martes, agosto 26, 2008

Reflexiones olímpicamente inconexas



La Princesa Suki se alegra por el final de los Juegos Olimpicos. Por aquí casi no tuvimos noticias de su existencia; seguimos un mundialito de fútbol, un mundial de básquet y, en ocasiones, escuchamos cierto murmullo, como si estuviera ocurriendo algo por las noches que la gente seguía. Al final parece que ese murmullo no era el programa de Tinelli.

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¿Alguien sabe qué hacer con el fútbol olímpico? Se trata, a todas luces, de una competencia con una identidad indefinida: no es un mundial, no es un torneo juvenil, no es deporte amateur. Así como está planteado es un mundialito, donde participan pocos equipos y nadie envía sus estrellas, salvo en casos, como Brasil o Argentina, en que existe interés en la medalla por cierto orgullo histórico (léase, títulos históricamente esquivos).

La gente de LR! (que debe ser el mejor blog colectivo del que tenga noticias) propone varias opciones de reforma: a.) reducir la cantidad de equipos y hacer un torneo de mayores; b.) hacer una Supercopa, donde participen los campeones del mundo y el local; c.) jugar la Copa Confederaciones, en lugar de hacerlo un año antes del Mundial; y d.) reemplazarlo por el futsal. De estas opciones sólo me atrae la tercera, aunque no me convence demasiado. Lo único que está claro es que así no vamos a ningún lado.

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Impactante que un tipo tenga la capacidad atlética de Michael Phelps (suponiendo, claro, que los test anti-doping fueron en serio) y se cargue 8 medallas de oro, ¿pero qué clase de concepto justifica entregar tantas medallas por, básicamente, la misma actividad deportiva?

Evidentemente, la concepción detrás de los Juegos Olímpicos tiene un fuerte bias en contra de ciertas competencias (digamos, los deportes colectivos que a alguien le importan) y en favor del atletismo o la natación. Phelps ganó las medallas que ganó no sólo porque su capacidad atlética es notable, sino porque la estructura de los JJOO replica la misma competencia con pequeñas variaciones y otorga una medalla a cada una.

Michael Jordan ganó dos medallas de oro: la primera en Los Ángeles '84 y la segunda en Barcelona '92. Para lograr la marca de Phelps debió competir en 8 juegos: es decir, aún ganando todo, recién hubiera alcanzado la marca en los próximos Juegos de Londres. ¿Y se dan cuenta del talento que hay que tener para ser Michael Jordan?

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Ante los usualmente magros resultados olímpicos, cada cuatro años se repite el mismo argumento: para competir a nivel internacional se requiere un mayor apoyo estatal a los atletas. Ahora me pregunto yo, ¿el Estado debe apoyar atletas?

Por acá uno se pregunta cuánto vale una medalla olímpica; es decir, por el rendimiento de la inversión estatal en deporte. Pero ese no es mi punto, sino otro muy diferente. Por definición los recursos son escasos, pero en países como el nuestro (o cualquier otro en desarrollo) la escasez de recursos del Estado son mayores. Y aquí creemos que los escasos recursos de la política deportiva deben dedicarse no a conseguir medallas en los Juegos Olímpicos, sino a contribuir a la calidad de vida de las personas: financiar centros deportivos comunitarios antes que centros de alto rendimiento; contratar profesores de educación física antes que costear becas para atletas.

Lucas dice algo en esta dirección, pero si se analiza con detenimiento lo que dice uno y otro, pensamos cosas muy diferentes. Él dice que el apoyo es una transferencia de recursos a los hobbies de los ricos; yo dudo mucho que los atletas de los que hablamos sean (en términos generales) asimilables a esos sectores sociales, sino que más bien parecen presentar una alta heterogeneidad en su interior. Y, por el contrario, mi punto es que el Estado tiene otras prioridades. Básicamente, no veo razón por la cuál el Estado deba apoyar a cualquier tipo que le guste correr, saltar o lanzar objetos. A mí me gusta salir de noche y no espero ayuda estatal para costear mis gustos.

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¿El resultado de la delegación argentina es satisfactorio? La respuesta a esa pregunta depende, lógicamente, del punto de comparación. Argentina se ubica en el puesto 38 en términos de IDH y alcanzó el puesto 34 en los Juegos. Es decir, ocupa aproximadamente su lugar en el mundo.


Nota: Cada modelo de regresión tiene una variable dependiente diferente. La VD en el tercer modelo es un índice ad hoc donde se asignan 3pts. por cada medalla de oro, 2pts. por cada medalla de plata y 1pt. por cada medalla de bronce; así, se replica la lógica del medallero, pero se elabora una variable escalar (el ranking es sólo ordinal).

Tal como se observa en la tabla (click para ver más grande), manteniendo constante la localía, el índice de desarrollo humano tiene un efecto positivo (estadísticamente significativo) en el rendimiento de las delegaciones olímpicas: esas dos variables explican solas el 50% de la varianza de la cantidad de medallas de oro logradas en Beijing '08.

