Hace unas dos semanas dejamos planteado un interrogante sobre los resultados de las elecciones cordobesas, porque la cosa no pintaba bien. La crónica periodística daba cuenta de situaciones (por decir lo menos) turbias: los datos de urnas remotísimas llegaban varias horas antes que los votos emitidos en la propia capital; el resultado que en los primeros cómputos daba cuenta de una ventaja gigante, se fue revirtiendo con el correr de las horas, al punto que en plena madrugada Juez estuvo al frente por un reducido margen; la información que proveía el correo (cabe remarcar, conducido por un devidista cordobés como Di Colla) era incompleta o se presentaba sólo agregada, lo que impedía cualquier chequeo; y, para rematar, en plena madrugada, cuando la diferencia se había reducido a un puñado de votos, tanto la prensa como los veedores opositores fueron desalojados del centro de cómputos. En suma, una remake del priísmo más rancio.
A partir de ese punto, se inició un sainete hecho a la medida de los protagonistas. El siempre istriónico Luis Juez se puso al frente de los reclamos desde el primer minuto, acusando al gobierno provincial de robarle la elección. Y generó un hecho no menor: de acuerdo a los números que publica Ramble, seis de cada diez cordobeses creen que hubo fraude y sólo dos no lo creen.*
Ahora bien, las reacciones de Juez en un punto se tornan inentendibles para la humilde capacidad de comprensión del Coronel, porque una cosa era ir a fondo contra el gobierno cordobés, reclamando que se abran las urnas y se cuente voto a voto; y otra muy diferente romper con el gobierno nacional, diciendo que ellos no iban a apoyar a CFK, que no presentaban candidatos a nada, blablabla. Si lo que esperaban era torcer el brazo al kirchnerismo con esa amenaza, forzándolo a optar entre él y el delasotismo, las probabilidades de lograrlo eran bien escasas, porque la propia amenaza erosionaba la mejor carta para ganar el favor oficial: mostrarse como un aliado confiable en la provincia y eventual base para hacer pie con un armado propio que permitiera sacarse de encima a un potencial competidor como el gobernador saliente.
Ahora bien, la pregunta también puede ser hecha en sentido inverso: ¿por qué el gobierno nacional apoyó la no-apertura de las urnas y, en consecuencia, la farsa electoral? La pregunta es pertinente porque la decisión del gobierno nacional fue anterior a la inexplicable reacción de Juez de romper y sellar así su suerte.
Alguien me dijo hace unos días: el gobierno quiere evitar sentar un precedente que pueda jugarle en contra en las elecciones de octubre si Cristina gana por pocos votos. Desde mi humilde entender, el argumento está completamente vacío. Antes bien, parece en realidad más una de las tantas operaciones que andan flotando y que, en esta ocasión, mi amigo compró. Primero, porque para largar acusaciones de fraude hay que tener algún mínimo sustento: las acusaciones de Rozas a todos nos suenan a lloriqueo, en cambio discutimos la situación en Córdoba. Incluso podemos recordar el antecedente de Cavallo diciendo que había un partisano contando votos y no sé qué cosa más; al día siguiente tuvo que salir a retractarse. Y la razón es simple: los políticos no pueden arriesgar toda su carrera política futura en acusaciones sin fundamento, porque como los votantes usualmente prefieren posiciones centristas y moderadas, pueden "castigarlos" en las siguientes elecciones.
Segundo, porque la diferencia de CFK con el segundo puede llegar a ser tan amplia, que un eventual ballotage (que, aclaro, el Coronel cree muuuuy improbable) puede ser un boomerang para la oposición. ¿O acaso Macri no se fortaleció rompiendo la barrera del 60% y sacándole casi 25 puntos a Filmus? ¿Las reglas electorales de la Ciudad exigían una segunda vuelta, pero eso no impide imaginar escenarios alternativos: ¿Si hubiera ganado en primera vuelta con los mismos votos, gracias a una elección con las mismas reglas nacionales, todo hubiera sido igual?
En realidad, la situación más bien parece el producto de un gobierno en avanzado estado de "descomposición", donde las internas entre el albertismo y el devidismo en un marco de campaña presidencial bloquean los procesos de toma de decisión que pudieran implicar modificaciones en el equilibrio de poder del núcleo de la coalición política. En este escenario, el devidismo comprende que el albertismo es la etapa superior del kirchnerismo y, entonces, sabiéndose en inferioridad de condiciones en el futuro gobierno opta por bloquear cualquier resolución que pudiera beneficiar a un aliado de su enemigo. Quizás sería osado decir que el binomio De la Sota-Schiaretti sean aliados del devidismo, en especial cuando el devidismo ya no tenga la caja, pero sin dudas Juez está más cerca de Alberto F. y al devidismo no le debe ningún favor.
