¿Qué más se puede decir? ¿Algo se puede agregar ante la potencia irónica de El Jueves? A veces las palabras sobran.
miércoles, enero 30, 2008
Vaticano, Iglesia y el placet de Iribarne
Regreso de vacaciones; breves pero vacaciones al fin. Vacaciones en las que el Coronel estuvo desenchufado, muy desenchufado, en el sentido más literal del término. Pero recalo nuevamente en la ciudad y me sorprendo con una portada que sugiere que las relaciones entre la Iglesia y el kirchnerismo no se van a enderezar con facilidad, por más señales que se envíen desde la Casa Rosada, por más reuniones con foto para los medios.
Hoy veo que Martín, no sin cierta sorna, recoge las reacciones "en tiempo real" de algunos lectores. Y se me ocurre entonces que puede ser oportuno establecer algunas ideas que pueden ser útiles para entender de qué se trata todo esto.
Primero cabe decir que la Iglesia y el Vaticano no son lo mismo, aunque muchos usen esos términos como sinónimos. La primera es "el cuerpo místico de Cristo" y esas cosas que dicen algunos de los comentarios recogidos; es decir, una organización religiosa, una cuestión de fe (en la que no creo, pero prefiero ser respetuoso con las creencias de los demás). La segunda es un Estado de características muy especiales, pero Estado al fin y en tal calidad recibe embajadores. Por supuesto, ambas realidades se entrecruzan en muchos puntos, pero son entidades diferentes.
Segundo cabe decir que aceptar/negar el placet de un embajador es un derecho soberano reconocido internacionalmente. Y, más allá de la cuestión de Derecho sobre la que mejor consultan a otro, esta potestad tiene una lógica política evidente: si los embajadores son los encargados de llevar adelante las relaciones entre dos Estados, no tiene sentido que ellos resulten "indigeribles" para el Estado receptor. ¿Cuáles son criterios válidos para negar el placet? No existe una definición para esta pregunta, primero porque no hay necesidad de dar motivos para negar el placet; y segundo, porque son criterios políticos, no jurídicos, y cada Estado los establece en forma autónoma.
Ahora bien, vamos al fondo. Honestamente dudo que el Vaticano no le dé el placet a un embajador por ser divorciado, porque sería muy naïf esperar recibir como embajadores a "buenos cristianos". Antes tiendo a pensar que el motivo de fondo es algo aún más dificil de defender: la jerarquía eclesiástica en Roma tiende a pensar que, en su relación con "países tradicionalmente católicos" (esta etiqueta me parece muy pobre, pero creo que se entiende a lo que refiere), el embajador ante la Santa Sede debe ser un hombre con credenciales católicas sólidas. Es decir, en alguna medida esperan que el embajador en Roma sea antes un representante de la Iglesia ante el gobierno de turno, que un representante del Estado argentino (o boliviano, o brasileño, etc.) ante el Vaticano. Por supuesto, esta forma de entender el placet como el derecho de tener un embajador "del palo" conduce fácilmente a tensiones con la Santa Sede cuando un gobierno intenta ganar autonomía en sectores caros a la jerarquía católica.
A esta altura de los hechos es probable que ya nadie lo recuerde, pero la designación de Carlos Custer también despertó resquemores en Roma; y, en ese caso, la estrategia seguida fue mostrar (quizás diría exagerar) las credenciales católicas del candidato, poniendo en primer plano los nexos de Custer con el sindicalismo católico. En este caso veremos cuál es la estrategia a seguir.
Como muchas veces pasa, como dice Chizzo, el final es en donde partí. Me resulta difícil explicar la portada. Primero porque una demora de un par de meses en otorgar el placet a un embajador no es extraño ni excesivo; y además hay que tener autoridad "moral" para reclamarlo, porque ¿qué debería decir el gobierno alemán después que Argentina se tomara dos años para designar un embajador en Berlin? Segundo porque la Embajada argentina ante el Vaticano es por completo intrascendente para la política exterior de nuestro país; ese es un dato que sólo le interesa a la gente vinculada a la Iglesia y alguno que otro más, porque a fin de cuentas, como decía alguno, ¿cuántas divisiones acorazadas tiene el Papa? Dedicar la portada completa del diario de mayor tirada del país, del único medio que por sí sólo puede mover la agenda política, para un tema así de chiquito...
Hoy veo que Martín, no sin cierta sorna, recoge las reacciones "en tiempo real" de algunos lectores. Y se me ocurre entonces que puede ser oportuno establecer algunas ideas que pueden ser útiles para entender de qué se trata todo esto.
Primero cabe decir que la Iglesia y el Vaticano no son lo mismo, aunque muchos usen esos términos como sinónimos. La primera es "el cuerpo místico de Cristo" y esas cosas que dicen algunos de los comentarios recogidos; es decir, una organización religiosa, una cuestión de fe (en la que no creo, pero prefiero ser respetuoso con las creencias de los demás). La segunda es un Estado de características muy especiales, pero Estado al fin y en tal calidad recibe embajadores. Por supuesto, ambas realidades se entrecruzan en muchos puntos, pero son entidades diferentes.
Segundo cabe decir que aceptar/negar el placet de un embajador es un derecho soberano reconocido internacionalmente. Y, más allá de la cuestión de Derecho sobre la que mejor consultan a otro, esta potestad tiene una lógica política evidente: si los embajadores son los encargados de llevar adelante las relaciones entre dos Estados, no tiene sentido que ellos resulten "indigeribles" para el Estado receptor. ¿Cuáles son criterios válidos para negar el placet? No existe una definición para esta pregunta, primero porque no hay necesidad de dar motivos para negar el placet; y segundo, porque son criterios políticos, no jurídicos, y cada Estado los establece en forma autónoma.
Ahora bien, vamos al fondo. Honestamente dudo que el Vaticano no le dé el placet a un embajador por ser divorciado, porque sería muy naïf esperar recibir como embajadores a "buenos cristianos". Antes tiendo a pensar que el motivo de fondo es algo aún más dificil de defender: la jerarquía eclesiástica en Roma tiende a pensar que, en su relación con "países tradicionalmente católicos" (esta etiqueta me parece muy pobre, pero creo que se entiende a lo que refiere), el embajador ante la Santa Sede debe ser un hombre con credenciales católicas sólidas. Es decir, en alguna medida esperan que el embajador en Roma sea antes un representante de la Iglesia ante el gobierno de turno, que un representante del Estado argentino (o boliviano, o brasileño, etc.) ante el Vaticano. Por supuesto, esta forma de entender el placet como el derecho de tener un embajador "del palo" conduce fácilmente a tensiones con la Santa Sede cuando un gobierno intenta ganar autonomía en sectores caros a la jerarquía católica.
A esta altura de los hechos es probable que ya nadie lo recuerde, pero la designación de Carlos Custer también despertó resquemores en Roma; y, en ese caso, la estrategia seguida fue mostrar (quizás diría exagerar) las credenciales católicas del candidato, poniendo en primer plano los nexos de Custer con el sindicalismo católico. En este caso veremos cuál es la estrategia a seguir.
