martes, junio 17, 2008

Vick-VapoRub para el pechito



"Entre tantas torpezas, al final hicieron una bien". Algo así me dijo un amigo hoy por la tarde, tras el mensaje de CFK. Un rato después, comentando también el mismo tema, otro me dijo que "esto lo debieron haber hecho hace mucho tiempo". Comparto en buena medida ambas expresiones: primero, que el gobierno cometió innumerables torpezas; segundo, que algunos de los caminos de salida que comienza a esbozar llegan muy tarde. Sin embargo, más allá de la evidente distensión que generó la determinación de enviar el tema al Congreso, creo que la medida per se nada va a lograr.

Tal como algunos comenzaron a apiolarse un rato más tarde, el oficialismo cuenta con un claro respaldo mayoritario en ambas cámaras; nosotros aquí advertimos el mismo día de la elección presidencial del poder de fuego que alcanzaba el kirchnerismo en el Congreso. Si a esos legisladores propios se suman otros aliados, según los números de LN, el kirchnerismo cuenta con el 62% en Diputados y el 66% en el Senado. Es decir, el gobierno tiene margen para perder algunos votos propios y dejar ausentarse a otros (a sabiendas que para la oposición sería carísimo negar el quorum), sin poner en riesgo el resultado de la votación.

Dicen que el león, en el momento final, miró hacia atrás y le preguntó al burrito qué se estaba poniendo. Vick-Vaporub... para que no te duela el pechito.

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La legitimidad de esa previsible victoria parlamentaria no puede ser puesta en duda: la bancada kirchnerista es cinco veces más grande que la segunda bancada (en cualquiera de ambas cámaras) por decisión pura y exclusiva de los votantes; y en una democracia la soberanía descansa en los votantes. A su vez, si bien los votantes de los distritos donde los legisladores fueron electos pueden presionarlos poniendo en duda su reelección, sería muy naïf esperar un comportamiento autónomo por parte de los legisladores. Tal como prueba Jones, el Congreso argentino presenta altos niveles de disciplina partidaria y, en una votación clave, sería esperable que el whip se vea olbigado a probar su eficacia política.

(Y tal como enseña la sabiduría criadorense acá y acá, entre muchos otros posteos más, esto es igual en la democracia delegativa argenta, en el parlamentarismo de gabinete británico o en el Parlamento sueco)

Pero una victoria en sucesivas votaciones legislativas no va a arrimar la solución al conflicto porque los protagonistas del entuerto no están preocupados por la salud de la división de poderes ni por la eventual inconstitucionalidad de establecer derechos de exportación sin participación del Congreso. Por el contrario, cuando tal votación ocurra, los Morales Solá's de innumerables medios acusarán al Congreso de ser la escribanía oficial y recurrirán a diferentes argumentos para desacreditar la decisión legislativa. Y eso será así porque básicamente a ninguno de ellos les interesa la legitimidad democrática de las autoridad sino alcanzar concesiones sobre el patrón de apropiación de la renta. (lo cual es muy legítimo si no fuera porque bloquearon al país durante casi 100 días y arrojaron a centenares de miles de personas bajo la línea de pobreza para lograrlo)

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Ahora bien, tal como advertimos (hace ya tres meses!!!), el giro del asunto al Congreso podrá ser una solución en la medida que se utilice esta arena como un espacio para hacer concesiones amplias, que permitan reconstruir la base política del gobierno; en ese caso, lo que se indica acá no es justamente alentador. Pero en el caso que esa condición del paquete cerrado se relajara, ¿hacia adónde ir? Algunas de esas líneas se advirtieron en el mensaje de hace unos días cuando se incluía a los gobernadores en nuevos programas de obra pública; otras se sugirieron cuando unilaterlamente (error!) anunciaron modificaciones en el esquema de retenciones, aunque entonces con visibles inconsistencias (error x2); y algunas más cuando se anunciaron compensaciones a pequeños productores, en aquellos distantes días en que un adolescente era ministro. El desafío de la hora es rearticular estas líneas en una solución global y, quizás, recurrir a algunas otras más a fin de reunir masa crítica para sostener una política que, creemos, es justa y necesaria.

A su vez, el rol tomado por el devidismo (y el propio Hugo Moyano) en las negociaciones o la responsabilidad otorgada a Infraestructura en el manejo de los recursos del comentado Programa de Redistribución Social indican un cambio de equilibrio dentro del gabinete. Todo parece indicar que será el señor de la obra pública quien adquiera un mayor poder de decisión en el proceso. Muchachos, hablen con Julio...

[Foto, acá]

4 comentarios:

Yaya dijo...

Me parece muy bien la medida de enviar el proyecto al Parlamento. Es cierto que con la amplia mayoría del oficialismo en ambas cámaras, no debería ser muy difícil ganra la partida. Si mal no entiendo debería entrar por Senadores, ¿no? La sacan maquillada y se la tiran a los leones para que se maten un tiempo. En caso de que sufra modificaciones, será la bancada la que perdió, no la Presidenta.

Aureliano Buendía dijo...

A mí también me parece muy bien; lo que digo es que si no se aprovecha la oportunidad para ampliar la base política, será insuficiente.

Ramiro dijo...

Estoy de acuerdo con mucho de lo q señalas, pero el concepto de 'legitimidad' que tomás es relativo... Al menos desde un punto de vista de 'democracia deliberativa', que es lo que muchos reclaman. Desde ese punto de vista (discutible), la legitimidad no sólo requiere del Congreso sino también de una deliberación previa y amplia, que se de según ciertos parámetros mínimos. En ese sentido, si el Congreso aprueba valiéndose de las mayorías que goza sin discutir ni cambiar ni una coma el proyecto, bien podría hacerse la acusación de 'escribanía' que señalás lo que no implica negar legitimidad formal a la medida. Pero si tomás un concepto de legitimidad más amplio, entonces eso no basta. Claro que después de una deliberación como la que digo, el resultado puede ser el mismo. Algunos creemos que es más probable llegar a acuerdos discutiendo que a través de la férrea disciplina partidaria. Saludos.

Aureliano Buendía dijo...

Antes que nada quiero de reconocer mi escepticismo sobre el concepto de democracia deliberativa. No es que lo descarte in toto, ni que no valore las aspiraciones normativas involucradas (que por lo demás comparto), sino que (creo que) se trata de un horizonte ideal deseable pero desconectado de la realidad empírica.

Quizás sea sesgo profesional: aquellos que provenimos de las ciencias sociales necesitamos de prueba empírica para hacer afirmaciones. Decir que la deliberación tiene tal o cual efecto puede ser plausible, pero sin evidencia no es más que una conjetura. En este terreno de la democracia deliberativa, más allá de la dimensión normativa (que, como decía, comparto), creo que hay mayormente conjeturas y escasas evidencias.

Ramiro, ¿vos sabés cómo medir estos fenómenos? Yo no lo sé, pero es posible que sea factible.

Saludos