés, pero bue...

En este enlace: http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/C/coaliciones_gubernamentales.htm

Dice Rilke "where side-payments are permitted, where players are rational, and where they have perfect information, only minimum winning coalitions occur. (…) they [political parties] seek to maximize only up to the point of subjective certainty of winning"

Ahora, yo entiendo que Néstor Kirchner es un político de manejos más o menos sorprendentes, más o menos bizarros. Pero en este no está siendo nada original, pide aprobación a libro cerrado.

Intento, intento, pero no puedo comprender esta actitud. Si abre el juego a lo que usted llama "Med" claramente coneguiría los votos y hasta un proyecto situado más a la izquierda, claro que se lo modificarían un poco. Pero vamos, que es peor el rechazo.

Yo veo que si el kirchnerismo negocia con el felipismo, con Obeid, con FAA, con Lozano, con los 8 del SI, con 4 de los 10 socialistas y con la izquierda residual lo sacá adelante.

Al margen de mis cavilaciones poco inspiradas e inteligentes, s análisis está muy bueno, alejado de lo que uno puede ver a menudo, en esta sofocación de carpas, carpitas, ladris de diverso pelaje y orgías mediáticas.

¿Le gustó la muchacha del canal 4 o sigue prefieriendo a la reemplazante de Leti, la fea?

PD: a los entrerrianos y a los cordobeses los veo dispuestos a aceptar pork, no me pregunte porque, pero estoy casi seguro.

Hector Casa dijo...

Excelente post. Es completamente necesario que el gobierno relfexione sobre tu último argumento. Queda mucho tiempo de gobierno y agrego una cosa más: la agregación que se le haga al proyecto podrá servir de base para la implementación aceitada de futuras políticas. En cambio, con obstinación de chequera, será resolución para hoy, obstaculización para mañana.

Queda mucho gobierno y el juego pide que paremos la bocha, levantemos la vista, y abramos la cancha.

saludos!

Zabalita dijo...

En tren de apostar, con este gobierno siempre paga creer que aunque lo disfracen, siempre se van a jugar a doblar la apuesta, y creo que esta vez no será la excepción.

Si no tienen los votos, coincido en que le dan largas al asunto en el Congreso.

Si en cambio la oposición y los disidentes logran una alternativa que no cuenta con la bendición del gobierno, se viene el veto y ahí que Dios nos ampare.

Me parece excelente el posteo, sin embargo una pequeña disgresión. Se asume que el continuo de preferencias gira en torno a las retenciones.

Me permito disentir en torno a este punto y creo que la decisión de los miembros del bloque PJ-FPV no pasa por la intensidad de sus preferencias respecto de las retenciones, sino más bien por la perspectiva de su carrera política.

En definitiva, vale la pena poner el cuerpo por un gobierno con 20% de popularidad? es garantía el gobierno de reelección? Habría que ver si hay diferencia de posturas (dentro del bloque PJ) entre quienes renuevan en 2009 y quienes renuevan en 2011. Los de 2009 tienen la elección muy cerca y una mala decisión en este punto puede ser fatal. En fin solo una reflexión.

Muy buena la calidad del posteo!

Aureliano Buendía dijo...

Zabalita: Asumir las retenciones como un continuo es una simplificación teórica; estoy de acuerdo que hay más factores involucrados.

En particular, asumo dos simplificaciones que (creo) no afectan el razonamiento.

a.) Se trata de retenciones netas. Esto quiere decir que supongamos que las retenciones móviles no se tocan, pero se otorgan otros recursos (subsidios, inversión en obra pública, etc.) a los productores rurales, la línea se corre hacia la derecha.

b.) Implica que el legislador ya ponderó los demás costos y beneficios. Por eso digo eso de "si el whip ya logró todo lo que puede lograr..."

Julián: Muchas veces uno cita en inglés por ahorrarse el esfuerzo de tipeo, en especial si el original está en versión electrónica.

Zabalita dijo...

Mi punto iba a que en esta cuestión lo decisivo a la hora de votar no es necesariamente la posición personal de cada legislador sobre este punto en particular, sino más bien el modo en que esta votación afecta las perspectivas futuras de carrera política de cada legislador.

Podríamos suponer que los legisladores K tienen las alternativas de lealtad, autonomía o rebeldía.

Para aquellos que no tienen capacidad propia de generar votos, su suerte está atada a Kirchner y tenderán a ser leales (votar sin cambiar una coma). Su destino político depende del lugar en la lista en que los coloque el jefe máximo; o de algún otro premio (ser nominado como candidato a gobernado o intendente de su distrito) o presidir una comisión.
Para los autónomos (son peronistas que apoyan al gobierno pero que admiten la necesidad de cambios) tienen una carrera política pre-K, apoyaron entre 2003 (o 2005)-2007 porque era conveniente y no había cobijo fuera del kirchnerismo, pero hoy dudan en poner el cuerpo por un gobierno que tiene el 20% de popularidad y saben que, incluso complaciendo al jefe máximo, su carrera política se expone a un futuro poco promisorio entre 2009 y 2011, porque está claro que hoy el gobierno se ha alienado el apoyo de buena parte del 46% que lo apoyo hace escasos 9 meses.

Finalmente los rebeldes: estos son los menos. Pero en estos casos siempre hay osados, los que creen que es hora de dar el salto y consideran que tienen mayores chances en 2009 y 2011 plantándose como rebeldes.

Por eso, creo que lo decisivo no es la intensidad de preferencias sobre las retenciones, sino más bien el trade off entre el whip de Kirchner y el whip de las urnas.