Como muchas veces pasa, como dice Chizzo, el final es en donde partí. Me resulta difícil explicar la portada. Primero porque una demora de un par de meses en otorgar el placet a un embajador no es extraño ni excesivo; y además hay que tener autoridad "moral" para reclamarlo, porque ¿qué debería decir el gobierno alemán después que Argentina se tomara dos años para designar un embajador en Berlin? Segundo porque la Embajada argentina ante el Vaticano es por completo intrascendente para la política exterior de nuestro país; ese es un dato que sólo le interesa a la gente vinculada a la Iglesia y alguno que otro más, porque a fin de cuentas, como decía alguno, ¿cuántas divisiones acorazadas tiene el Papa? Dedicar la portada completa del diario de mayor tirada del país, del único medio que por sí sólo puede mover la agenda política, para un tema así de chiquito...
domingo, enero 20, 2008
Mané
Los debates en el fútbol son, como la Biblioteca de Babel, infinitos. Esto se debe a la imposibilidad de arribar a conclusiones finales indisputadas. Muchos polemistas presentan argumentos tan difíciles de comprobar empíricamente que, muy probablemente, a Lino Barañao les parecerán también teología. Gracias a esta propiedad algunos atorrantes son columnistas en medios deportivos; algunos entrenadores que saben más sobre whisky que sobre el fútbol europeo pueden dirigir selecciones nacionales y además responder a la prensa con desdén; y algún jugador de cabotaje, insípido y sin sangre puede calzarse la camiseta que supo usar el Rey y encontrará voces dispuestas a legitimar ese oxímoron.
No obstante, en otra época, en el fútbol hubo auténticos cracks. Jugadores capaces de llenar estadios deseosos de verlos a ellos, sólo a ellos. Jugadores con un talento indescifrable, casi hipnótico. Talentos que parecían jugar con ritmo de Bossa. En este blog creemos que Manoel dos Santos, o simplemente Garrincha, fue el mejor puntero derecho de todos los tiempos, campeón del mundo en 1958 y 1962, además de ganador de algunos campeonatos cariocas.
Hoy se cumplen 25 años de su partida. Simplemente, gracias Mané.
No obstante, en otra época, en el fútbol hubo auténticos cracks. Jugadores capaces de llenar estadios deseosos de verlos a ellos, sólo a ellos. Jugadores con un talento indescifrable, casi hipnótico. Talentos que parecían jugar con ritmo de Bossa. En este blog creemos que Manoel dos Santos, o simplemente Garrincha, fue el mejor puntero derecho de todos los tiempos, campeón del mundo en 1958 y 1962, además de ganador de algunos campeonatos cariocas.
Hoy se cumplen 25 años de su partida. Simplemente, gracias Mané.
sábado, enero 19, 2008
One word! Begins with a "R"
La economía estadounidense se apresta a entrar en recesión. Y no es que "Washington nos terminará exportando la crisis de una u otra forma" como se dice por acá, como si los avatares de la economía foránea, una vez más, detuvieran el incontenible crecimiento de la economía argentina, indudablemente condenada al éxito. Por el contrario, la economía internacional es un sistema integrado, una economía-mundo para usar las palabras de Wallerstein, de la cual la economía argentina es un pequeño eslabón. De la misma forma que una buena parte del crecimiento de los últimos años es atribuible a condiciones externas excepcionales, de las cuales la política económica supo sacar partido, una eventual recesión de la economía estadounidense puede ponerle fin al ciclo expansivo, a menos que el gobierno sepa responder con la política económica adecuada al nuevo contexto externo.
La economía se desplaza en forma cíclica. Eso lo sabemos desde aquel sueño de José, narrado en el Génesis; los economistas en la modernidad modelizaron el concepto en forma más sofisticada, precisa y útil. Por ese motivo, la política económica debe diseñarse suponiendo tales ciclos y las eventuales respuestas. Y, en términos de cuadros políticos, cuando el difícil escenario internacional (al que se refiere la imagen inicial) ponga a prueba la solidez de la economía argentina sería mejor tener un Ministro de Economía en serio, real, que no sea cartón pintado. Sin embargo, eso no va a pasar porque, tal como le insistimos a Zabalita, uno de cada dos votantes no están de acuerdo con esta idea y piensan que el mejor Ministro de Economía sigue siendo Néstor Kirchner; la otra mitad, por su parte, no sabe muy bien qué quiere.
Todo esto viene a cuento de dos cosas: por un lado, llamar la atención sobre la imposiblidad de pensar en la economía nacional sin insertarla en la economía internacional, lo cual impide pensar en un "ellos vs. nosotros" como algunos parecen sugerir; por otro, llamar la atención sobre las contradicciones implícitas en los procesos de decisión política, donde en no pocas ocasiones las decisiones más adecuadas en lo técnico son imposibles, inviables en términos políticos, de igual forma que otras políticamente sustentables son deficientes en el plano técnico. Así, presentadas las cosas, alguien podría pensar que aquí se sugiere una idea determinista, sin un auténtico lugar para la política. Por el contrario, aquí, posteo tras posteo, se ha intentado presentar a la política como una potencia transformadora, aunque su capacidad no es ni absoluta, sino que se mueve en un marco de restricciones reales. En este sentido, el eventual error del gobierno será no rearticular su coalción política, quizás incorporando nuevos actores en su coalición y rompiendo con algunos socios actuales, a fin de tornar políticamente viable una nueva generación de su agenda política. Por supuesto, este proceso de construcción política implicará una redistribución de poder entre los actores involucrados, motivo por el cual la inercia siempre será un factor a tener en cuenta. En cambio, el gobierno ha optado por descansar sobre la continuidad antes que tomar los riesgos que involucra el cambio.
Ortega decía que la política es el arte de hacer posible lo necesario.
[La imagen del inicio, acá]
La economía se desplaza en forma cíclica. Eso lo sabemos desde aquel sueño de José, narrado en el Génesis; los economistas en la modernidad modelizaron el concepto en forma más sofisticada, precisa y útil. Por ese motivo, la política económica debe diseñarse suponiendo tales ciclos y las eventuales respuestas. Y, en términos de cuadros políticos, cuando el difícil escenario internacional (al que se refiere la imagen inicial) ponga a prueba la solidez de la economía argentina sería mejor tener un Ministro de Economía en serio, real, que no sea cartón pintado. Sin embargo, eso no va a pasar porque, tal como le insistimos a Zabalita, uno de cada dos votantes no están de acuerdo con esta idea y piensan que el mejor Ministro de Economía sigue siendo Néstor Kirchner; la otra mitad, por su parte, no sabe muy bien qué quiere.
Todo esto viene a cuento de dos cosas: por un lado, llamar la atención sobre la imposiblidad de pensar en la economía nacional sin insertarla en la economía internacional, lo cual impide pensar en un "ellos vs. nosotros" como algunos parecen sugerir; por otro, llamar la atención sobre las contradicciones implícitas en los procesos de decisión política, donde en no pocas ocasiones las decisiones más adecuadas en lo técnico son imposibles, inviables en términos políticos, de igual forma que otras políticamente sustentables son deficientes en el plano técnico. Así, presentadas las cosas, alguien podría pensar que aquí se sugiere una idea determinista, sin un auténtico lugar para la política. Por el contrario, aquí, posteo tras posteo, se ha intentado presentar a la política como una potencia transformadora, aunque su capacidad no es ni absoluta, sino que se mueve en un marco de restricciones reales. En este sentido, el eventual error del gobierno será no rearticular su coalción política, quizás incorporando nuevos actores en su coalición y rompiendo con algunos socios actuales, a fin de tornar políticamente viable una nueva generación de su agenda política. Por supuesto, este proceso de construcción política implicará una redistribución de poder entre los actores involucrados, motivo por el cual la inercia siempre será un factor a tener en cuenta. En cambio, el gobierno ha optado por descansar sobre la continuidad antes que tomar los riesgos que involucra el cambio.