Dando una vuelta de tuerca a nuestro argumento anterior, en este blog creemos que el rendimiento deportivo es apenas una externalidad al propio proceso de desarrollo humano, por lo cual sería esperable que, ante una eventual mejora relativa en la posición de nuestro país en las mediciones de desarrollo humano, ocurra una mejor performance deportiva, aún sin hacer caso a ese lloriqueo de "Apoyemos a los lanzadores de bala".

Con un poco de optimismo, la propia inversión en deporte dirigida a mejorar la calidad de vida incrementará los rendimientos, porque permitirá establecer un "inmenso semillero" en el cual reclutar atletas. Esta parte del argumento, en cualquier caso, nos parece sustantivamente más incierta, casi casi como jugar al sapo.

[Liniers, acá]

7 comentarios:

Unknown dijo...

Muy buen post. En relación a lo que yo dije antes, lo escribí en caliente. Concuerdo con tu punto de vista, pero a mi me gusta provocar un poco nomás.
Igual, es muy bueno tu desarrollo, porque es un análisis político más serio y profundo que las giladas que hay soportar en estos días. Sobretodo donde enmarcás la cuestión y decís, por definición los recursos son escasos.

Anónimo dijo...

Coronel, dos cosas:

a) Es cierto que hay un cierto bias a favor del atletismo y la natación, pero la diferencia entre los distintos tipos de competición no es tan pequeña como parece: ¿por qué, si no, hubo que esperar hasta 2008 para que un nadador obtuviera 8 medallas doradas? ¿Por qué son relativamente pocos los casos de atletas que ganan tanto en los 100 como en los 200m?

b) ¿El IDH es una externalidad positiva, o más bien está correlacionado con el ingreso per cápita, que implica más riqueza relativa y por ende más dinero privado para gastar en actividades deportivas?

Aureliano Buendía dijo...

Lucas: Los recursos son siempre escasos; se trate del presupuesto de la Secretaría de Deportes o de General Motors. Y por ese motivo se estructuran prioridades de gasto e inversión.

En lo personal me enerva que, en estas ocasiones, desde los medios y también desde "el llano", se insista en garantizarle recursos a atletas. Creo que primero hay que garantizar otros aspectos del deporte, más atendibles en términos de política pública; y luego gastar/invertir en atletas para que traigan medallas, títulos y demases necesarios para insuflar el enano nacionalista interior.

Maq: Sobre sus dos puntos me parece que:

a.) Mi comentario no fue universal sobre toda prueba atlética, sino referido a aquellas competencias en que coincide: igual actividad + igual condición atlética.

Nadar mariposa, estilos o libre es básicamente lo mismo; y la preparación atlética para unos y otros también (lógico, en la medida que se trate de distancias similares). Correr 100mts. y correr un maratón es básicamente la misma actividad, pero la preparación de una y otra están en las antípodas.

Sumado a esto, aparecen competencias individuales y postas 4x algo, dónde lógicamente hay un componente colectivo (si tenés 1 Phelps y 3 Moussambani's estás frito de arranque) pero que la probabilidad de lograr ambas sigue siendo alta.

En suma, es cierto que Bolt ni poniéndole ganas podía llevarse ocho medallas, pero se cargó tres oros por hacer lo mismo tres veces, aunque en un caso lo hizo por equipos. (en los últimos seis JJOO, dos veces un atleta se llevó 100 y 200mts: 33%; ni el Real Madrid gana un tercio de los torneos que disputa; no diría que son relativamente pocos los casos)

b.) Dije que el rendimiento deportivo es una externalidad del desarrollo y el IDH es indicador de desarrollo (y sí, el ingreso per capita es uno de los tres componentes del IDH). Básicamente: controlando la localía, el desarrollo explica una porción importante del rendimiento olímpico. Estoy seguro que controlando más factores, se puede encontrar un modelo más ajustado, pero explicar 50% de varianza con dos variables me parece muy satisfactorio.

(en cualquier caso, mi punto tampoco era intentar un predictor de medallas, sino contextualizar las diferencias de rendimiento)

Anónimo dijo...

Coronel, digamos que su nivel es siempre óptimo y es uno de los mejores blogs que conozco. Pero sus últimas entradas han sido de una calidad superior a la tradicional entrada de apuntes que es común en un blog.

Abrazo

Anónimo dijo...

Coronel, este Julián me parece que anda enamorado de usted. :D
Coincido, de todas formas. Se ve que anda inspirado...

Aureliano Buendía dijo...

vio? tengo admiradores, gruppies, fans; sólo me falta tener un club.

usted jamás levantó el guante de los autógrafos de un posteo anterior; entiendo.

saludos

Anónimo dijo...

según un estudio que relizó una fundación, denominada PWC "PricewaterhouseCoopers" en donde se atendía a las siguientes variables:Población total del pais, Ingreso por cápita, Consideración de país anfitrión, Medallas obternidas en JJ.OO. anteriores y consideración de de paíse de la ex órbita soviética, a la Argentina le hubiese correspondido 6 medallas en total... y eso fue lo que sacamos! como dijo G.Bonadeo "no sabemos cómo calificarla entre el pesimismo y el milagro... Como entrenador de un nadador olímpico - Andrés González - creo que las actuaciones argertinas rozan más con lo milagroso. Saludos !!