PD: mis categorías rebeldes, autónomos o leales, efectivamente responden a las de Hirchman en Salida, Voz y Lealtad. Los leales apoyan lo que venga, los autónomos son quienes ejercen la voz, y los rebeldes son los que optan por la salida.

Aureliano Buendía dijo...

Zabalita: Entiendo bien el punto. Tal como argumentan Jones & co. en un conocido artículo, la disciplina de los legisladores está vinculada a su interés por preservar e impulsar sus carreras políticas en un marco de Party-Centered Electoral Rules.

Ahora bien, usted agrega datos empíricos (muy probables, pero de los que no tengo evidencia) a los teóricos: las opciones hirschmanianas estarían dadas por la popularidad y la antigüedad del legislador.

Estos elementos pueden asimilarse sin dificultad en el modelo porque, como decía, supone que el legislador ya ponderó estas opciones.

Supongamos que un legislador "autónomo" cree que si vota el proyecto actual, perderá cierta cantidad de votos en la siguiente elección. En ese caso, pretenderá correr el proyecto hacia la derecha, a fin de reducir el daño electoral a su punto óptimo, ya sea mediante una modificación de las retenciones (como intenta Solá) o sin modificar el esquema mediante recursos alternativos para sus votantes (subsidios, beneficios fiscales, etc.). Porque no se trata de intensidad de las preferencias, como usted dice, sino de la posición de las preferencias.

Lógicamente, el equilibrio se puede romper si los legisladores creen que el whip partidario (el kirchnerismo) no será quien decida las candidaturas del próximo turno electoral. Esto operará en sentido contrario: no sólo el kirchnerismo tendrá problemas para "capturar" el área amarilla, sino que también tendrá problemas para preservar el área bordó. Este no es un escenario descabellado si el conflicto se extiende sine die y, además, se consolida un liderazgo alternativo dentro del universo peronista.

(Además, en este escenario, será más difícil preservar la disciplina de los legisladores recién asumidos, que de aquellos que deberán renovar sus bancas o buscar cargos alternativos en 2009)

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo en que este proyecto de ley es un buen termómetro para medir la lealtad a los K dentro del partido. En caso de que el proyecto sea vetado o aprobado con modificaciones, ¿cómo queda el panorama dentro del PJ? ¿quién es el principal beneficiario o beneficiarios? Y por fuera del PJ, ¿qué otras consecuencias podría tener a nivel económico y político este veto o modificación?
Ja. Que se divierta, Coronel...

Zabalita dijo...

Bueno, lo mío es una hipótesis. No una certeza. Pero como toda hípótesis, calculo que tendremos oportunidad de testearla. Es decir tomamos a cada diputado PJ-FPV como un caso y hacemos una base de datos con una serie de variables teóricamente relevantes y vemos que tan bien predicen el voto.

Aureliano Buendía dijo...

Si algún medio publica la nómina completa de votos, en una de esas...

Zabalita dijo...

Amigo: las votaciones en diputados son siempre nominales desde el año pasado si la memoria no me falla, así que ese dato no nos faltará. Lo invito a que escribamos el paper juntos.

Gran Abrazo

Z.

Aureliano Buendía dijo...

Y usted, Zabalita, que sabe tanto del asunto: ¿a quién cree que eso le juega en contra? ¿al gobierno o a los ruralistas?

Zabalita dijo...

Bueno, mi opinión es conocida. En mi blog creo que ya lo dije, pero lo repito: para el campo el costo se mide en plata, para el gobierno en poder político. El gobierno piensa que al final va a ganar, pero para mí se equivoca. El costo que ha pagado en términos de imagen es inmenso. La rebeldía, hace unos meses impensable, de parte de una cantidad no menor de sus propios legisladores, es un segundo costo más que relevante. Basta con pensar que han tenido que
a) resignar el fin original para el que iban a destinar el excedente de caja generado por el aumento de las retenciones (básicamente los subsidios a la clase media y alta urbana que no vota por el kirchnerismo)
b) hablar por cadena nacional varias veces en menos de un mes
c)dar la primera conferencia de prensa en 5 años y aparte tener que invertir numerosas horas hombre para convencer a legisladores, algo que en cuatro años no pasó nunca.

Para el gobierno el costo de mantenerse firme es inferior al costo de negociar. Eso está claro. Asumen que si ceden, le van a llover demandas sectoriales. Posible. Pero hoy por hoy no estamos mejor, o sí? Las bases de la gobernabilidad están resentidas: la presidenta ha visto mermada su popularidad a niveles impensables; el peronismo no se muestra muy verticalizado y la caja siente el impacto del paro del campo. A eso sumemosle el enfriamiento de la economía, que aunque no captado por las estadísticas del INDEC, se cierne sobre buena parte del país.

Agrego un costo adicional: no atender problemas más urgentes que este, como es el de la inflación, que creo va a terminar afectando eventualmente al propio nucleo duro de la base de sustentación del peronismo.

Así que, contra lo que cree Kirchner, creo que el gobierno tiene mucho más para perder.

El proyecto Solá, con promulgación automática, es la salida más honrosa para el gobierno. Es hora de dar vuelta la página y dejar los caprichos de niño de 5 años, para los niños de 5 años. Gobernar requiere más adultez y menos de berrinche infantil.

Anónimo dijo...

Coronel! A usted le pregunté. Sin desmerecer la opinión de Zabalita, que suele ser sólida y razonable, es la suya la que quiero conocer...

Aureliano Buendía dijo...

Farolera, supuse que había leído entre líneas la respuesta a todos esos puntos que me pregunta...