martes, septiembre 04, 2007

¿Y en Córdoba qué está pasando?

El escrutinio de una elección muchas veces es lento, pero en ocasiones llega a crispar los nervios de los más pacientes.

Si a esto le sumamos que en los primeros datos oficiales el candidato oficial ganaba por 23 puntos y, cuatro horas más tarde, estaba perdiendo por pocas décimas, uno podría razonablemente preguntarse cuál fue el criterio para cargar unos datos y no otros.

Ahora, si en pleno conteo, o para ser más precisos, en el momento en que los resultados se tornan desfavorables para el candidato oficialista, los funcionarios del Correo Argentino, acompañados por la policía local, obligan a los veedores opositores y a la prensa a retirarse, ya la cosa huele a podrido.

El Coronel cree que aún es prematuro afirmar que al candidato opositor le robaron la elección, pero de lo que no tiene dudas es que tantas sombras no ayudan a despejar tantos interrogantes.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Di Colla en Buenos Aires siendo candidato? Tanta resistencia por parte de Schiaretti por un simple recuento que en todo caso lo legitimará más aún?
No es todo muy raro?

Martín L. dijo...

Lo que no me entra en la cabeza es cómo Cordoba (y muchas otras provincias) no tiene un sistema de ballotage. Con los porcentajes que consiguieron, Juez y Schiaretti estarían ahora compitiendo por la segunda vuelta en cualquier país del mundo.

Zabalita dijo...

La resistencia al recuento me explicaron es por lo siguiente: sienta un precedente riesgoso para el gobierno para Octubre. Si se zafa del ballotage con la regla de por encima de 40 con 10 de diferencia, y no con la regla de encima de 45, la oposición (que yo creo termina bastante lejos de lo que saque Cris) podría cuestionar en el primer caso un 41 o 42% pidiendo recuento voto a voto.

Aureliano Buendía dijo...

Martín: establecer un sistema de ballotage no cambia sustantivamente las cosas en este punto, porque podría ocurrir que: a.) la elección entre el segundo y tercero para entrar al ballotage se define ajustadamente; b.) el candidato con más votos apenas cumple con la cantidad de votos necesaria para ganar en primera vuelta; o c.) la segunda vuelta se resuelve por una ajustada diferencia entre los competidores. En todos los casos, siempre está abierta la posibilidad a este tipo de disputas, donde el derrotado reclama eventuales irregularidades en el recuento, porque revisando "unas pocas urnas" puede revertir el resultado.

Zabalita apunta a que, en octubre, puede ocurrir el escenario B: CFK alcanza por muy poco el umbral de votos necesario para ganar sin ballotage, entonces el gobierno se anticipa a deslegitimar cualquier tipo de recuento porque, en caso de darle la derecha a Juez y apoyar el escrutinio definitivo, podría ser víctima de igual reclamo en octubre.

Particularmente creo que: a.) CFK va a ganar con holgura y no habrá motivo para esta discusión entonces; b.) aún un resultado ajustado, requiere elementos para lanzar estas acusaciones e, incluso, en Córdoba Juez encontró la oportunidad de hacerlo dadas la cantidad de cosas que pasaron; y c.) me parece que a la oposición le conviene más una derrota digna en la primera vuelta que una paliza en el ballotage.

Retornando al tema de la introducción del ballotaje, Martín debo contradecirte. Pocos países tienen sistema de doble vuelta y los que lo tienen usualmente es una institución reciente. Por caso, las elecciones en EEUU y en casi toda Europa occidental se definen en sólo una vuelta (aunque con diferentes sistemas electorales). Es cierto que la tendencia en América Latina en los últimos 20 años ha sido introducir segundas vueltas, pero eso no es un fenómeno universal.

Además, estas pasando por alto que los sistemas de dos vueltas tienen numerosos efectos más, que van más allá de forzar a un candidato a lograr al menos el 50% de los votos.