A todo esto, el saldo para la calidad de la democracia argentina es lamentable. La resolución de la justicia cordobesa bloqueando el recuento es a todas luces triste: tomando nuevamente los números de Ramble, siete de cada diez cordobeses creen que la solución a la crisis es contar nuevamente voto por voto. En ese contexto político la responsabilidad primaria de la justicia electoral es dar garantías de transparencia a la elección, asegurando una contienda electoral justa. No parece que aporte ninguna solución esconderse detrás de un argumento juridicista vacío. Hace unos días alguien me dijo: esto es política, papi. Y su argumento hiper-realista (cínico, diría) tiene toda la razón, pero el desafío de las instituciones es establecer reglas claras y constantes. Porque de otra forma, si un día se robaran todas las urnas, la reflexión podría ser la misma: esto es política, papi.
Por su parte, la expectativa del Coronel, parafraseando el título de Cox con el que empezamos el posteo, es que los votos finalmente cuenten.
(*) Dado que la muestra es representativa de toda la provincia, estos números además de reflejar el alto descrédito de la elección, indican que al menos una parte de los votantes de Schiaretti también cree que hubo fraude.
A partir de ese punto, se inició un sainete hecho a la medida de los protagonistas. El siempre istriónico Luis Juez se puso al frente de los reclamos desde el primer minuto, acusando al gobierno provincial de robarle la elección. Y generó un hecho no menor: de acuerdo a los números que publica Ramble, seis de cada diez cordobeses creen que hubo fraude y sólo dos no lo creen.*
Ahora bien, las reacciones de Juez en un punto se tornan inentendibles para la humilde capacidad de comprensión del Coronel, porque una cosa era ir a fondo contra el gobierno cordobés, reclamando que se abran las urnas y se cuente voto a voto; y otra muy diferente romper con el gobierno nacional, diciendo que ellos no iban a apoyar a CFK, que no presentaban candidatos a nada, blablabla. Si lo que esperaban era torcer el brazo al kirchnerismo con esa amenaza, forzándolo a optar entre él y el delasotismo, las probabilidades de lograrlo eran bien escasas, porque la propia amenaza erosionaba la mejor carta para ganar el favor oficial: mostrarse como un aliado confiable en la provincia y eventual base para hacer pie con un armado propio que permitiera sacarse de encima a un potencial competidor como el gobernador saliente.
Ahora bien, la pregunta también puede ser hecha en sentido inverso: ¿por qué el gobierno nacional apoyó la no-apertura de las urnas y, en consecuencia, la farsa electoral? La pregunta es pertinente porque la decisión del gobierno nacional fue anterior a la inexplicable reacción de Juez de romper y sellar así su suerte.
Alguien me dijo hace unos días: el gobierno quiere evitar sentar un precedente que pueda jugarle en contra en las elecciones de octubre si Cristina gana por pocos votos. Desde mi humilde entender, el argumento está completamente vacío. Antes bien, parece en realidad más una de las tantas operaciones que andan flotando y que, en esta ocasión, mi amigo compró. Primero, porque para largar acusaciones de fraude hay que tener algún mínimo sustento: las acusaciones de Rozas a todos nos suenan a lloriqueo, en cambio discutimos la situación en Córdoba. Incluso podemos recordar el antecedente de Cavallo diciendo que había un partisano contando votos y no sé qué cosa más; al día siguiente tuvo que salir a retractarse. Y la razón es simple: los políticos no pueden arriesgar toda su carrera política futura en acusaciones sin fundamento, porque como los votantes usualmente prefieren posiciones centristas y moderadas, pueden "castigarlos" en las siguientes elecciones.
Segundo, porque la diferencia de CFK con el segundo puede llegar a ser tan amplia, que un eventual ballotage (que, aclaro, el Coronel cree muuuuy improbable) puede ser un boomerang para la oposición. ¿O acaso Macri no se fortaleció rompiendo la barrera del 60% y sacándole casi 25 puntos a Filmus? ¿Las reglas electorales de la Ciudad exigían una segunda vuelta, pero eso no impide imaginar escenarios alternativos: ¿Si hubiera ganado en primera vuelta con los mismos votos, gracias a una elección con las mismas reglas nacionales, todo hubiera sido igual?
