Ver para creer, hubiera dicho mi abuelita. Tal como puede observarse en la portada de Clarín de hoy, con la que abrimos el post, las corporaciones rurales decretaron un lockout de dos días en protesta por la suba de las retenciones a la soja; suponemos que de la baja de retenciones en otros rubros no se están quejando.
Ahora bien, en términos generales, en este blog tenemos un punto de vista contrario a las retenciones, porque consideramos que son un impuesto que desincentiva el desempeño del sector exportador y consecuentemente perjudican el ritmo de crecimiento económico. Sin embargo, esa es una consideración en términos generales, que puede (y debe) revestir matices cuando uno va sector por sector. En especial cuando se trata de una economía como la argentina, donde los sectores exportadores más dinámicos son básicamente rubros alimenticios; es decir, cuando los precios se disparan, ganan los que venden y pierden los que comen.
Tal como con meridiana claridad se explica acá, los precios internacionales de la soja han alcanzado picos históricos y, aún con la reciente suba de las retenciones, el sector sojero la va a levantar en pala:
Si el gobierno decidiera subir las retenciones al 50% [...] el precio que reciben los productores seguiría estando un 39% por encima del que recibieron entre junio-2005 y junio-2007, momento en el que, todos sabemos, se ganó bastante guita con el grano bendito. Por lo que los márgenes de ganancia pasarían de ser los más altos vistos por un tipo del campo a, simplemente, increíblemente altos.
Sin embargo, las retenciones a la exportación sojera (sólo) saltaron del 35 al 44.1%, lo que significa que el párrafo anterior se quedó corto. Y aún así, se despachan con un lockout. Al final, son delincuentes comunes, nomás.
Por acá andan celebrando que ya pedían retenciones móviles. Nosotros, que de economía sabemos unas 12 mil veces menos, sólo nos limitamos a decirles, como dicen por acá, a llorar a la iglesia.
Ahora bien, en términos generales, en este blog tenemos un punto de vista contrario a las retenciones, porque consideramos que son un impuesto que desincentiva el desempeño del sector exportador y consecuentemente perjudican el ritmo de crecimiento económico. Sin embargo, esa es una consideración en términos generales, que puede (y debe) revestir matices cuando uno va sector por sector. En especial cuando se trata de una economía como la argentina, donde los sectores exportadores más dinámicos son básicamente rubros alimenticios; es decir, cuando los precios se disparan, ganan los que venden y pierden los que comen.
Tal como con meridiana claridad se explica acá, los precios internacionales de la soja han alcanzado picos históricos y, aún con la reciente suba de las retenciones, el sector sojero la va a levantar en pala:
Si el gobierno decidiera subir las retenciones al 50% [...] el precio que reciben los productores seguiría estando un 39% por encima del que recibieron entre junio-2005 y junio-2007, momento en el que, todos sabemos, se ganó bastante guita con el grano bendito. Por lo que los márgenes de ganancia pasarían de ser los más altos vistos por un tipo del campo a, simplemente, increíblemente altos.
Sin embargo, las retenciones a la exportación sojera (sólo) saltaron del 35 al 44.1%, lo que significa que el párrafo anterior se quedó corto. Y aún así, se despachan con un lockout. Al final, son delincuentes comunes, nomás.
Por acá andan celebrando que ya pedían retenciones móviles. Nosotros, que de economía sabemos unas 12 mil veces menos, sólo nos limitamos a decirles, como dicen por acá, a llorar a la iglesia.
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