Ortega decía que la política es el arte de hacer posible lo necesario.
[La imagen del inicio, acá]
viernes, enero 18, 2008
Legalize it!
Andando dicen se hace el camino,
descalzo es como yo lo quiero andar...
Este mes ha sido de escasos posteos. Un poco por falta de inspiración, otro poco por el calor y mucho porque hay pocas noticias que impulsen, generen los posteos. Pero hoy nos encontramos con esta noticia sobre un fallo de la Cámara de Casación de la provincia de Buenos Aires confirmando un fallo anterior de la Sala I de la Cámara de Apelación en lo Penal de Morón: los jueces estimaron que “cualquier sustancia estupefaciente genera un irregular desarrollo de la persona en relación con el contexto social, independientemente de los daños psicofísicos que efectivamente sufra” y que “puede reconocerse la falta de salud en personas que, sin presentar ninguna anomalía psicológica, sin embargo carecen de bienestar y no se encuentran integradas en la sociedad, o lo están de un modo deficitario”.
La primera reacción fue decir: esto es una vergüenza. Me pregunté desde cuándo los jueces tenían potestad de decidir qué cosas generan "un irregular desarrollo de la persona en relación con el contexto social". A mí me parece que Los Nocheros tienen un efecto que describiría usando las mismas palabras y no ando promoviendo prisión para cualquiera que los vaya escuchando por la calle. En realidad, en tamaña decisión judicial resuena una notable moralina conservadora, que intenta proteger a la sociedad de ciertas conductas consideradas desviadas, pero desde cuándo los jueces deben ser árbitros de la moral ajena.
Pero esa reacción de señora gorda indignada quejándose en la peluquería a los pocos segundos me resulta insuficiente y vamos un paso más allá. Y uno se hace preguntas: ¿Por qué un cana tiene derecho de parar a un flaco por la calle "para pedirle documentos"? Si el pibe no hubiera sido pobre, ¿el cana lo habría parado? y, en el eventual caso que lo hubieran parado y encontrado marihuana, ¿le habrían iniciado un proceso? ¿A quién jodía el pobre pibe caminando con un porro en el bolsillo? ¿Fumar un porro, incluso en público, jode a alguien más allá del fumador?
Michel Foucault, mente genial que ilumnina a este blog desde sus primeras líneas, reflexionaba acá que la legislación penal no había sido desarrollada para erradicar el crimen del mundo, cosa imposible at all, sino para reducir la criminalidad a un espacio reducido, delimitado y, por eso, manejable a bajos costos para la sociedad. En la mirada foucaultiana, no es que las personas pobres sean más proclives a cometer delitos, sino que la propia noción de criminalidad se elabora alrededor de tipos sociales definidos: los pobres, los excluidos, los condenados de la ciudad. Ellos son los recurrentes usuarios del sistema penal. Por el contrario, un policía jamás hubiera parado "para pedirle documentos" a un nene bien. Y en el caso que tal cosa ocurriera, un batallón de abogados y contactos tras bambalinas con el poder hubieran dormido el asunto hasta su natural prescripción.
Este pibe, obviamente, no jodía a nadie. Ningún orden público se veía sacudido o puesto en duda por alguien llevando un porro, apenas 5 gramos de marihuana en un bolsillo. Nuestra Constitución, en un artículo de sabiduría plena, que recoge los elementos centrales, fundacionales del pensamiento liberal moderno, que resume toda la obra de John Stuart Mill en 36 palabras, dice que Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. La condena sancionó una acción que se trataba, a todas luces, de una cuestión íntima, reservada a Dios, ante la que los jueces son incompetentes.
En este punto se observa, como en muchas otras materias, la ausencia de liderazgos políticos con pretensiones. ¿Alguien ha dado un paso para construir una agenda política que incluya estos temas? Nadie, a pesar que este tema puede abordarse tanto por derecha como por izquierda. Un exponente del abordaje por derecha es un hiper-liberal como Alberto Benegas Lynch, quien argumenta en términos de las restricciones que el Estado impone al ejercicio de la libertad individual. Benegas Lynch sólo puede movilizar tres o cuatro votitos en el ESEADE, quizás alguno más en la Fundación Atlas, y poco más. Sin embargo, este discurso bien podría haber sido articulado por candidatos liberales con mayor repercusión como RLM, siguiendo la tradición de J.S. Mill reflejada en el artículo diecinueve. Y un abordaje desde la izquierda debería apuntar a que los únicos perseguidos, juzgados y condenados por este tipo de legislación son los pobres, son los débiles, son los excluidos, recuperando el discurso foucaultiano. No obstante, más allá de algunos exponentes de la extrema izquierda autóctona, irrelevante en términos electorales, no se observa a ninguna fuerza de izquierda (kirchnerista, progresista, nacional popular, lo que sea) articulando un discurso sobre el tema. En última instancia, estos son los temas sustantivos de la política; o ¿hay algo más político que discutir la relación entre la libertad y el poder?
En ocasiones, los liderazgos políticos construyen una agenda política que recoge las demandas y expectativas de la sociedad; en otras, la movilización de la sociedad va por delante y los dirigentes políticos responden en términos downsonianos ajustando su agenda, a fin de conservar sus votos y sus cargos. En esta materia no parece que la primera opción fuera posible: ningún dirigente parece dispuesto a correr los riesgos de construir una nueva agenda. Por ese motivo, parece ser que la única posiblidad de cambio radica en la movilización desde abajo, la construcción de discursos y sentidos comunes alternativos, en romper los canones de una sociedad pacata legitimando el derecho de cada uno a ser libre, a hacer lo que quiera con su cuerpo. Y desde abajo interperlar a la política, para que la política articule la demanda como un problema político. Pero esta interpelación tiene que apuntar a los dirigentes políticos, a candidatos con nombre y apellido, a los que vemos en una universidad en campaña y uno tiene la oportunidad de preguntarles ante un auditorio si "¿Usted piensa que alguien puede estar preso por tener cinco gramos de marihuana en un bolsillo?"; si esto se limita a putear en un puñado de blogs, estamos fritos.
[El poster inicial lo "tomamos prestado" de acá; hagan click para verla más grande, háganme caso]
descalzo es como yo lo quiero andar...
Este mes ha sido de escasos posteos. Un poco por falta de inspiración, otro poco por el calor y mucho porque hay pocas noticias que impulsen, generen los posteos. Pero hoy nos encontramos con esta noticia sobre un fallo de la Cámara de Casación de la provincia de Buenos Aires confirmando un fallo anterior de la Sala I de la Cámara de Apelación en lo Penal de Morón: los jueces estimaron que “cualquier sustancia estupefaciente genera un irregular desarrollo de la persona en relación con el contexto social, independientemente de los daños psicofísicos que efectivamente sufra” y que “puede reconocerse la falta de salud en personas que, sin presentar ninguna anomalía psicológica, sin embargo carecen de bienestar y no se encuentran integradas en la sociedad, o lo están de un modo deficitario”.
La primera reacción fue decir: esto es una vergüenza. Me pregunté desde cuándo los jueces tenían potestad de decidir qué cosas generan "un irregular desarrollo de la persona en relación con el contexto social". A mí me parece que Los Nocheros tienen un efecto que describiría usando las mismas palabras y no ando promoviendo prisión para cualquiera que los vaya escuchando por la calle. En realidad, en tamaña decisión judicial resuena una notable moralina conservadora, que intenta proteger a la sociedad de ciertas conductas consideradas desviadas, pero desde cuándo los jueces deben ser árbitros de la moral ajena.