En realidad, la situación más bien parece el producto de un gobierno en avanzado estado de "descomposición", donde las internas entre el albertismo y el devidismo en un marco de campaña presidencial bloquean los procesos de toma de decisión que pudieran implicar modificaciones en el equilibrio de poder del núcleo de la coalición política. En este escenario, el devidismo comprende que el albertismo es la etapa superior del kirchnerismo y, entonces, sabiéndose en inferioridad de condiciones en el futuro gobierno opta por bloquear cualquier resolución que pudiera beneficiar a un aliado de su enemigo. Quizás sería osado decir que el binomio De la Sota-Schiaretti sean aliados del devidismo, en especial cuando el devidismo ya no tenga la caja, pero sin dudas Juez está más cerca de Alberto F. y al devidismo no le debe ningún favor.
A todo esto, el saldo para la calidad de la democracia argentina es lamentable. La resolución de la justicia cordobesa bloqueando el recuento es a todas luces triste: tomando nuevamente los números de Ramble, siete de cada diez cordobeses creen que la solución a la crisis es contar nuevamente voto por voto. En ese contexto político la responsabilidad primaria de la justicia electoral es dar garantías de transparencia a la elección, asegurando una contienda electoral justa. No parece que aporte ninguna solución esconderse detrás de un argumento juridicista vacío. Hace unos días alguien me dijo: esto es política, papi. Y su argumento hiper-realista (cínico, diría) tiene toda la razón, pero el desafío de las instituciones es establecer reglas claras y constantes. Porque de otra forma, si un día se robaran todas las urnas, la reflexión podría ser la misma: esto es política, papi.
Por su parte, la expectativa del Coronel, parafraseando el título de Cox con el que empezamos el posteo, es que los votos finalmente cuenten.
(*) Dado que la muestra es representativa de toda la provincia, estos números además de reflejar el alto descrédito de la elección, indican que al menos una parte de los votantes de Schiaretti también cree que hubo fraude.
10 comentarios:
No la compré sino que difundí el dato. A mí, un reconocido analista político me confió que una de las razones por las que no querían el voto a voto era para evitar un precedente para octubre. Aclaro, antes no lo hice, que el reconocido analista, no solo tenía en mente la elección presidencial, sino varias elecciones municipales que hoy por hoy tienen final abierto. Con la proliferación de listas que hay por el efecto colectora (nada que ver con eso de mandar el torino por esa vía por favor) no podemos descartar que lo que sucedió en Córdoba o en Chaco, suceda en otros distritos.
Como sea, lo que dijo el analista político mediático, puede no ser la verdad revelada, pero yo no lo descartaría a priori. Insisto que para mí la diferencia que obtendrá Cristina no dará margen a esa clase de cuestionamientos, pero veo a toda la oposición especulando políticamente con la posibilidad de frauda (que no creo que ocurra porque no lo creo necesario) y en seguida me viene a la mente la posibilidad de un triunfo por menos de lo esperado y opositores reclamando el voto por voto, con lo cual mi amigo analista reconocido no está tan desacertado.
Como analista, mi amigo no se equivoca: tiene que pensar en todos los escenarios posibles y no solamente en el de máxima probabilidad. Y por otro lado, tampoco es que especula en el vacío. Convengamos que, aunque más de una vez (por no decir una buena parte de su tiempo) se le da por operar políticamente, la información que maneja no es despreciable y tiene la ventaja que casi todo el arco político, no digamos que le atiende el teléfono, sino que más bien lo llama.
Desde la restauración democrática ha habido elecciones apretadas a patadas si tenemos en cuenta todos los niveles de gobierno. Pero la cantidad de serios cuestionamientos es muy inferior. Podría buscar los números, de hecho los provinciales los tengo a un click de distancia, pero me da fiaca y no viene al caso.
El operador (eso de analista corre por cuenta de Zabalita, él sabrá) no dice que al construir estos castillos en el aire lo único que hace es dar visos de legitimidad a los manotazos de ahogado de la oposición, que ya no tiene más que rascar en el INDEC y el gobierno le regaló algo nuevo. Y la estructura del argumento es simplísima: el gobierno no quiere el voto a voto por razones oscuras y aviesas, sentando así la lógica conspirativa más obvia, porque ahora cualquier cosa se explica por el poder en las sombras, lo que no vemos, lo oscuro.
Sólo falta un fumador sentado en la penumbra al costado de un cuarto y el pobre Fox Mulder persiguiendo extraterrestres.
Además Zabalita, yo no te había mandado al frente, ni de la forma más elíptica. Pero bue, si tenías ganas de salir del placard, bienvenido. Lo que yo intentaba era dar alguna explicación política verosimil a un sainete que el Coronel no esperaba ni remotamente. El comentario sobre el buzón que algunos compraron era al margen, un disparador de hipótesis, sólo eso.
