martes, septiembre 25, 2007

Más dibujos, ahí en el piso



La cuestión del INDEC es un tema que usualmente pasa por debajo del radar del Coronel, no porque sea un tema insignificante, sino básicamente porque no tiene mucho jugo para sacarle en un posteo. Se trata de un asunto sencillo de explicar y los motivos se anudan en dos planos diferentes. Uno real, constante, sonante y lo puso blanco sobre negro Zabalita hace tiempo: los bonos discount en pesos y los cuasi-par son ajustables por CER, que se calcula en base al IPC, por lo cual cada punto de inflación extra incrementa los pagos de deuda en 420 millones de pesos. Y los números fiscales se acercan cada vez más a un peligroso rojo, por lo cual hay buenos motivos para no blanquear los datos.

Otro discursivo, electoral, dirigido a la política doméstica: maquillar todas las tensiones ocasionadas por el vertiginoso crecimiento económico, al menos hasta después de las elecciones, a fin de que nada complique el paseo electoral de octubre. Las tensiones están a la vista (inflación y energía son los más evidentes), pero al poner en términos electorales los problemas, el gobierno tiene la posibilidad de ponerlos como quejas de opositores sin agenda. Y cuando aparece Alberto F. a decir que no hay inflación, muestra el compromiso de la plana mayor del gobierno con la historia oficial, no importa que no la crea ni el mecánico de El Atalaya del cuento de Ramble. Incluso, algún tiempo atrás, un vocero oficioso del gobierno (quizas habría que hablar de intelecutal orgánico) criticaba que un conflicto gremial de empleados estatales (léase, situación de los empleados del INDEC) deviniera en una crítica sindical a la política económica (defensa del sindicato a los anteriores mecanismos de medición); es decir, retocar índices es desde su perspectiva una parte sustantiva de la política oficial y no una cuestión accesoria.

A todo esto, el mencionado Ramble presenta una buena descripción de cómo los números de inflación se fueron tornando "llamativos" en oleadas. El Coronel tiene menos comprisos que Artemio y prefiere hablar de cómo fueron "dibujados" los números en oleadas. La última innovación fue lisa y llanamente reemplazar los números provistos por los organismos provinciales, tal como denuncian los propios funcionarios. Y la pregunta es dónde terminará el juego, porque las tensiones entre números ciertos y falsos seguirá extendiéndose a medida que se corra la frontera de los números dibujados.

La solución final puede ser dibujar absolutamente todo, pero en ese caso ya no serían tenidos en cuenta por nadie y el efecto de la mentira se diluiría rápidamente. Entonces otra solución pasa por ir moviendo lentamente la frontera de la mentira, pero en ese caso se genera esta tensión cotidiana, cada vez que el INDEC difunde los números, donde el gobierno le regala a La Nación y toda la tribuna opositora la posibilidad de rascar un poquito más sobre el tema y les ahorra enfrentar la ausencia de agenda. A todo esto, y acá viene un reclamo gremial, los que nos dedicamos a las ciencias sociales y dependemos de las estadísticas para trabajar, contamos con insumos cada vez menos confiables.

En fin, Alberto wants to believe.

2 comentarios:

Aureliano Buendía dijo...

Hal, ese es un buen contra-argumento, habría que afilar los números y estimar qué tiene más peso o si ambos efectos se anulan mutuamente. Por lo pronto creo que el argumento político por sí solo es insuficiente para explicar tamaño despelote. El Coronel prefiere creer que hay algo más sustantivo.

Zabalita, usted qué opina? Desde hace unos días está muy silencioso.

Zabalita dijo...

Va mi opinión. El argumento del gobierno es peligroso porque uno puede fácilmente invertirlo. Como es esto? Fácil: si Cristina dice que lo de la manipulación del INDEC es un invento de gente que tiene bonos ajustados por inflación, entonces yo podría pensar 'el gobierno tiene un incentivo para manipular los indices dado que ello influye sobre los pagos de deuda'.

De cualquier manera, si realmente alguien cree en el gobierno que por reportar una inflación más barata está ahorrando guita, esto demuestra que es un flor de ignorante. Charlando con gente de la secretaría de Finanzas esto fue lo que me dijeron: si manipular el INDEC implica un aumento de 200 puntos en el riesgo país, es decir, un encarecimiento en la deuda que uno toma cuando sale al mercado, entonces los costos de subestimar la inflación superan los beneficios.

El ajuste por inflación afecta el stock de deuda, pero el impacto sobre los pagos anuales -por lo que entiendo es mínimo.

En cuanto a los cupones del PBI definitivamente si la Argentina crece en forma sostenida al 5% anual, fueron un mal negocio. En que sentido? Sencillo: los pagos por los cupones aumentarían y podrían alcanzar el máximo previsto que equivale básicamente a la quita practicada sobre la deuda en default. El argumento crítico de Prat Gay es que convenía ofrecer un pago frontal de 5 mil millones de dólares en vez de incluir el cupón PBI (que en 2006 y 2007 va a haber pagado unos mil doscientos millones de USD) antes que enfrentar pagos eventuales quien sabe por cuanta guita. El argumento en contra de PRat Gay es que el cupón PBI permitió la entrada de las AFJP.

Sea como sea, manipular el INDEC no apunta al tema bonos. Este es un asunto lateral y por cierto muy riesgoso, ya que si se comprueba la manipulación, cualquier tenedor podría considerarse defaulteado con todo lo que ello implica. El INDEC affair -citando a Talleyrand- más que un crimen es una torpeza. Y que torpeza mamita!