Pero esa reacción de señora gorda indignada quejándose en la peluquería a los pocos segundos me resulta insuficiente y vamos un paso más allá. Y uno se hace preguntas: ¿Por qué un cana tiene derecho de parar a un flaco por la calle "para pedirle documentos"? Si el pibe no hubiera sido pobre, ¿el cana lo habría parado? y, en el eventual caso que lo hubieran parado y encontrado marihuana, ¿le habrían iniciado un proceso? ¿A quién jodía el pobre pibe caminando con un porro en el bolsillo? ¿Fumar un porro, incluso en público, jode a alguien más allá del fumador?
Michel Foucault, mente genial que ilumnina a este blog desde sus primeras líneas, reflexionaba acá que la legislación penal no había sido desarrollada para erradicar el crimen del mundo, cosa imposible at all, sino para reducir la criminalidad a un espacio reducido, delimitado y, por eso, manejable a bajos costos para la sociedad. En la mirada foucaultiana, no es que las personas pobres sean más proclives a cometer delitos, sino que la propia noción de criminalidad se elabora alrededor de tipos sociales definidos: los pobres, los excluidos, los condenados de la ciudad. Ellos son los recurrentes usuarios del sistema penal. Por el contrario, un policía jamás hubiera parado "para pedirle documentos" a un nene bien. Y en el caso que tal cosa ocurriera, un batallón de abogados y contactos tras bambalinas con el poder hubieran dormido el asunto hasta su natural prescripción.
Este pibe, obviamente, no jodía a nadie. Ningún orden público se veía sacudido o puesto en duda por alguien llevando un porro, apenas 5 gramos de marihuana en un bolsillo. Nuestra Constitución, en un artículo de sabiduría plena, que recoge los elementos centrales, fundacionales del pensamiento liberal moderno, que resume toda la obra de John Stuart Mill en 36 palabras, dice que Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. La condena sancionó una acción que se trataba, a todas luces, de una cuestión íntima, reservada a Dios, ante la que los jueces son incompetentes.
En este punto se observa, como en muchas otras materias, la ausencia de liderazgos políticos con pretensiones. ¿Alguien ha dado un paso para construir una agenda política que incluya estos temas? Nadie, a pesar que este tema puede abordarse tanto por derecha como por izquierda. Un exponente del abordaje por derecha es un hiper-liberal como Alberto Benegas Lynch, quien argumenta en términos de las restricciones que el Estado impone al ejercicio de la libertad individual. Benegas Lynch sólo puede movilizar tres o cuatro votitos en el ESEADE, quizás alguno más en la Fundación Atlas, y poco más. Sin embargo, este discurso bien podría haber sido articulado por candidatos liberales con mayor repercusión como RLM, siguiendo la tradición de J.S. Mill reflejada en el artículo diecinueve. Y un abordaje desde la izquierda debería apuntar a que los únicos perseguidos, juzgados y condenados por este tipo de legislación son los pobres, son los débiles, son los excluidos, recuperando el discurso foucaultiano. No obstante, más allá de algunos exponentes de la extrema izquierda autóctona, irrelevante en términos electorales, no se observa a ninguna fuerza de izquierda (kirchnerista, progresista, nacional popular, lo que sea) articulando un discurso sobre el tema. En última instancia, estos son los temas sustantivos de la política; o ¿hay algo más político que discutir la relación entre la libertad y el poder?
En ocasiones, los liderazgos políticos construyen una agenda política que recoge las demandas y expectativas de la sociedad; en otras, la movilización de la sociedad va por delante y los dirigentes políticos responden en términos downsonianos ajustando su agenda, a fin de conservar sus votos y sus cargos. En esta materia no parece que la primera opción fuera posible: ningún dirigente parece dispuesto a correr los riesgos de construir una nueva agenda. Por ese motivo, parece ser que la única posiblidad de cambio radica en la movilización desde abajo, la construcción de discursos y sentidos comunes alternativos, en romper los canones de una sociedad pacata legitimando el derecho de cada uno a ser libre, a hacer lo que quiera con su cuerpo. Y desde abajo interperlar a la política, para que la política articule la demanda como un problema político. Pero esta interpelación tiene que apuntar a los dirigentes políticos, a candidatos con nombre y apellido, a los que vemos en una universidad en campaña y uno tiene la oportunidad de preguntarles ante un auditorio si "¿Usted piensa que alguien puede estar preso por tener cinco gramos de marihuana en un bolsillo?"; si esto se limita a putear en un puñado de blogs, estamos fritos.
[El poster inicial lo "tomamos prestado" de acá; hagan click para verla más grande, háganme caso]
viernes, enero 11, 2008
Guantánamo
Hoy se cumplen seis años de la apertura de la cárcel de Guantánamo. Este nombre, que en otros tiempos recreaba un rincón del litoral cubano, se ha convertido en el debate político contemporáneo en un horrendo sinónimo de la violación de derechos básicos. No se trata de las condiciones de detención en sí, que se asemejan a un Spa si uno las compara con cualquier cárcel bonaerense; o no se trata sólo de eso. Lo que ha convertido a esta palabra en un escándalo es la situación jurídica de los detenidos, situados en un limbo legal en el que no gozan ni de los derechos de los prisioneros de guerra, ni tampoco de los derechos de cualquier procesado en territorio estadounidense.
Esta situación genera airadas reacciones tanto en la opinión pública internacional por la flagrante violación del derecho internacional, como también en la propia opinión pública estadounidense, por la distorción que implica en las reglas mínimas del Estado de Derecho. Ojalá que la próxima Administración repare esta cruel injusticia que, hoy, sopla su sexta velita.
Esta situación genera airadas reacciones tanto en la opinión pública internacional por la flagrante violación del derecho internacional, como también en la propia opinión pública estadounidense, por la distorción que implica en las reglas mínimas del Estado de Derecho. Ojalá que la próxima Administración repare esta cruel injusticia que, hoy, sopla su sexta velita.
miércoles, enero 09, 2008
The comeback kids
Algún tiempo atrás nos preguntamos: ¿Iowa lo puede todo? El Coronel cree que el fantástico impacto que tuvo la victoria de Kerry en este pequeño estado sobre el resultado final de las primarias hace cuatro años quizás ha conducido a los analistas a exagerar el "efecto Iowa". Por el contrario, acá decíamos que había motivos para suponer que el impacto de los resultados en esa primera parada serían menores que hace cuatro años. Por ese motivo, no sin cierta sorpresa, observamos que, entre los demócratas, las encuestas recolectadas en los días posteriores a Iowa indicaban que Obama había revertido la situación y los pronósticos le auguraban una victoria por 8 ó 10 puntos de ventaja, cuando un par de semanas atrás indicaban esa ventaja en favor de Hillary. En ese momento pensamos que quizás estábamos equivocados: en una de esas Iowa sí lo podía todo; los resultados de ayer indican que Iowa importa varias veces lo que su tamaño sugiere pero que su impacto tiene límites.
