miércoles, noviembre 28, 2007

Daniel S.


Daniel es un tipo poco común en la política local. Me cuesta decir qué es lo que lo hace diferente, pero algo lo hace distinto. Y con esto no digo ni mejor ni peor, sólo eso: distinto. Por otro lado, siempre me llamó la atención cómo fue sistemáticamente ninguneado por los demás dirigentes políticos. No obstante lo cual, silbando bajito, llegó primero a la vicepresidencia de la Nación y ahora a la gobernación de la provincia más importante del país.

Sin embargo, cada tanto Daniel tiene algún desliz y queda demasiado expuesto. Tal como se dice acá, ahora lo llamaron al orden por tirar puentes demasiado osados con el macrismo. Probablemente sea muy sensato tener fluidos contactos con las autoridades del distrito vecino, en especial cuando el entremado urbano de uno y otro se continúan sin que un observador desprevenido pueda notarlo: una sola ciudad repartida en múltiples jurisdicciones obligan a coordinar políticas. Pasa que Daniel se tiene que dar cuenta que, de momento, su poder es prestado. Y para aplicar policies se necesita una base de sustentación política (politics) de la que hoy carece.

Hace algunos días, un amigo me advertía sobre la composición de un gabinete más adecuado para la Capital Federal que la provincia. A eso yo le agrego la bomba fiscal sobre la que está sentado: gracias al genial pacto fiscal acordado por Cafiero en los '80, el gobierno bonaerense es deficitario incluso cuando la economía crece al galope; no quiero imaginarme qué va a pasar cuando se enfríe un poco.

Dani, el Doctor será un grande (click en la foto para ver más grande al fenómeno), pero como que te sigas cavando tu propia fosa, él no te va a salvar.

3 comentarios:

Zabalita dijo...

Comparto plenamente. Daniel asume un distrito difícil de controlar, sobre todo si quien te cuida la espalda (Balestrini) es quien probablemente te clave el puñal. No hay mucho que decir sobre las condiciones en que el ex motonauta asume la gobernación. La provincia tiene cuentas deficitarias, algo que se agravará el año que viene tan solo por el hecho que la partida de salarios representa algo así como el 50% de los gastos corrientes.

A ello, yo le sumaría una deuda no menor con la Nación, que obviamente requerirá de un PAF (no un cachetazo, sino un Programa de Asistencia Financiera).

Es decir, la combinación no augura tiempos fáciles para Daniel: déficit, intendentes del conurbano, y necesidad de asistencia financiera de la Nación. Dicho esto, vale la pena recordar una frase de Keynes quien sostenía que cuando uno debía poco dinero a un acreedor, uno estaba en problemas. Ahora cuando debe mucho dinero, el que está en problemas es su acreedor. A veces, es posible hacer de la debilidad virtud. Si la memoria no me falla, más del 60% de la deuda de la provincia es con la Nación. Y eso es algo que se puede explotar políticamente si uno es un negociador avezado. Lo será Daniel?

Una última cuestión: creo que el que resignó los puntos de coparticipación fue Armendáriz como gobernador radical. La ley de coparticipación es anterior a la asunción de Cafiero como gobernador. Estoy casi seguro que es así. No simpatizo con Cafiero, pero tampoco le endilgaría la mala negociación de la provincia de Buenos Aires durante la aprobación de la hoy vigente ley de coparticipación.

Aureliano Buendía dijo...

Estoy 98.5% seguro: el pacto fiscal lo acordó Cafiero en los días del apogeo renovador, cuando creía que las siguientes elecciones lo conducían a Balcarce 50. Ese contexto le daba dos grandes motivos para acordar una nueva distribución de los recursos fiscales con los radicales: a.) consideró que iba a ser más fácil sacarle concesiones a la provincia desde la gobernación que desde la presidencia; y b.) siguiendo el conocido Teorema de Baglini, consideró que mostrarse moderado era funcional a la consolidación electoral renovadora.

Después todo salió para otro lado. Pero bueno, todos sabemos que la política no es ciencia exacta.

pd. prometo que esta tarde lo chequeo y posteo una respuesta mañana.

Aureliano Buendía dijo...

Lo prometido es deuda, pero a veces los plazos para saldarla no son tan claros. Con algunos días de demora (y el dato chequeado), transcribo textual un párrafo de M. Novaro:

El sector cafierista se convirtió, tras las elecciones [de 1987], en impulsor de la colaboración con el oficialismo y de un simultáneo giro en las posiciones programáticas que hasta entonces el peronismo había promovido. Ello reflejaba una cierta interpretación sobre las razones de su triunfo y una estrategia para asegurar una alternancia sin sobresaltos. El éxito electoral se atribuía al menos en parte al abandono de las posturas reactivas más virulentas frente al alfonsinismo y a la disposición a disputarle el discurso democrático que hasta entonces este monopolizara. [...] Para [recuperar el favor de sectores medios y aun empresarios] sería preciso mostrar también disposición a un manejo responsable de la economía. Ello determinó el acercamiento a economistas que hasta entonces no habían tenido muchas oportunidades de influir en el peronismo y cuyos consejos y diagnósticos, atentos a los desequilibrios fiscales y la inflación, se estimó cada vez más necesario atender a medida que se acercó la hora de tomar las riendas del gobierno nacional. Como parte de estas "pruebas" y de la búsqueda de una alianza más firme con los demás gobernadores peronistas, Cafiero aceptó que Buenos Aires cargara con los costos que conllevó acordar la nueva ley de coparticipación: su provincia cedió varios puntos porcentuales de las transferencias que le correspondían de impuestos nacionales, lo que en el futuro le generaría serios problemas al distrito. Así como a él mismo. Pero en ese entonces Cafiero estimó que era mejor pagar esos costos siendo gobernador que tener que lidiar con semejante problema irresuelto desde la Presidencia. De todos modos, descontaba que otros serían los encargados de administrar la mayor provincia del país con recursos disminuidos desde 1989. Al sellar esta firme alianza con los gobernadores, que sumaba al respaldo del electorado bonaerense y de una coalición de partidos menores que le acercarían el favor de los sectores medios (el PI, la DC y otras fuerzas respaldaron la candidatura de Cafiero a través del FREJUPO), estimó que ya nada podía interponerse en su camino hacia la Casa Rosada.

Fuente: Marcos Novaro. 2006. Historia de la Argentina Contemporánea. De Perón a Kirchner. Buenos Aires: Edhasa.