Y cierro con una nota sobre la falacia de autoridad con la que Zabalita remata el comentario: precisamente porque tiene información es un operador y no un tipo confundido o equivocado.
(Llegó el delivery!...) Dada esta -a todas luces- sólida y coherente argumentación del Coronel, me queda claro que tanto en materia política como en los blogs, cualquier trofeo -grande o pequeño- despierta no pocos roces e internas. Creo, también, que Zabalita no se equivoca en escuchar a un operador-analista para realizar predicciones porque, como esto es "política, papi", y estamos en Argentina, y hablando de peronistas --bueno, se sabe que ningún resultado es fruto del azar (estadístico, democrático, coyuntural, you name it) y muy pocos, de making the votes count.
De cualquier manera, yo no digo que no quieran hacer el conteo voto a voto por temor a que se descubra el fraude. Eso lo doy por sentado. Digo que hay aparte un temor adicional y es el del precedente. Y en eso, le concedo el beneficio de la duda al consultor-operador.
Pero bueno, el reconocido operador-consultor-mediático es quien es, y aunque uno lo puede criticar por vender buzones, la verdad es que mal no le va. Lo prefiero en su rol de historiador, pero se ve que la venta de buzones no es mal negocio.
Entiendo a veces que al que estudio Ciencia Politica, la venta de buzones lo puede sacar de quicio. A mí también me sorprendía cuando Durán Barba lo aconsejaba a Macri ir por el gobierno de la ciudad. A la luz de lo que ocurrió en las elecciones de la ciudad, entendí porque Durán Barba gana una fortuna y yo no.
De cualquier manera, yo no digo que no quieran hacer el conteo voto a voto por temor a que se descubra el fraude. Eso lo doy por sentado. Digo que hay aparte un temor adicional y es el del precedente. Y en eso, le concedo el beneficio de la duda al consultor-operador.
Pero bueno, el reconocido operador-consultor-mediático es quien es, y aunque uno lo puede criticar por vender buzones, la verdad es que mal no le va. Lo prefiero en su rol de historiador, pero se ve que la venta de buzones no es mal negocio.
Entiendo a veces que al que estudio Ciencia Politica, la venta de buzones lo puede sacar de quicio. A mí también me sorprendía cuando Durán Barba lo aconsejaba a Macri ir por el gobierno de la ciudad. A la luz de lo que ocurrió en las elecciones de la ciudad, entendí porque Durán Barba gana una fortuna y yo no.
En lo de Durán Barba te tengo que dar toda la razon: yo tampoco hubiera tomado esa apuesta y está claro que quién tenía razón no era yo. Mi razonamiento estaba sustentado en que una segunda derrota consecutiva como consecuencia de la mayor capacidad de agregación de la centro-izquierda en el ballotage hubieran sepultado su carrera política. Sin embargo, tal como argumentó en esos días alguien, no recuerdo si Mocca o Wainfeld, el incendio de Cromagnon (además de costarle la vida a 200 pibes) dividió en dos el "alma" de la centro-izquierda porteña.
Durán Barba leyó bien el escenario, el Coronel siguió usando moldes útiles en las elecciones de 2000 y 2003, pero que habían perdido sentido. Y bue, como dice Zabalita, por algo él cobra millones. En fin, la ciencia política sirve para explicar fenómenos, no para hacer pronósticos.
Y volviendo al tema inicial, ojo que yo nunca dije que las elecciones fueran una farsa, sino que las últimas elecciones cordobesas fueron eso. La diferencia no es menor, porque sería poner bajo un manto de sospecha todo el sistema.
La democracia argentina no será un modelo de poliarquía dahliana, pero se sustenta en un elecciones efectivamente competitivas, por más que algunas opciones del electorado argentino le den por las bolas a la gente bien. Usualmente la vía para menospreciar las opciones electorales de los pobres pasan por decir que votan al peronismo por puro clientelismo político; como si el votante peronista fuera un votante de la UCeDé comprado por un plato de lentejas. Y ahora se suma las acusaciones de fraude que sacuden los intelectuales orgánicos (como el operador) ante un curso inexorable que conduce a la derrota en octubre: ganan porque se roban las elecciones. Empiezo a creer que algunos sectores siguen teniendo una relación semi-leal con las reglas de juego y la hipótesis de una eventual perdurabilidad kirchnerista los conduce a la puerta de salida (desacreditar la democracia) aunque ahora sin uniformes cubriéndoles las espaldas.
Porque, Zabalita querido, decime si cuando escuchaste esa paparruchada del operador, no pensaste que era un llorón que no se banca volver a perder.