El sobre-dimensionamiento de las primarias en Iowa, combinado con ese giro en la opinión pública registrado por las encuestas (que digamos que sólo ocurrió entre los demócratas; entre los republicanos, Huckabee apenas pudo capitalizarlo para consolidarse en un distante tercer lugar), permite entender que los medios estadounidenses arranquen sus crónicas con frases como esta tomada de The New York Times: Senator Hillary Rodham Clinton of New York rode a wave of female support to a surprise victory over Senator Barack Obama in the New Hampshire Democratic primary on Tuesday night. In the Republican primary, Senator John McCain of Arizona revived his presidential bid with a Lazarus-like victory. ¿Por qué calificar de "surprise victory" a un resultado que las encuestas hace un par de semanas pronosticaban en forma sostenida? Básicamente porque el grueso de los analistas partían del supuesto de que toda encuesta era tentativa hasta que se desarrollara la primera primaria; y los registros de los últimos días avalaban este supuesto.
En términos teóricos esto tiene una explicación: los votantes intentan no desperdiciar su voto en candidatos sin oportunidades y, tal como enseña el profesor Downs, eligen al candidato con oportunidades más próximo a sus preferencias. Las primeras etapas de las elecciones primarias modifican el marco de información a partir del cual los votantes toman su decisión (voto): las chances de los candidatos derrotados en las primeras paradas son juzgadas mínimas y, por ese motivo, comienzan a ser abandonados tanto por sus votantes como por sus organizaciones. Esto en muchas ocasiones se torna una profesía autocumplida.
Entre los demócratas, las dos primeras paradas parecen aclarar el panorama, al dejar sólo dos contendientes en el centro del ring: Obama vs. Clinton. Todo sugiere que la suerte de Edwards está echada, porque salvo que en los próximos días ocurra un terremoto, los votantes demócratas comenzarán a considerarlo un candidato sin oportunidades y lo dejarán de ver como una opción al momento de votar. Este, por otro lado, era un escenario muy probable desde el inicio, tal como decíamos acá: Edwards corría el riesgo de quedar atrapado entre Hillary y Barak. En fin, con los Clinton nuevamente en carrera, la campaña se pone nuevamente atractiva. Qué lejos quedó la imagen de esta portada de AYER! Miren esa imagen chiquitita de arriba...
Entre los republicanos el escenario es mucho más confuso, donde las encuestas anticipan resultados cambiantes de un distrito a otro, lo cual plantea un dilema más dificil. ¿Qué ocurrirá si los republicanos llegan a la Convención nacional sin un candidato definido? Técnicamente, los delegados presentes elegirán la fórmula presidencial en ese momento, de acuerdo al número de delegados que apoye a cada candidato, pero eso implica un notable gasto de energías y presentar a los votantes un liderazgo partidario incierto, débil en las elecciones presidenciales. Este es probablemente el peor escenario para el Partido Republicano.
[La fotografía fue tomada del NYT y la encuentran acá]
El sobre-dimensionamiento de las primarias en Iowa, combinado con ese giro en la opinión pública registrado por las encuestas (que digamos que sólo ocurrió entre los demócratas; entre los republicanos, Huckabee apenas pudo capitalizarlo para consolidarse en un distante tercer lugar), permite entender que los medios estadounidenses arranquen sus crónicas con frases como esta tomada de The New York Times: Senator Hillary Rodham Clinton of New York rode a wave of female support to a surprise victory over Senator Barack Obama in the New Hampshire Democratic primary on Tuesday night. In the Republican primary, Senator John McCain of Arizona revived his presidential bid with a Lazarus-like victory. ¿Por qué calificar de "surprise victory" a un resultado que las encuestas hace un par de semanas pronosticaban en forma sostenida? Básicamente porque el grueso de los analistas partían del supuesto de que toda encuesta era tentativa hasta que se desarrollara la primera primaria; y los registros de los últimos días avalaban este supuesto.
En términos teóricos esto tiene una explicación: los votantes intentan no desperdiciar su voto en candidatos sin oportunidades y, tal como enseña el profesor Downs, eligen al candidato con oportunidades más próximo a sus preferencias. Las primeras etapas de las elecciones primarias modifican el marco de información a partir del cual los votantes toman su decisión (voto): las chances de los candidatos derrotados en las primeras paradas son juzgadas mínimas y, por ese motivo, comienzan a ser abandonados tanto por sus votantes como por sus organizaciones. Esto en muchas ocasiones se torna una profesía autocumplida.
Entre los demócratas, las dos primeras paradas parecen aclarar el panorama, al dejar sólo dos contendientes en el centro del ring: Obama vs. Clinton. Todo sugiere que la suerte de Edwards está echada, porque salvo que en los próximos días ocurra un terremoto, los votantes demócratas comenzarán a considerarlo un candidato sin oportunidades y lo dejarán de ver como una opción al momento de votar. Este, por otro lado, era un escenario muy probable desde el inicio, tal como decíamos acá: Edwards corría el riesgo de quedar atrapado entre Hillary y Barak. En fin, con los Clinton nuevamente en carrera, la campaña se pone nuevamente atractiva. Qué lejos quedó la imagen de esta portada de AYER! Miren esa imagen chiquitita de arriba...
Entre los republicanos el escenario es mucho más confuso, donde las encuestas anticipan resultados cambiantes de un distrito a otro, lo cual plantea un dilema más dificil. ¿Qué ocurrirá si los republicanos llegan a la Convención nacional sin un candidato definido? Técnicamente, los delegados presentes elegirán la fórmula presidencial en ese momento, de acuerdo al número de delegados que apoye a cada candidato, pero eso implica un notable gasto de energías y presentar a los votantes un liderazgo partidario incierto, débil en las elecciones presidenciales. Este es probablemente el peor escenario para el Partido Republicano.
[La fotografía fue tomada del NYT y la encuentran acá]
domingo, enero 06, 2008
Los reyes de este mundo
Hoy es día de Reyes. Los niños (y también muchos que ya no lo son) dejaron sus zapatos ayer por la noche y, hoy por la mañana, encontraron junto a ellos sus regalos, dejados por los Reyes durante la madrugada. En estas tierras esta resulta una tradición remota, una especie de resaca de los regalos navideños, pero en no pocos países de Europa, los regalos no son patrimonio del día de Navidad sino que se entregan el 6 de enero. Pero los Reyes Magos, lamentablemente, no son reyes de este mundo, sino que los reyes de este mundo son otros, mucho menos generosos. Y, por ese motivo, procedamos al desenmascaramiento, trayendo al primer plano un viejo debate que mantuvimos entre posteos y comentarios con algunos monárquicos de la blogósfera, algún tiempo atrás.
Leyendas urbanas
La opinión política correcta, moderada, blanca y conservative, digamos Joaquín, sustenta sus inmensos elogios a Juan Carlos de Borbón en el rol del rey en la transición española (y en todo el legado de bondad que a su exclusiva intervención deben los españoles en primer término, pero también la Humanidad toda). Pero este hecho se ha transformado en un lugar común que, por repetirlo, ya nos lo empezamos a creer, como que a las mujeres no les importa el tamaño. Cualquier lector medianamente informado sabe que esto es una bestial reificación, sobre la cual el monarca, carente de toda legitimidad democrática e intentando eludir por todos los medios la legitimidad militar legada por el franquismo, asienta su autoridad moral ante la opinión pública.
