miércoles, mayo 14, 2008

El retorno de los partidos



Mientras Ahumada reconoce que el Monumental es una heladera corriendo serios riesgos de linchamiento público a partir de ese rapto de sinceridad; y muchos otros están expectantes por la asunción de Néstor Kirchner como nuevo presidente del Partido Justicialista; cabe una reflexión sobre los partidos como mecanismos de articulación política.

Algunos meses atrás reflexionábamos sobre el escenario estratégico que asomaba a partir del nuevo rol que el PJ parece estar por adquirir en el armado político del kirchnerismo: Muchas veces la prensa ha transmitido los sueños ditelleanos de los Kirchner. Se dice que ellos quisieran protagonizar la articulación de un nuevo sistema de partidos, donde un bloque de centro-izquierda, hegemonizado por el peronismo, confronte contra un bloque de centro-derecha, cuya aparición quedaría pendiente a un incierto futuro.

Por un lado, el kirchnerismo optó por recostarse sobre la única estructura política capaz de construir poder a escala nacional, renunciando a todo el fárrago transversal. Sin dudas, conservará algunos intelectuales progres que, bordeando el affaire Heidegger, serán usados como arietes en una lucha ideológica ficticia, donde el gobierno quiere hacer las veces de centro-izquierda y la oposición quiere hacer las veces de centro-derecha, pero en última instancia se tratará sólo de un apéndice del poder real. No obstante, la determinación de tomar las riendas del partido, tras cuatro años de ignorarlo olímpicamente, creemos que debe ser interpretada como una actitud defensiva, por medio de la cual evitar que algunos líderes peronistas con control directo del aparato electoral, en especial algunos gobernadores, se sientan tentados a reclamar una mayor cuota de poder políticos y, por qué no, a soñar con disputar el liderazgo (es decir, la presidencia) dentro de cuatro años.

Por otro lado, la oposición es un caleidoscopio de figuras de diversa talla que se definen por lo que no son antes que por lo que son. El dato más notable es que, como algunos comienzan a notar, la aparición de un actor opositor consolidado permite articular el debate político en forma más ordenada que el escenario que observamos en la portada del ayer amiguísimo y ahora maldito Clarín, donde los lobbistas agropecuarios terminan tocando todos los timbres de la interna peronista, porque por fuera del peronismo no hay nadie con quien dialogar. Esta ausencia de referentes opositores llega a tal punto que a la pobre Lilita la obligan a salir a decir que me dan asco los dirigentes que hace días estaban en Puerto Madero o en el anuncio del Tren Bala y ahora hablan de apoyo al campo como una forma de llamar la atención, de entrar en el radar de alguien que no sea Adrián Pérez, como una forma más de decir tantas veces como sea necesario "Yo soy el liderazgo, yo soy la oposición".

Pero, querida Lilita, el problema es estructural. Los muchachos de "el campo" saben que vos no tenés nada para darles, ni ahora, ni en el corto, mediano, largo o larguísimo plazo. Entonces ¿dónde tienen que terminar? ¿con quién tienen que ir a hablar? Y, sí, con los únicos que tienen la sarten por el mango y todo sugiere que la tendrán también en el corto, mediano, largo o larguísimo plazo. Entonces, sin referencias opositoras con horizontes de crecimiento e ideológicamente identificables, las crisis políticas terminan disolviéndose en liderazgos vacíos e irremediablemente efímeros, que hoy se llaman De Angelis y ayer se llamaban Blumberg, que en cuanto el mar retrocede no dejan más que algunas algas sobre la arena.

[La foto, acá]

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una bocanada de aire puro.

Te lo agradezco de corazón. A mi jermu le gusta el diario de Lanata y en el laburo sólo hay Clarín.

Aureliano Buendía dijo...

Una bocanada de aire puro? Para tanto?

Muchas gracias y qué bueno que te haya gustado.

abrazo.