No confundamos las cosas. Nadie dice que Cristina va a robar la elección. Yo ni siquiera pienso que esté cerca del 40. Para mí va a rozar el 50. Pero, diría también que a la luz de lo que han sido los últimos seis meses, no escapaba a nadie la posibilidad de un escenario cercano al 40%. Incluso superando limpiamente el umbral del 40, si ello se logra con no muchos votos, la puerta abierta está para que la oposición, necia, torpe y desorientada como está, salga a pedir, el recuento voto a voto. No porque haya habido fraude, no porque realmente crean que le curran votos, sino porque puede ser útil instalar cierta idea de deslegitimidad.
Igualmente, como dije en mi primer posteo: el problema puede llegar a darse no entre k's y anti-kas, sino entre distintas listas k. De hecho así fue en Córdoba. El conteo voto a voto (medida probablemente legítima para saber quien ganó efectivamente en Córdoba) hubiera sentado el precedente para octubre y hubiéramos tenido una transición marcada por cruces del estilo de Schiaretti-Juez que flaco favor le hacen al gobierno.
Y en eso, le doy la razón al operador-consultor.
El tema de la trasparencia lo dejó picando Flor cuando dice "se sabe que ningún resultado es fruto del azar [...] y muy pocos, de making the votes count". Yo sólo argumenté sobre esa apreciación.
Pero voy más allá de tal referencia: creo que algunos operadores están adoptando (quizás sería mejor decir re-adoptando) una lógica política parecida a la común lógica anti-peronista del '55.
Esos, como dice Troilo, tampoco se fueron nunca. Vos qué decís, Zabalita?
Estimado Coronel: mi comentario acerca de los votos que no cuentan hace referencia a la escasa variedad de opciones, a las leyes electorales incumplidas y a sus manoseos ad-hoc (ley de lemas...?) y, finalmente, sí, a las ingentes cantidades de dinero que se tragan las campañas de los candidatos de siempre, utilizados bajo turbia discreción. En definitiva, a la competencia desigual (y muchas veces desleal) de los peces más grandes. No era, bajo ningún punto de vista, un comentario para desmerecer la opinión de nadie -ni de los pobres ni de los ricos (muchos de éstos también votaron a peronistas, especialmente en los '90). Por lo tanto, Coronel, piénselo dos veces antes de andar acusando a una humilde farolerita de "señora bien" con ansias de uniformes.
Creo que a esta altura se mezcló todo y estoy tentado de borrar todos los comentarios, incluidos los mios, para empezar nuevamente el debate.
a.) A quien atribuyo ese aire anti-peronista estilo '55 es al operador, que ya estoy tentado de decir el nombre, a fin de cuenta, este blog lo leen cuatro personas. Doy sus inciales como pista: RF.
b.) A quien atribuyo ese tono de "superación política" ante lo que llamaría el voto peronista (Mora y Llorente 1980) es a la típica impostura de señora bien, que se mueve de un estos negros no aprenden más a un estos negros los votan porque los compran con demagogia, como si los pobres fueran a votar a Alsogaray (QEPD) si de golpe se acabara el clientelismo. Más probable es que ocurra un estallido.
[en alguna medida los puntos "a" y "b" están relacionados, aunque no son lo mismo]
c.) Tengo la impresión que las acusaciones de fraude de los últimos días (con la ominosa excepción de lo que pasa en Córdoba) dan una vuelta de tuerca al argumento anterior, siempre en clave anti-peronista: en realidad, estos negros ni los votan, los perucas se afanan las urnas, lo que no hace más que deslegitimar el resultado electoral.
d.) A Zabalita le critico que haya comprado el buzón (inicialmente no di su nombre, pero el saltó solo) y también que insista con las falacias de autoridad: que RF venda buzones y con eso le vaya bien, no significa que las cosas que dice sean ciertas. Para decirlo de otra forma, el éxito de las mentiras no las torna realidades, aunque alguno pueda creer que el vendedor es prestigioso porque se hizo rico vendiéndolas.
e.) Reconozcamos, Farolerita querida, que tu comentario citado no fue muy feliz, aunque después la remás un poco con eso de "hace referencia a la escasa variedad de opciones, a las leyes electorales incumplidas...". En realidad las elecciones son relativamente transparentes y equitativas, sin entrar a discutir la cuestión del sistema electoral que sería otro debate diferente y este comentario se está haciendo muy largo. No te atribuí ningún espíritu "gorila" porque antes se lo adjudico a Zabalita que da más el perfil.
Y, al final, casi nadie tocó el tema central del posteo, que era la interna. En fin, yo creo que mejor vuelvo a postear sobre el Thinking Blogger Award, que al menos todos hablamos de lo mismo.
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