Tomo textual este fragmento de la "Cámara sorpresa" que diariamente publica Olé:
Riéndose y sereno como si otro lo hubiera vivido, el Patrón Bermúdez le contaba una de terror al amigo Fantino. "Estaba en Newell's. Recién habíamos terminado de entrenar, fui al vestuario y vi a uno de los barras con un arma en la mano. Le hablaba, contra la pared, a unos juveniles", arrancó el central, y ya no frenó: "Le dije que ésa no era su zona y, como no me hacía caso, me le fui al humo. Nos tuvieron que separar".
Como todos saben el Coronel no es de Boca, sino que es cuervo. Y, por ser cuervo, seguramente muchas veces puteo al Patrón. Pero uno siempre reconoció, incluso en el mismo momento que lo estaba puteando, que estos son los jugadores que a uno le gusta tener en su equipo. Ante todo, guapos, con presencia, capaces de intimidar sólo con la mirada. Porque para pecho-fríos, ya están otros.
Riéndose y sereno como si otro lo hubiera vivido, el Patrón Bermúdez le contaba una de terror al amigo Fantino. "Estaba en Newell's. Recién habíamos terminado de entrenar, fui al vestuario y vi a uno de los barras con un arma en la mano. Le hablaba, contra la pared, a unos juveniles", arrancó el central, y ya no frenó: "Le dije que ésa no era su zona y, como no me hacía caso, me le fui al humo. Nos tuvieron que separar".
Como todos saben el Coronel no es de Boca, sino que es cuervo. Y, por ser cuervo, seguramente muchas veces puteo al Patrón. Pero uno siempre reconoció, incluso en el mismo momento que lo estaba puteando, que estos son los jugadores que a uno le gusta tener en su equipo. Ante todo, guapos, con presencia, capaces de intimidar sólo con la mirada. Porque para pecho-fríos, ya están otros.
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