¿De qué se trata ese rol presuntamente providencial? Situémonos en los tardíos 60s y tempranos 70s. El régimen lleva ya tres décadas y sus líderes (escasamente renovados) son también tres décadas más viejos, por lo cual el escenario de un cambio de régimen es palpable, incluso en algunos visibles signos de apertura. Europa occidental, crecientemente reunida alrededor del proceso de integración, ya ha dejado repetidas veces claro que no va a pasar de un frío trato comercial con España mientras subsista la dictadura. España a partir de los 60s se moderniza a pasos acelerados y aparecen, aunque con tibieza, nuevos actores políticos.
Y, en medio de todo ese proceso, Juan Carlos en primer término negocia con el franquismo su reconocimiento como heredero al trono, que logra tras la abdicación de su padre (aun vivo). Tras lo cual, con ese reaseguro institucional, ¿con quién debería pactar? ¿Con los estertores de un régimen de ancianos que ya no tiene nada para dar? ¿O mejor presentarse como garante de la estabilidad ante actores civiles? Para los civiles, ante una sociedad atermorizada por una eventual repetición de la Guerra Civil, la figura monárquica es una concesión razonable a fin de aparecer "aceptables" ante un régimen que (aun decrepito) puede desestabilizar cualquier transición. Y, por supuesto, también ante los poderosos socios del régimen en retirada.
La capacidad de desestabilización apareció en primer plano en febrero de 1981, cuando ocurrió un burdo intento de golpe de Estado, conducido por el teniente coronel Antonio Tejero; y en ese cuadro las opciones políticas de la Corona volvieron a ser las mismas: ofrecer a las autoridades civiles legitimidad ante la derecha a cambio de privilegios. Pero, al respecto, Zabalita dice que el papel del rey merece ser destacado, porque "el rey jugó del bando correcto y punto".
Pero ¿fue relevante su intervención? Primero, tal como señala Alfred Stepan, las prerrogativas militares habían sido sensiblemente reducidas con anterioridad: one of the major things to be aware of about military prerogatives in Spain is that their peak was during the civil war when they were close to the maximum. But, as measured by a whole series of indicators, the influence of the military as an institution within the authoritarian regime had significantly eroded before Franco died. [...] In the judgement of Juan Linz and Fernando Rodrigo, for the last quarter-century of Franco's rule the military in Spain had effectively been removed from the direct exercise of political power.
Y, siguiendo con el relato de Stepan, el poder de las autoridades civiles para hacer frente a la intentona estaba bien establecido: The process of gradual civilian empowerment for over a decade has allowed the government to address in routine ways situations that might have otherwise deteriorated [...] Nowhere was the dialectic of civilian power creation and the narrowing of military prerogatives clearer than in the case of the trials that followed the February 1981 coup attempt. The government was massively backed after the coup attempt by demonstrations in the street. Public-opinion polls clearly showed that the military claim to represent a silent majority was false. Only 2 percent of the Spaniards who were polled said they were in favor of military government. The previously established right of appeal to the highest civilian courts enabled the government to appeal rapidly the light sentences the convicted military rebels received. In the judgment of Juan Linz, the 1983 appeal trial and the attendant publicity were highly benefical for the consolidation of democracy. New costs for military attempts to usurp power had been established, and civilian prerogatives to control the military democratically were asserted and accepted. El Tejerazo fue un intento de golpe de Estado aislado como pocas veces se ha visto, casi ridículo, cuya mejor dramatización la plasmó Alex en su genial Muertos de Risa.
Apoyar a Tejero no hubiera sido muestra de golpismo, sino de una desconexión cabal con la realidad. Por el contrario, el Tejerazo fue funcional a la Corona, no ya para deponer a la democracia, sino para consolidar su posición ante el nuevo escenario legitimando su rol frente a la sociedad a costos irrisorios; más aún, con un espíritu un poco conspirativo hasta se podría pensar que fue propiciado por sectores monárquicos. Pero al Coronel el pensamiento conspirativo no le gusta, más bien le parece irracionalista y auto-evidente.
Consecuente con estas condiciones de aparición, durante tres décadas la Corona y sus voceros oficiosos se han dedicado a hablar del Sr. de Borbón como un artífice de la transición, a fin de ocultar su naturaleza profunda: se trata de una transacción en la negociación entre sectores pro-regimen y civiles pro-democracia. Entonces, la estrategia de la Corona y sus voceros es llenar en términos simbólicos su presencia, cargándolo de sentido y evitando verlo como una "posición de equilibrio" que por pasada puede ya no serlo más. Y esta estructura discursiva atrapa a no pocos sinceros demócratas que argumentan sobre la transición en los términos del discurso construido para la legitimación de la corona en democracia (el rey como artífice), sin ver que hay que deconstruir ese discurso y presentar el proceso en sus términos reales (el rey como costo).
Annus horribilis
El que pasó fue, quién puede dudarlo, un annus horribilis para la Corona, que como nunca apareció asediada en todos los frentes. Tal como decíamos acá, la política doméstica le deparó numerosos dolores de cabeza: revistas satíricas mofándose de la familia real, seguido del secuestro de ejemplares y de la persecusión penal de sus humoristas; mútiples mitines con el sólo objeto de quemar fotografías reales, con la consiguiente persecusión penal de militantes políticos; medios de prensa obligados a violentar el secreto profesional para castigar opositores a la monarquía; dirigentes políticos electos que se animan a hacer planteos en la propia cara del rey; la Corona haciendo lobby para que las empresas editoriales mantengan bajo control lo que sus periodistas dicen al aire o escriben en sus columnas; y, como si todo esto fuera poco, el mismo rey Juan Carlos tiene que salir a defender su trabajo hablando de todos los logros que, gracias a su generosa intervención, ha alcanzado la democracia española en estas tres décadas. A plena luz del día, crujen los cimientos de la monarquía española.
Pero tampoco su familia ayudó con el divorcio de la Infanta Elena. No caben dudas que esta sería una cuestión privada irrelevante, de la que sólo se ocuparían un puñado de revistas del corazón. No obstante, la cosa no es tan así cuando se trata de una figura (la Corona) que se presenta a sí misma como la quintaesencia de una nación y de una fe, que pretenden ser dos caras de la misma cosa.
Sin embargo, el frente internacional fue el encargado de despedir el año con el ya trillado “¿Por qué no te callas?”. Este exabrupto, en principio un hecho menor, acabó con la sistemática política de la Corona de presentarse por encima de todo conflicto y, así, sólo mostrarse en situaciones agradables o festivas, sea una foto con Nadal victorioso en Roland Garros o una imagen televisiva despidiendo a un grupo de médicos que van a brindar asistencia ante algún desastre natural, en algún remoto rincón del tercer mundo. Pero un exabrupto que, tal como se encargó de remarcarlo José Pablo Feinmann en esta columna memorable, prueba todo el anacronismo real:
Un rey, durante estos días, perdió los estribos durante una Cumbre Iberoamericana que se realizó en Chile. Tenía ante sí a un presidente latinoamericano, oscurito para colmo, con rasgos de indígena y que hace un uso brillante del Verbo. [...] hay que decir que en cuanto al Verbo, en cuanto a la palabra, Chávez lo maneja infinitamente mejor que el rey. Quien sólo fue capaz de una rabieta inadecuada, de una ira de monarca en tierra de salvajes: “¿Por qué no te callas?”, célebremente ya le dijo a Chávez. Toda la historia del colonialismo late en esa frase. Basta de usar el Verbo, tú, hijo de indígenas, descendiente de esclavos. Es un rey europeo el que te lo ordena. Un descendiente de colonizadores, de osados aventureros que os han descubierto para la Historia, de una civilización que ha puesto el Verbo en tu bocaza insolente. Chávez es un orador brillante. Podemos creerle o no. Pero el monarca que pretendió hacerlo callar sólo es un ente arqueológico, aturdido, un rescoldo de tiempos ásperos y viejos que sólo sabe dar órdenes a quienes considera naturalmente (y por tradición) inferiores a él. Qué sorpresa, sin embargo, majestad. Ahí, frente a usted, un indígena levantisco usa el Verbo en su contra, él, a quienes ustedes se lo entregaron como gracia de Dios, lo usa mejor que ustedes y los saca de las casillas, los arroja a la indignidad de los malos modales, lo transforma, a usted, majestad, en un rey que pierde los estribos ante un vasallo que le moja la oreja, qué deshonor, qué vergüenza ante la historia, ante su linaje, debiera usted, acaso, pensarlo bien y luego, elegantemente, abdicar.
