miércoles, marzo 12, 2008

De universidades y gorilas

La masificación es el gran drama de la universidad argentina. Influye en otro problema grave: el nivel con el que se gradúan los estudiantes. Aquí es donde se debe dar la batalla. La universidad no puede ser orientada a las masas.

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¿Alguien en su sano juicio puede ser tan gorila como para decir esto? Todos sabemos que sí. Probablemente todos conozcamos a más de una persona que lo piensa y dice.

Entonces apliquemos una restricción a nuestra pregunta: ¿Alguien en su sano juicio puede ser tan gorila como para decir esto en público? Uff, es un horror, pero la respuesta seguramente sea, una vez más, positiva.

Vamos con una restricción más: ¿Alguien en su sano juicio puede ser tan gorila como para decir esto ya no en público, sino a la prensa? Voy a ser franco. Hasta hoy a la mañana creía que no, que alguien podía decir esto durante el Proceso, pero no en estos días, aunque más no fuera por temor a la incineración pública.

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El párrafo con el que abrimos el posteo, que tomamos de acá, no dice que el gran drama de la universidad argentina sean instituciones educativas de dimensiones elefantiásicas, lo cual sería un argumento atendible, por las dificultades que envuelve su gestión; sino que el problema es que la universidad no puede ser orientada a las masas. Atenti, a no confundir: no es el tamaño, sino a quiénes va dirigida.

Ahora bien, que esto lo diga el rector de una Universidad, sea esta pública o privada, es una barbaridad de proporciones astronómicas. En este contexto me pregunto si la CONEAU no tiene atribuciones para tomar cartas en el asunto. Primero, porque la declaración tiene un notable contenido discriminatorio: desde estas palabras, hay gente que tiene que ir a la Universidad y gente en la que no deberían malgastarse recursos, uno vaya a saber porqué motivo. O, como algún tiempo atrás decían los Cadillacs, algunos son elegidos / y otros son para el descarte.

Y, segundo, porque la educación no es una actividad comparable a un negocio en Once o La Salada, donde el dueño decide qué vende, a qué precio lo vende y a quién se lo vende. La educación, por más que le pese a este gorila impresentable, implica responsabilidades públicas ineludibles, inseparables de la condición de ciudadano. Y sobre tales responsabilidades, cuando se trata de la educación universitaria, se erige la CONEAU como autoridad máxima.

Hojear La Nación por las mañanas, en ocasiones, puede ser una experiencia bizarra y enviarnos a recorrer los rincones más oscuros y sórdidos de la condición humana.

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