Legado de la victoria del bando nacional y de cuarenta años de dictadura franquista, queridos amigos, estos son los reyes de este mundo.
Leyendas urbanas
La opinión política correcta, moderada, blanca y conservative, digamos Joaquín, sustenta sus inmensos elogios a Juan Carlos de Borbón en el rol del rey en la transición española (y en todo el legado de bondad que a su exclusiva intervención deben los españoles en primer término, pero también la Humanidad toda). Pero este hecho se ha transformado en un lugar común que, por repetirlo, ya nos lo empezamos a creer, como que a las mujeres no les importa el tamaño. Cualquier lector medianamente informado sabe que esto es una bestial reificación, sobre la cual el monarca, carente de toda legitimidad democrática e intentando eludir por todos los medios la legitimidad militar legada por el franquismo, asienta su autoridad moral ante la opinión pública.
¿De qué se trata ese rol presuntamente providencial? Situémonos en los tardíos 60s y tempranos 70s. El régimen lleva ya tres décadas y sus líderes (escasamente renovados) son también tres décadas más viejos, por lo cual el escenario de un cambio de régimen es palpable, incluso en algunos visibles signos de apertura. Europa occidental, crecientemente reunida alrededor del proceso de integración, ya ha dejado repetidas veces claro que no va a pasar de un frío trato comercial con España mientras subsista la dictadura. España a partir de los 60s se moderniza a pasos acelerados y aparecen, aunque con tibieza, nuevos actores políticos.
Y, en medio de todo ese proceso, Juan Carlos en primer término negocia con el franquismo su reconocimiento como heredero al trono, que logra tras la abdicación de su padre (aun vivo). Tras lo cual, con ese reaseguro institucional, ¿con quién debería pactar? ¿Con los estertores de un régimen de ancianos que ya no tiene nada para dar? ¿O mejor presentarse como garante de la estabilidad ante actores civiles? Para los civiles, ante una sociedad atermorizada por una eventual repetición de la Guerra Civil, la figura monárquica es una concesión razonable a fin de aparecer "aceptables" ante un régimen que (aun decrepito) puede desestabilizar cualquier transición. Y, por supuesto, también ante los poderosos socios del régimen en retirada.
La capacidad de desestabilización apareció en primer plano en febrero de 1981, cuando ocurrió un burdo intento de golpe de Estado, conducido por el teniente coronel Antonio Tejero; y en ese cuadro las opciones políticas de la Corona volvieron a ser las mismas: ofrecer a las autoridades civiles legitimidad ante la derecha a cambio de privilegios. Pero, al respecto, Zabalita dice que el papel del rey merece ser destacado, porque "el rey jugó del bando correcto y punto".
Pero ¿fue relevante su intervención? Primero, tal como señala Alfred Stepan, las prerrogativas militares habían sido sensiblemente reducidas con anterioridad: one of the major things to be aware of about military prerogatives in Spain is that their peak was during the civil war when they were close to the maximum. But, as measured by a whole series of indicators, the influence of the military as an institution within the authoritarian regime had significantly eroded before Franco died. [...] In the judgement of Juan Linz and Fernando Rodrigo, for the last quarter-century of Franco's rule the military in Spain had effectively been removed from the direct exercise of political power.
Y, siguiendo con el relato de Stepan, el poder de las autoridades civiles para hacer frente a la intentona estaba bien establecido: The process of gradual civilian empowerment for over a decade has allowed the government to address in routine ways situations that might have otherwise deteriorated [...] Nowhere was the dialectic of civilian power creation and the narrowing of military prerogatives clearer than in the case of the trials that followed the February 1981 coup attempt. The government was massively backed after the coup attempt by demonstrations in the street. Public-opinion polls clearly showed that the military claim to represent a silent majority was false. Only 2 percent of the Spaniards who were polled said they were in favor of military government. The previously established right of appeal to the highest civilian courts enabled the government to appeal rapidly the light sentences the convicted military rebels received. In the judgment of Juan Linz, the 1983 appeal trial and the attendant publicity were highly benefical for the consolidation of democracy. New costs for military attempts to usurp power had been established, and civilian prerogatives to control the military democratically were asserted and accepted. El Tejerazo fue un intento de golpe de Estado aislado como pocas veces se ha visto, casi ridículo, cuya mejor dramatización la plasmó Alex en su genial Muertos de Risa.
Apoyar a Tejero no hubiera sido muestra de golpismo, sino de una desconexión cabal con la realidad. Por el contrario, el Tejerazo fue funcional a la Corona, no ya para deponer a la democracia, sino para consolidar su posición ante el nuevo escenario legitimando su rol frente a la sociedad a costos irrisorios; más aún, con un espíritu un poco conspirativo hasta se podría pensar que fue propiciado por sectores monárquicos. Pero al Coronel el pensamiento conspirativo no le gusta, más bien le parece irracionalista y auto-evidente.
Consecuente con estas condiciones de aparición, durante tres décadas la Corona y sus voceros oficiosos se han dedicado a hablar del Sr. de Borbón como un artífice de la transición, a fin de ocultar su naturaleza profunda: se trata de una transacción en la negociación entre sectores pro-regimen y civiles pro-democracia. Entonces, la estrategia de la Corona y sus voceros es llenar en términos simbólicos su presencia, cargándolo de sentido y evitando verlo como una "posición de equilibrio" que por pasada puede ya no serlo más. Y esta estructura discursiva atrapa a no pocos sinceros demócratas que argumentan sobre la transición en los términos del discurso construido para la legitimación de la corona en democracia (el rey como artífice), sin ver que hay que deconstruir ese discurso y presentar el proceso en sus términos reales (el rey como costo).
Annus horribilis
El que pasó fue, quién puede dudarlo, un annus horribilis para la Corona, que como nunca apareció asediada en todos los frentes. Tal como decíamos acá, la política doméstica le deparó numerosos dolores de cabeza: revistas satíricas mofándose de la familia real, seguido del secuestro de ejemplares y de la persecusión penal de sus humoristas; mútiples mitines con el sólo objeto de quemar fotografías reales, con la consiguiente persecusión penal de militantes políticos; medios de prensa obligados a violentar el secreto profesional para castigar opositores a la monarquía; dirigentes políticos electos que se animan a hacer planteos en la propia cara del rey; la Corona haciendo lobby para que las empresas editoriales mantengan bajo control lo que sus periodistas dicen al aire o escriben en sus columnas; y, como si todo esto fuera poco, el mismo rey Juan Carlos tiene que salir a defender su trabajo hablando de todos los logros que, gracias a su generosa intervención, ha alcanzado la democracia española en estas tres décadas. A plena luz del día, crujen los cimientos de la monarquía española.
Pero tampoco su familia ayudó con el divorcio de la Infanta Elena. No caben dudas que esta sería una cuestión privada irrelevante, de la que sólo se ocuparían un puñado de revistas del corazón. No obstante, la cosa no es tan así cuando se trata de una figura (la Corona) que se presenta a sí misma como la quintaesencia de una nación y de una fe, que pretenden ser dos caras de la misma cosa.
Sin embargo, el frente internacional fue el encargado de despedir el año con el ya trillado “¿Por qué no te callas?”. Este exabrupto, en principio un hecho menor, acabó con la sistemática política de la Corona de presentarse por encima de todo conflicto y, así, sólo mostrarse en situaciones agradables o festivas, sea una foto con Nadal victorioso en Roland Garros o una imagen televisiva despidiendo a un grupo de médicos que van a brindar asistencia ante algún desastre natural, en algún remoto rincón del tercer mundo. Pero un exabrupto que, tal como se encargó de remarcarlo José Pablo Feinmann en esta columna memorable, prueba todo el anacronismo real:
Un rey, durante estos días, perdió los estribos durante una Cumbre Iberoamericana que se realizó en Chile. Tenía ante sí a un presidente latinoamericano, oscurito para colmo, con rasgos de indígena y que hace un uso brillante del Verbo. [...] hay que decir que en cuanto al Verbo, en cuanto a la palabra, Chávez lo maneja infinitamente mejor que el rey. Quien sólo fue capaz de una rabieta inadecuada, de una ira de monarca en tierra de salvajes: “¿Por qué no te callas?”, célebremente ya le dijo a Chávez. Toda la historia del colonialismo late en esa frase. Basta de usar el Verbo, tú, hijo de indígenas, descendiente de esclavos. Es un rey europeo el que te lo ordena. Un descendiente de colonizadores, de osados aventureros que os han descubierto para la Historia, de una civilización que ha puesto el Verbo en tu bocaza insolente. Chávez es un orador brillante. Podemos creerle o no. Pero el monarca que pretendió hacerlo callar sólo es un ente arqueológico, aturdido, un rescoldo de tiempos ásperos y viejos que sólo sabe dar órdenes a quienes considera naturalmente (y por tradición) inferiores a él. Qué sorpresa, sin embargo, majestad. Ahí, frente a usted, un indígena levantisco usa el Verbo en su contra, él, a quienes ustedes se lo entregaron como gracia de Dios, lo usa mejor que ustedes y los saca de las casillas, los arroja a la indignidad de los malos modales, lo transforma, a usted, majestad, en un rey que pierde los estribos ante un vasallo que le moja la oreja, qué deshonor, qué vergüenza ante la historia, ante su linaje, debiera usted, acaso, pensarlo bien y luego, elegantemente, abdicar.
Legado de la victoria del bando nacional y de cuarenta años de dictadura franquista, queridos amigos, estos son los reyes de este mundo.
[La fotografía inicial corresponde a 20 minutos y la encuentran acá]
viernes, enero 04, 2008
Pegar primero
Barak Obama y Mike Huckabee se quedaron con la primera parada: Iowa. El rápido ascenso de Edwards en las últimas semanas no fue suficiente. Pero nada ha terminado aún: esto sigue en New Hampshire el martes, donde las encuestas indican un sólido liderazgo de Hillary en el lado demócrata y una estrecha ventaja a McCain sobre Romney entre los republicanos. Allí Huckabee viene lejos, lejos.
Por supuesto, estas encuestas fueron hechas antes del caucus en Iowa. En estos días veremos qué tanto afectó/modificó las tendencias sondeadas hasta la fecha.
Por supuesto, estas encuestas fueron hechas antes del caucus en Iowa. En estos días veremos qué tanto afectó/modificó las tendencias sondeadas hasta la fecha.
miércoles, enero 02, 2008
Iowa: la primaria entre cerdos y granjeros
Las reglas de las primarias estadounidenses dan lugar a un fenómeno que, por incierto y quizás injusto, no deja de ser interesante para analizar, tal como destaca acá el Criador.
Mañana, en Iowa, comienzan las primeras primarias desde 1928 en las que no participan ni el presidente en ejercicio ni su vicepresidente, motivo por el cual ambos partidos presentan carreras de resultados inciertos; de hecho, conversando con politólogos americanos durante estos meses, ellos expresaban que no estaban acostumbrados a pensar en dos primarias simultáneas. Iowa por peso demográfico debería ser un distrito por completo irrelevante, pero su ubicación en el calendario de las elecciones primarias sobre-representa a sus votantes, sus intereses y sus agendas. Los candidatos, salvo aquellos que (como McCain) lo consideran completamente perdido antes de empezar, dedican un esfuerzo desproporcionado en recorrerlo metro a metro, a sabiendas que una salida en falso puede sentenciar su suerte.
En este blog hemos considerado que este año el "efecto Iowa" será menor que en ocasiones anteriores: primero, porque en esta oportunidad pocos días después Hew Hampshire irá a las urnas, posiblemente diluyendo su impacto; segundo, porque su potencial es mayor cuando ocurre un batacazo y la paridad que reflejan las encuestas, tanto demócratas como republicanas, por lo cual no habrá batacazos; tercero, porque para maximizar el efecto Iowa hay que estar en condiciones de continuar con una seguidilla de éxitos y, en especial en el caso republicano, eso parece difícil.
En fin, mañana por la noche, veremos cómo terminó la primera parada de una primaria que tiene el formato de un torneo de fútbol. En el fútbol argentino, aquel que pierde en las tres primeras fechas se baja de la pelea. En las primarias las cosas no son muy diferentes.
[La caricatura corresponde a The Economist y la encuentran acá]
Mañana, en Iowa, comienzan las primeras primarias desde 1928 en las que no participan ni el presidente en ejercicio ni su vicepresidente, motivo por el cual ambos partidos presentan carreras de resultados inciertos; de hecho, conversando con politólogos americanos durante estos meses, ellos expresaban que no estaban acostumbrados a pensar en dos primarias simultáneas. Iowa por peso demográfico debería ser un distrito por completo irrelevante, pero su ubicación en el calendario de las elecciones primarias sobre-representa a sus votantes, sus intereses y sus agendas. Los candidatos, salvo aquellos que (como McCain) lo consideran completamente perdido antes de empezar, dedican un esfuerzo desproporcionado en recorrerlo metro a metro, a sabiendas que una salida en falso puede sentenciar su suerte.
En este blog hemos considerado que este año el "efecto Iowa" será menor que en ocasiones anteriores: primero, porque en esta oportunidad pocos días después Hew Hampshire irá a las urnas, posiblemente diluyendo su impacto; segundo, porque su potencial es mayor cuando ocurre un batacazo y la paridad que reflejan las encuestas, tanto demócratas como republicanas, por lo cual no habrá batacazos; tercero, porque para maximizar el efecto Iowa hay que estar en condiciones de continuar con una seguidilla de éxitos y, en especial en el caso republicano, eso parece difícil.
En fin, mañana por la noche, veremos cómo terminó la primera parada de una primaria que tiene el formato de un torneo de fútbol. En el fútbol argentino, aquel que pierde en las tres primeras fechas se baja de la pelea. En las primarias las cosas no son muy diferentes.
[La caricatura corresponde a The Economist y la encuentran acá]
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